Las diferencias dinámicas del renovado Boxster S respecto al anterior modelo me parecen inapreciables en conducción normal por carretera. Sin aparatos de medición, creo que es imposible determinar si va mejor que antes.
Donde sí se nota una diferencia considerable es comparándolo con el Boxster, tanto en prestaciones, como en estabilidad y frenada. Su motor bóxer de 6 cilindros, 3,2 litros de cilindrada y 260 CV da más aceleración (0 a 100 km/h en 5,7 s y 0 a 1.000 m en 25,3 s) y una velocidad máxima de 264 km/h con el cambio manual. Creo que, más que la propia potencia del motor (32 CV más), lo que marca la diferencia es el cambio de seis marchas que tiene el Boxster S, mucho mejor escalonado y capaz de aprovechar más las prestaciones del motor.
Como en el Boxster, este cambio tiene un accionamiento mejorable, con un recorrido largo entre las marchas para tratarse de un deportivo. No he conducido el Boxster S con el cambio Tiptronic S, pero estoy convencido de que las diferencias con el cambio automático (de cinco marchas frente a las seis que tiene el manual) se aprecian mucho más que en el Boxster (con cinco marchas en el manual y en el automático).
La mayor estabilidad del Boxster S con relación al Boxster se debe en cierta medida al ajuste menos flexible de la suspensión. He conducido ambos con los mismos neumáticos: 225/40 ZR 18 delante y 265/35 ZR 18, opcionales en los dos casos.
La principal diferencia se encuentra en el menor balanceo que se puede apreciar en el Boxster S y en su mayor precisión al entrar en la curva. Ahora bien, para apreciar estos matices debemos tener la capacidad para llegar a sus límites; de lo contrario, no nos daremos ni cuenta y ambos nos podrán parecer igual de estables.
Las reacciones del Boxster S son similares a las del Boxster. La principal diferencia es que, si se insiste con el acelerador, el ligero subviraje inicial se convierte en sobreviraje con más facilidad. Nuevamente, el control de estabilidad PSM (de llevarlo opcionalmente) será nuestro mejor aliado para no encontrarnos con sorpresas desagradables o situaciones de sobreviraje que tengamos que controlar. Aunque es una sensación difícil de valorar, el PSM del Boxster y Boxster S me ha parecido menos eficaz en subviraje que en los Porsche 911 Carrera, e igual de eficaz en sobreviraje. No impide un cierto deslizamiento de las ruedas antes de entrar en funcionamiento.
Los frenos del Boxster S tienen pequeñas diferencias respecto a los del Boxster, aunque también es algo difícil de apreciar. Tiene discos y pinzas más grandes, y su resistencia al sobrecalentamiento es todavía superior.
El tacto de frenada es muy similar en ambos casos, pero se puede apreciar mayor mordiente en la versión de 228 CV; en todo caso, hay que pisar el pedal con decisión.
Decir si merece la pena gastarse 8.300 € más en comprar un Boxster S de 260 CV frente al Boxster de 228 CV me parece difícil. Creo que cualquier conductor normal que quiera tener un deportivo descapotable de altas prestaciones se sentirá enormemente satisfecho al volante del Boxster, salvo que la diferencia de prestaciones entre ambos sea muy importante para él.