Las cualidades que hacen destacar más a esta versión del C-Max son sus prestaciones, su estabilidad y su precio. Lo más negativo es el equipamiento de serie, el ruido (sobre todo en frío) y el acabado.
Es mejor en prestaciones que cualquier otro monovolumen de este tamaño y potencia. Con el C-Max se puede adelantar tan o más rápido que con algunos turismos de potencia semejante. Tiene seis marchas y la sexta da una reserva de aceleración bastante para poder utilizarla en condiciones de circulación diversas.
El consumo es normal, no gasta apreciablemente más que otros monovolúmenes de este tipo. El motor suena mucho en frío y al acelerar fuerte. Si se mantiene una velocidad constante más bien alta, el ruido del aire —que también puede ser grande— se superpone al del motor.
Como se puede ver en esta tabla comparativa, el C-Max en versión Trend tiene la mejor relación entre precio y equipamiento, si consideramos monovolúmenes de tamaño y potencia semejantes.
Tiene un equipamiento de seguridad pasiva superior a la media, y le faltan ciertos elementos de confort y funcionales.Algunos están en la lista de opciones (el climatizador o el automatismo de luces y limpiaparabrisas), otro no (argollas para sujetar el equipaje, una red para separar el habitáculo del maletero o más huecos para dejar cosas pequeñas).
El acabado interior es algo pobre. Casi todos los paneles son de plástico duro, sólo hay plástico de mejor calidad en la parte superior del salpicadero y no hay tejido en ningún lugar (aparte de los asientos). Cuando se desplazan los asientos traseros, algunos mecanismos de esos asientos quedan a la vista y no hacen muy buen efecto.
El C-Max es el monovolumen más estable y sería el más seguro si tuviera control de estabilidad de serie. Es también el monovolumen que más le puede gustar a quienes no les gusta conducir monovolúmenes, porque aprecian la agilidad de un turismo normal. Precisamente por esa agilidad, el control de estabilidad me parece muy recomendable; cuesta 650 €.
Es también muy cómodo de suspensión; absorbe bien las irregularidades del suelo, pero contiene suficientemente los movimientos de la carrocería en curvas o frenadas.
La habitabilidad es buena. No es de los más altos interiormente, pero lo que puede faltar es más sensación de espacio que sitio para la cabeza. Por el contrario, en espacio longitudinal es de los mejores.
El maletero tiene un volumen normal, algunos tienen más y otros menos (tabla comparativa).
Los asientos traseros son independientes y se pueden colocar de dos maneras: para dos personas o para tres. De la primera forma aumenta el espacio para las piernas y se distancian de las puertas, lo que hace que esas plazas sean más cómodas y seguras.
El sistema para alternar entre dos o tres plazas traseras es cómodo y funcional, pero no lo es el que tiene para abatir o extraer los asientos.
Hay dos versiones con este motor: Trend y Ghia; en esta tabla se pueden ver las diferencias de equipamiento entre ellas. La diferencia de precio entre las dos versiones es 1.740 €; es decir, el Ghia cuesta un ocho por ciento más que el Trend. Hay varios elementos que tiene el Ghia que me parecen muy interesantes, como el freno de estacionamiento automático.