Recurriendo a la lista de opciones el equipamiento del Ford Mondeo puede ser extenso, con unas opciones más interesantes que otras. Nuestra versión de pruebas era un Ghia X, que trae de serie elementos como los faros de xenón, asientos calefactables y ventilados, suspensión trasera autonivelante. Como equipo opconal tenía navegador y techo solar.
Los faros de xenón me han parecido extraordinarios, hace mucho tiempo que no conducía un coche con unos faros de cruce tan potentes y buenos. Alumbran mucho, lejos y no tienen el acusado contraste entre zona iluminada y zona no iluminada que tienen algunos faros de xenón. Al contrario de lo que me ocurre habitualmente, en el Mondeo no he encontrado la típica falta de visibilidad para conducir deprisa por la noche, sobre todo en luces cortas.
Los asientos calefactados y ventilados se manejan desde un mismo mando. En función de ventilación no da una sensación de frescor y de alivio tan evidente como, por ejemplo, en los asientos ventilados de Saab, Volvo o Mercedes, porque el caudal de aire que da es muy pequeño, pero suficiente para que la transpiración no empape las prendas.
El navegador con pantalla táctil y soporte DVD es caro (2.760 €). Tiene la ventaja (y al mismo tiempo el inconvemiente) de que muchas de sus funciones no se pueden utilizar cuando el coche está en marcha (por ejemplo, añadir un destino), para que el conductor no se pueda distraer (aun así es fácil distraerse), pero eso también implica que no lo puede usar el acompañante.
A partir de aquí reproduzco las impresiones del interior de Juan Manuel Pichardo cuando probó el Ford Mondeo Ghia 2.0i 16V Wagon. El maletero del Mondeo no es el más grande (tabla comparativa), pero sí el más aprovechable, dada su forma. Por el tipo de suspensión trasera (que es como la del anterior Mondeo familiar y como la de todos los Focus), los muelles y los amortiguadores no hacen más estrecho al maletero en ningún punto. Esto es posible porque los muelles quedan bajo el plano de carga, lo que crea el inconveniente de que queda muy alto; el borde de carga está a 68 cm del suelo.
Por lo demás, es un coche particularmente fácil de cargar. El maletero tiene un ancho máximo de 140 cm y un fondo de 120 cm; es decir, más que un Citroën C5. El suelo es una pieza con moqueta por una de sus caras (donde se desliza fácilmente el equipaje) y, por la otra, con un material plástico más adherente y apropiado para mercancías sucias o mojadas. Esta moqueta no se mueve porque está cogida en cuatro puntos por anillos de goma de gran tamaño, que también sirven como abertura para unos ganchos cromados, retráctiles, amplios y con aspecto de sólidos. La red para sujetar el equipaje al suelo es parte del equipo de serie; lo que no tiene de serie es red para separar el espacio para pasajeros del maletero, algo muy necesario en caso de golpe frontal, si el maletero está lleno.
El espacio interior es extraordinariamente amplio. Delante no hay ningún problema de espacio, ni siquiera para personas altas, por el recorrido hacia atrás que tiene el asiento. Eso sí, hay que tener más cuidado del normal para no darse con la rodilla en la parte baja del salpicadero. Detrás no tiene ni la anchura ni la altura de un Citroën C5, pero da más sensación de amplitud porque sí tiene más espacio para las piernas. Para cinco pasajeros es mejor un C5, pero para cuatro es preferible el Mondeo.
No es un coche que dé una gran impresión de calidad (en ciertos aspectos la daba más el anterior Mondeo), pero sí parece bien hecho y no hemos visto ningún defecto de ajuste.