Poco ha cambiado en el interior de los Boxster, pero tiene pequeñas mejoras que pueden ser útiles. Una de ellas es un reposalatas doble que se escamotea justo bajo las salidas de aire de la consola central, y la otra es la nueva guantera situada bajo el airbag del pasajero, un cajón con llave y suficiente capacidad para llevar la documentación del coche, que antes tenía que ir en las bolsas laterales que hay en las puertas o en algún otro lugar.
La capota tiene una estructura y un diseño completamente nuevos. Como anteriormente, se abre y cierra mediante un mando electrohidráulico situado en la consola central, y tarda unos 13 segundos en realizar ambas operaciones (antes tardaba 15). El enganche de la capota con el arco de seguridad delantero se realiza mediante un gancho de accionamiento manual que se quita y pone con mucha facilidad y sin apenas esfuerzo.
En las unidades que he conducido, la estanqueidad que ofrece la capota bajo la lluvia es perfecta, pero no es capaz de filtrar el ruido tanto como un techo duro (que es una opción de 2.310 €). En plena aceleración, la sonoridad interior en los Boxster es elevada y se escucha perfectamente cómo va variando el sonido del motor por efecto de la distribución variable. Su bramido es muy similar al de los Porsche 911 Carrera, esta fue una de las premisas que le dieron a los técnicos de la marca cuando concibieron este coche: «el Boxster tiene que sonar como un verdadero Porsche».
El Boxster tiene en opción (352 €) un eficaz derivabrisas transparente situado entre los dos arcos de seguridad que hay tras los asientos. Dicho elemento evita una buena parte de las turbulencias que se generan en el interior cuando el coche está descapotado y permite circular a un ritmo bastante ágil sin que el aire resulte demasiado molesto.
La posición al volante está bien adaptada para realizar una conducción de estilo deportivo y también resulta cómodo para su uso a diario. Parece hecho a medida para conductores hasta 1,80 m de alto. Los más altos sentirán que las rodillas les quedan un poco justas entre el volante (regulable sólo longitudinalmente). Sus asientos de corte deportivo están forrados en Alcantara en su parte central, son muy cómodos, ofrecen una buena sujeción lateral y tienen reglaje eléctrico del respaldo y reglaje mecánico en altura. Opcionalmente, se ofrece un reglaje eléctrico multifunción que permite regular también la inclinación de la banqueta y el apoyo lumbar.
La visibilidad hacia atrás ha mejorado notablemente con la nueva luna trasera de cristal (antes de plástico) que tiene ahora el techo de lona, tanto en los días de lluvia (lleva una resistencia térmica antiempañado que antes no podía llevar) como en los días secos (la luna de plástico perdía progresivamente su transparencia).
De serie lleva cuatro airbags y, los laterales, han sido especialmente diseñados para ofrecer protección tanto en el tórax como en la cabeza.
El equipamiento de serie de ambos Boxster me parece escaso para su precio. Que el control de estabilidad (PSM) sea una opción (1.101 €) en los Boxster no lo veo razonable, más teniendo en cuenta que lo llevan de serie coches que cuestan mucho menos de la mitad. El nivel de acabado y remate me parece perfecto, con materiales de buena calidad y excelente ajuste.
Tiene dos maleteros (uno delante y otro detrás) que suman en total un espacio de carga de 260 litros (más que casi todos los «roadster» similares). En el habitáculo hay numerosas guanteras que tienen tapa (bajo el airbag del pasajero, en las puertas, entre los asientos y detrás de los asientos).