La mejor de las cualidades dinámicas del 307 HDi es el confort. A un motor que suena poco, se une un coche de suspensión muy cómoda. Tiene las tres cualidades que hacen falta para ello: una, que la carrocería no tiene ese movimiento lento que puede marear (el cuerpo está acostumbrado a la vibración que hay al andar, una vibración de menos frecuencia, como en un barco, puede marear). Dos, que la carrocería no hace movimientos amplios ante una aceleración, sea hacia delante, en curva o al frenar. Tres, que los pasajeros no reciben en demasía el movimiento de las ruedas, porque está bien filtrado por la suspensión.
En estabilidad, en cambio, me parece que iba mejor el último 306 que conduje, que también era un HDi y reaccionaba con más agilidad al volante. El 307 no es ágil ni brusco, pero su carrocería tiene puede tener un cierto movimiento cuando está en apoyo, que no inspira confianza. Lo que no me parece es brusco, no me ha gustado ese posible movimiento de la parte trasera ni el tacto de esta dirección electrohidráulica, porque no deja sentir bien cómo está apoyado el coche. Pero no creo que sea un coche difícil de conducir, porque no reacciona con más violencia, a igualdad de condiciones, que otros coches semejantes.
De momento, control de estabilidad no está disponible. Dentro de unos meses si lo tendrá, lo que puede ser una buena razón para esperar.
Ha frenado muy bien y tiene una resistencia mediana al calentamiento, que es más que suficiente para la mayoría de los casos. Tiene servofreno de emergencia que ha funcionado bien durante la prueba, aunque en un par de ocasiones me he encontrado con más freno del que quería.