Posiblemente no hay ahora un deportivo que pueda ser tan divertido en zonas de curvas como el 206 RC (para asegurarlo habría que hacer una comparación directa con el Focus RS 200). Por su planteamiento, no es recomendable para quien aprovecha las prestaciones del coche en autopista o autovía (sobre todo si están bacheadas). En esas condiciones, el conductor del 206 tiene que trabajar más que con otros coches para mantener la trazada deseada. Hay modelos de precio semejante que van mejor en recta y carreteras rápidas, si es eso lo que busca el conductor.
Por el contrario, en carreteras lentas (de segunda y tercera velocidad) el 206 RC es muy rápido, tiene mucha agilidad y agarre lateral (nos han gustado las Pirelli P7000 en medida 205/40 R17 que traía nuestra unidad).
En ningún otro modelo de este tipo hay una relación tan inmediata entre lo que el conductor hace con el volante, el acelerador y el freno, y las repercusiones en la trayectoria. Por ejemplo, se aprecia una clara tendencia a cerrar la trayectoria cuando hay una deceleración en curva (al levantar el pie del acelerador o al frenar). Se dirige con los pedales casi tanto como con el volante.
La carrocería apenas se inclina y la motricidad nos ha parecido muy buena, a pesar de la energía que tiene el motor.
Esta viveza de reacciones no se encuentra en otros deportivos. Los dos más parecidos por tacto son el Clio Sport y el MG ZR 160.
Al menos el Clio Sport de la gama 2003 (en los próximos días daremos impresiones de conducción del nuevo modelo) está un punto por debajo en agilidad. Es un poco menos nervioso y vivo de reacciones, aunque precisamente por este motivo algunos conductores se encontrarán más a gusto que en el 206. En cualquier caso, también es una excelente opción si lo que se busca es un coche muy deportivo y, además, fácil de conducir.
El MG ZR 160 «es probablemente el deportivo de su categoría que tiene las reacciones más vivas y rápidas (que no violentas), las suspensiones más duras» según escribió mi compañero Víctor Fernández cuando lo probó (prueba). Sin embargo, le falta control de estabilidad y unas prestaciones más acordes con su potencia.
El Seat Ibiza es el más cómodo de los tres (sobre todo por el ruido del motor y —en menor medida— por suspensiones), y es tan rápido como el 206 RC. Tiene buen tacto de dirección; es menos deportivo que los anteriores y más funcional como coche de diario.
Me ha gustado especialmente el funcionamiento del control de estabilidad del 206 RC. Está muy bien ajustado para permitir una conducción muy rápida y sin que se note su funcionamiento; cuando actúa, me ha parecido poco eficaz en subviraje y muy valioso en sobreviraje. Si el coche tiene tanto de estable como de divertido y de fácil de conducir, es porque tiene control de estabilidad. Si no lo tuviera, sería demasiado exigente con el conductor.
El tacto de la dirección es bueno, pero no es tan rápida como la del MG ZR o la del Mini Cooper S; el 206 RC tiene 3,1 vueltas de tope a tope y gira poco. La palanca de cambios tiene unos recorridos más bien largos, pero las marchas entran con precisión.
El tacto del pedal de freno es satisfactorio y la resistencia al calentamiento, muy grande; no se nota casi desfallecimiento después de bajar rápido un puerto de montaña. No nos ha gustado el funcionamiento del servofreno de emergencia, que entra muchas más veces de las necesarias, sobre todo en conducción «deportiva».
Siempre que entra en funcionamiento el servofreno de emergencia y otras veces que no entra, pero la deceleración es grande, se encienden los intermitentes de emergencia. En un recorrido con frenadas fuertes y frecuentes acaban estando encendidos en casi todas las curvas.