El Ford B-MAX tiene una característica que lo hace singular. No hay ningún otro coche en el mercado español sin pilar central. Hubo un coche que no tenía pilar central, el Mazda RX-8, pero ya no se vende. Esta peculiaridad condiciona varios aspectos del vehículo. El principal es el acceso, pero también el espacio interior y la facilidad para abrir y cerrar las puertas.
A nuestro juicio, la ausencia de pilar central aporta ventajas claras, pero no para todo el mundo. La ventaja es clarísima para personas que lleven niños pequeños en el coche, especialmente bebés, pero también niños algo mayores que no son capaces todavía de abrocharse el cinturón de seguridad (muchos detalles del interior del Ford B-MAX en el blog Teletransporte). Tras colocar al niño en su sillita es posible utilizar el respaldo del asiento delantero derecho como asiento (se abate con facilidad). Así, sentados en él, es muy fácil colocar el cinturón al niño. Si no se desea hacer eso, también es más fácil sujetarlo que en un turismo, puesto que el espacio que deja la puerta al abrirse (medido en vertical) es mayor y no es necesario agacharse tanto.
El sistema de puerta corredera tiene una gran ventaja: permite acceder o salir del coche cuando éste está aparcado en un lugar estrecho. Por ejemplo, si en el garaje se aparca el lado derecho del coche junto a una pared u otro coche no es necesario sacarlo primero de la plaza para poder sentar al niño, basta con que el espacio sea suficiente para pasar a ese lado. Si el niño va todavía en un carrito no es un problema dejarlo apartado mientras se saca el coche pero si es un niño pequeño que ya anda, evitarse la preocupación de dejarlo en un sitio sin que se mueva es una gran ventaja.
En el caso de un adulto, el acceso queda condicionado por la posición de los asientos traseros respecto al hueco que deja la puerta, ya que quedan retrasados. En un Fiat 500L, por poner un ejemplo, basta con colocar la cadera sobre el asiento, pero en el B-MAX hay que hacerlo salvado la chapa de la carrocería que queda junto al asiento. A mí no me parece un inconveniente grande pero es cierto que a algunas personas les puede resultar más complicado. Lo mejor es, como siempre, fiarse lo justo de lo que contamos y acudir a un concesionario a probarlo.
Los asientos de esta fila posterior están especialmente altos con relación al piso del coche —las características de los asientos delanteros las explico en las impresiones de conducción—. Los pasajeros de hasta 1,70 metros llevan las piernas por debajo la rodilla prácticamente verticales. Es una buena forma de aprovechar el espacio, ya que no es necesario abrir las piernas al ir sentado detrás. El espacio longitudinal está bien aprovechado y por debajo del asiento delantero queda un hueco amplio para introducir los pies con comodidad. Los respaldos de las plazas posteriores sujetan poco lateralmente y en curvas hay que agarrarse a las asas situadas en el techo para no moverse.
Las puertas correderas se manejan con suavidad, aunque requieren un poco más de fuerza para moverlas que unas de apertura batiente. Desde fuera no hay problemas para abrirlas ni cerrarlas, ni siquiera cuando el coche está aparcado en pendiente. En este caso tan solo hay que tener cuidado de asegurarse que la puerta, al abrirla, ha quedado enclavada, para que no se cierre accidentalmente.
Moverla desde el interior no es tan cómodo: tal como está realizado el sistema de cierre, no resulta fácil desenclavarla del anclaje posterior (vídeo). Abrirla desde dentro es muy fácil, incluso para un niño de tres años. Para impedir que la abran hay un cierre de seguridad similar al de las puertas normales.
La anchura interior queda penalizada por el grosor que requieren las puertas deslizantes. El Ford B-MAX está realizado sobre la plataforma del Ford Fiesta, pero su anchura interior es claramente inferior, a pesar de que su anchura exterior es mayor. Un Ford Fiesta de 5 puertas mide 1,72 metros de anchura exterior y un B-MAX mide 1,75. Pues bien, el espacio a la altura de los hombros del Fiesta en el interior es de 127 centímetros y el del B-MAX es de 124 centímetros. El asiento posterior está homologado para tres plazas, con tres cinturones de seguridad y tres reposacabezas.
Tampoco conviene olvidar que se trata de un coche pequeño, poco mayor que un Ford Fiesta, y que el espacio para equipaje no es grande. Por eso es un coche adecuado para realizar trayectos frecuentes con hasta dos niños pequeños, pero no lo es para llevar dos niños de viaje si son necesarios pañales, sillitas, mudas y biberones. La capacidad del maletero es solo un 8% mayor que el de un Ford Fiesta: 318 litros frente a 295. Un Lancia Musa y un Citroën C3 Picasso tienen un maletero claramente mayor —390 y 385 litros respectivamente—, mientras que el de un Renault Grand Modus y un Nissan Note es inferior —305 y 280 litros—.
Los respaldos de la segunda fila de asientos se pueden abatir, en una proporción 40/60, para incrementar la capacidad de carga. Una vez abatidos queda un fondo plano con el piso del maletero. Si se abate el respaldo del asiento del acompañante delantero, hay espacio para transportar objetos de hasta 2,35 metros de longitud. El maletero tiene un doble fondo, poco profundo, que se puede utilizar para guardar los triángulos de emergencia, un botiquín y otras cosas poco voluminosas que no se usen habitualmente.
En el B-MAX el conductor va sentado a mayor altura con respecto a los pedales que en los turismos de Ford (respecto al Fiesta hay 12 cm de diferencia según Ford) pero, al igual que en el C-MAX, la postura es más tendida que en algunos turismos de otras marcas. La palanca del cambio manual queda bien situada con relación al volante. El asiento del conductor recoge bien y a mí me resulta cómodo. El asiento del conductor tiene en su lado interior un apoyabrazos abatible, algo que no tiene mucho sentido cuando se supone que hay que conducir con las dos manos sujetando correctamente el volante.
Los materiales empleados en el B-MAX son de buena calidad aparente. Sin embargo, el ajuste en algunas zonas empobrece la impresión general. Respecto a otros modelos, habrá quien eche en falta más lugares en el habitáculo donde dejar cosas ocultas. Entre los asientos solo es posible dejar cosas en los dos portabebidas y en el salpicadero el único espacio es la guantera. En las plazas traseras hay unos espacios, entre la banqueta y la puerta, donde colocar botellas pero que tienen un diámetro tan grande que las botellitas de agua que hay para niños se mueven y se caen.
Puede tener un techo panorámico de cristal. Para proteger el habitáculo del sol hay dos cortinillas, que salen de los extremos longitudinales del techo y que se accionan a mano, no mediante un botón que se echa en falta si hay que cerrar la cortina trasera cuando se va en marcha porque es imposible llegar a ella desde las plazas delanteras.
Un problema que hemos tenido con la unidad de pruebas es que, en un porcentaje muy alto de veces, se quedaba mal cerrada alguna de las puertas (en ocasiones las laterales y generalmente el portón). A simple vista no siempre se notaba que la puerta estaba mal cerrada pero al arrancar el coche aparecía el aviso en la pantalla del cuadro. No sabemos si es algo generalizado o un problema de ajustes particular.