Los motores son los mismos que lleva el Opel Agila. De gasolina, hay un tricilíndrico de 1,0 l de 65 CV y un 1,2 l de cuatro cilindros de 86 CV. Estos dos motores son nuevos y están desarrollados por Suzuki.
El motor Diesel tiene 1,2 l de cilindrada y da 75 CV de potencia máxima (este motor es de GM Powertrain y es el mismo que llevan, por ejemplo, el Opel Corsa y el Fiat Grande Punto, pero está fabricado por Suzuki en la India).
Todos los Splash se caracterizan porque tienen un consumo de combustible contenido en relación a otros monovolúmenes de su tamaño y potencia (ficha comparativa de coches semejantes al Splash de 86 CV y ficha comparativa de coches semejantes al de 65 CV).
Con el motor gasolina de 86 CV, hemos obtenido un consumo de 6,5 l/100 km en un uso cotidiano de ciudad y alrededores, a un ritmo suave. En carretera ha gastado 6,7 l/100 km para hacer una media de 122 km/h en un recorrido de ida y vuelta en autovía. Se puede considerar, por lo menos, un consumo contenido.
El motor tiene un funcionamiento suave, pero le falta algo de fuerza a bajo y medio régimen. En ciudad eso se traduce, por ejemplo, que para doblar esquinas hay que hacerlo en segunda marcha si se quiere salir con cierta aceleración, cuando lo cómodo sería hacerlo en tercera.
Hasta unos 120 km/h se desenvuelve bien, aunque como ocurre en ciudad, para llegar a esa velocidad con soltura hay que hacerlo en marchas cortas. Por ejemplo, para conseguir la mayor aceleración posible entre 80 a 120 km/h, hay que comenzar la maniobra en tercera marcha.
Cuando ya va rodando a un ritmo rápido, le cuesta ganar velocidad porque tiene una carrocería con mucha superficie frontal que frena mucho el avance. En llano y sin circunstancias aparentemente adversas, a nuestro Splash le costaba mucho pasar de 150 km/h tanto en cuarta como en quinta marcha (Suzuki declara una velocidad máxima de 165 km/h).
La suspensión del Splash (al menos en la versión 1.2 de 86 CV) me ha gustado mucho porque tiene un punto de firmeza que no perjudica nada el confort y, sin embargo, favorece que la carrocería no se balancee en exceso (a pesar de su altura). Lo que no impide la suspensión es que a alta velocidad la carrocería sea muy sensible al viento lateral, incluso cuando no es muy intenso.
Las reacciones son seguras, en parte porque el ajuste de la suspensión es bueno, porque las ruedas son de calidad (unas ContinentalPremium Contact) y porque puede tener control de estabilidad.
Lo único que podemos decir por el momento del Splash Diesel (no lo hemos probado a fondo como el Splash 1.2), es que es más silencioso que otros coches con el mismo motor, como el Opel Corsa. En el Splash apenas llega ruido del motor cuando gira al ralentí. Una vez que se inicia la marcha, el ruido del motor es evidente durante las aceleraciones, aunque a velocidad constante no nos ha parecido molesto.
Todos los motores van unidos a un cambio manual de cinco velocidades. La versión de gasolina de 86 CV también puede asociarse, opcionalmente, a un cambio automático de cuatro relaciones. Esta versión con cambio automático empeora mucho las prestaciones y el consumo respecto a la versión equivalente con cambio manual (comparativa).
El bastidor del Splash, como el del Opel Agila, está desarrollado a partir del que tiene el Suzuki Swift. La suspensión delantera es independiente de tipo McPherson y en la trasera tiene ruedas tiradas unidas por eje torsional.