Con esta remodelación del Clio, Renault ha conseguido un coche que transmite más calidad que la anterior generación. El actual salpicadero es más mullido y se nota que las piezas están mejor acabadas.
He montado en la versión 1.4 dCi Dynamique. Los asientos son de tela oscura y las sujeciones laterales de los asientos son un poco menos blandas que en la anterior generación; tienen un aspecto resistente. El tapizado del techo ahora es mucho mejor, a la vista y al tacto.
El salpicadero es un poco más funcional porque tiene un espacio porta objetos delante de la palanca de cambios, que el anterior modelo no tenía. En cambio, carece del pequeño hueco debajo de la guantera, pero me parece que es más útil el hueco central que el otro.
Debajo de los asientos delanteros hay dos bandejas que son aconsejables para meter cuadernos o la documentación del coche; los pequeños objetos ahí pueden quedar muy lejos del alcance del conductor, puesto que el hueco es muy grande (sobre todo en longitud). También tiene huecos en las puertas, al igual que el anterior modelo.
Otro detalle que le hace más cómodo es que -en las versiones de tres puertas- se han sustituido los tiradores para abatir los asientos por unos que están a la altura los hombros, Son mucho más cómodos de manipular que si están en la parte baja del asiento, como ocurría hasta ahora.
El motor dCi de 65 CV de potencia me ha parecido mucho más silencioso y suave que el dTi de 80 CV (que sigue a la venta, de momento). Casi no se aprecian vibraciones en el volante, cambio o pedales. Es un motor que tira desde régimen muy bajo y en el que casi no se nota el empuje del turbo. Aunque es capaz de llegar a 4.800 rpm, no resulta útil estirarlo mucho más allá unas 4.200 rpm. Incluso en un adelantamiento es preferible cambiar a una marcha superior a poco que seamos algo rápidos con el cambio. El año que viene Renault lanzará al mercado una evolución de este motor con turbo de geometría variable e intercooler, con 82 CV.
Es silencioso por motor pero no lo es tanto por aerodinámica; a más de 120 km/h se aprecian algunos ruidos aerodinámicos a la altura de las ventanillas delanteras.
Por prestaciones está a la altura de lo que cabe esperar de un coche de estas características. En autopista o autovía es capaz de rodar deprisa sin ninguna dificultad, pero cuando hay algún repecho es necesario reducir a cuarta (a no ser que traigamos mucho lanzamiento). En carreteras de doble sentido no vendría mal que tuviera más potencia (pero sólo para adelantar). En el resto de las condiciones va bien. A velocidad máxima, el velocímetro marca (aproximadamente) 10 km/h de más.
La dirección está asistida mediante un motor eléctrico que, en función de la intensidad de corriente que reciba, varía su dureza (a más velocidad menos corriente y viceversa). El mismo motor eléctrico también ayuda a retornar la dirección, no he conducido el coche en ciudad mucho, pero me ha parecido que funciona bien.
En habitabilidad, el nuevo Clio no ha experimentado ninguna variación, lo que tiene sus cosas negativas y positivas. En casi todas las mediciones se encuentra en una situación intermedia con respecto a sus rivales; salvo en altura en las plazas traseras. Es de los que menos altura tiene en dichas plazas, junto con el Peugeot 206.
Un detalle que se apreciaba en nuestra unidad es que la guantera no cerraba correctamente y la luz se quedaba encendida. Es de suponer que sea un fallo típico de unas pocas unidades que se fabrican al principio.