El Toyota bZ4X tiene una dinámica de conducción muy satisfactoria en todo tipo de vías. Es un vehículo pesado (como lo son casi todos los eléctricos), pero el ajuste de la suspensión y de la dirección lo disimula bastante. Creo que respecto al SUV eléctrico promedio, el bZ4X está más inclinado hacia el lado de los más ágiles (como puede ser el Ford Mustang Mach-E o Tesla Model Y) que de los que les cuesta más cambiar de trayectoria (como el SsangYong Korando e-Motion). La dirección, que tiene buen tacto y es precisa, me ha gustado más que la del Lexus RZ, a la cual me costó tomar la medida en algunas circunstancias (ambos coches comparten plataforma y desarrollo, pero no parece que la dirección sea la misma en ambos).
El Toyota bZ4X es silencioso incluso por encima de 120 kilómetros por hora. A estas velocidades los ocupantes sienten poco el ruido de rodadura y el aerodinámico. Sobre la suspensión no tengo una opinión definitiva. La sensación que causa desde las plazas delanteras es que aísla correctamente de irregularidades de la carretera. En las plazas posteriores la percepción cambia, pues los baches se notan de forma clara y llegan menos atenuados, según me han dicho personas que han viajado en ambas filas de asientos. En todo caso, no me parece que la suspensión de este Toyota sea incómoda, pero no aísla tanto como por ejemplo la de un BYD Atto3 o el mismo Subaru Solterra.
El sistema de tracción total es permanente: los dos motores transmiten su potencia a los dos ejes suelo al unísono, a tenor de lo que aparece en el gráfico de la instrumentación. Esta es una diferencia de los modelos de Toyota y Subaru respecto a otros SUV eléctricos de tracción total en los que uno de los motores no mueve las ruedas de su eje cuando no es necesario. He probado el Toyota bZ4X mayormente en asfalto seco y adherente, en las que es complicado encontrar alguna ventaja a la tracción total permanente frente a la conectable. Quizá en campo en condiciones de adherencia muy precaria y fuera de la carretera la situación sea distinta.
Otra de las diferencias del bZ4X frente a la inmensa mayoría de la competencia es que tiene un modo de conducción para superficies nevadas, tierra y barro (denominado XMode). Nuevamente, no puedo decir nada de su efectividad. Pero sí parece claro que que tanto Toyota como Subaru han hecho un SUV eléctrico más orientado al campo que la media. No obstante, entre los dos gana el Subaru ya que tiene una suspensión algo más suave y que deja la carrocería más separada del suelo (este modelo tiene 210 mm de altura libre frente a 177 del Toyota).
En el bZ4X no hay levas detrás del volante para regular la frenada regenerativa, a diferencia de lo que ocurre en el modelo de Subaru. No obstante, se puede conserguir un efecto similar activando el mando llamado «pedal de regeneración» que hay en la consola. Es una solución que permite graduar la retención aliviando más o menos presión sobre el acelerador. Toyota se refiere a él como un sistema de conducción con un solo pedal, pero realmente no lo es porque el coche no se detiene por completo, sino que sigue rodando por su inercia al alcanzar una velocidad muy baja (de unos 5 km/h) y es necesario usar el freno tradicional para detenerlo.
La capacidad de aceleración del Toyota bZ4X de 218 CV es correcta para la potencia declarada y eso significa que es poco probable que falten prestaciones en algún caso. Nuestra unidad ha necesitado 5,2 segundos para pasar de 80 a 120 km/h, un dato que se aleja de los 4,7 que conseguimos con el Subaru Solterra de la misma potencia y prácticamente el mismo peso (desconocemos el motivo). Un Nissan Ariya Evolve 63 kWh 4x2 también de 218 CV empleó 5,0 segundos, si bien es un coche más pequeño y ligero.
Las distancias de frenado han sido malas. Nuestra unidad ha necesitado 59,4 metros para detenerse desde 120 kilómetros por hora. Desconocemos el motivo, pero aparentemente al sistema e frenos no le faltaba potencia aunque, eso sí, los neumáticos, unos Dunlop SP Sportmaxx en medidas 235/50 R20 104V, estaban claramente desgastados. El Subaru Solterra frenó algo mejor (56,8 metros; si bien tampoco es un buen dato) con unos neumáticos Yokohama Advan V61.
El sistema de iluminación más avanzado posible para el bZ4X consta de faros de led adaptativos (o de tipo matricial). En mi opinión dan una buena cantidad de luz, aunque no he podido compararlos con otros faros de este tipo en las mismas circunstancias, y crean zonas de sombra de forma satisfactoria para no molestar los conductores que están por delante.