El Focus ST tiene unos asientos delanteros de Recaro que sujetan muy bien el cuerpo (imagen). Como tienen sujeciones laterales muy prominentes a la altura de la zona lumbar, se adaptan mejor a las personas de complexión normal que a las que son muy anchas.
Tienen las regulaciones normales, más una que permite cambiar la inclinación de la banqueta. Van colocados muy lejos del suelo incluso en su posición más baja, posiblemente más que en cualquier otro Focus.
El volante también da muy buen resultado porque tiene un aro grueso de tacto esponjoso y está recubierto de una piel muy agradable al tacto (imagen).
Otra cosa que distingue el ST y que cumple una función práctica es que tiene tres indicadores sobre el salpicadero, de la presión del aceite, de su temperatura y de la presión de sobrealimentación (imagen). Son muy útiles para tener una idea precisa de las condiciones de funcionamiento del motor.
También hay detalles de acabado que diferencian al Focus ST de otros modelos, pero que no cumplen función práctica. Por ejemplo los pedales tienen plataformas de aluminio (imagen). En principio no encontramos ninguna ventaja a que sean de este material y sí algunos inconvenientes; nos podemos resbalar si llevamos el calzado mojado.
La posición entre el freno y el acelerador (alejados entre sí) no facilita hacer la maniobra del punta-tacón. El techo va tapizado en negro, lleva placas decorativas en el umbral de las puertas e imitación a fibra de carbono en la consola (imagen).
El sistema de escape del ST es mucho más voluminoso que el del resto de las versiones, lo que implica que el fondo del maletero esté más elevado que en otros Focus. La rueda de repuesto es de emergencia (imagen).