El Outlander 2016 recibe, según Mitsubishi, cambios técnicos que afectan a la carrocería, el motor, la suspensión, las llantas y los neumáticos, con el fin de reducir las vibraciones y el ruido que se perciben en el interior. El peso ha aumentado hasta en 34 kg en el caso de la versión más pesada.
Cambian los paneles de la carrocería que cubren los guardabarros delanteros, así como los paragolpes trasero y delantero. Este último tiene un diseño y unos materiales menos lesivos con los peatones en caso de atropello.
La rigidez del chasis ha aumentado en un 30% debido tanto a la modificación de los refuerzos de la carrocería ya existentes como a la adición de nuevos puntos de refuerzo. Se ha empleado acero de mayor resistencia a tensión —980 MPa frente a 440 MPa del anterior Outlander— en los puntos de anclaje de la amortiguación. La suspensión delantera tiene nuevos casquillos, muelles y barra estabilizadora más rígidas. La suspensión trasera tiene nuevos amortiguadores de mayor diámetro y muelles también más rígidos.
Los neumáticos cambian para ser adaptados a las nuevas características. Las llantas tienen una estructura más rígida, lo que conlleva una ganancia de entre 1 y 1,4 kg por llanta en función de la medida —están disponibles en 16 y 18 pulgadas—. La dirección asistida ha sido reajustada.
Hay nuevos paneles aislantes en toda la carrocería, el parabrisas tiene una nueva estructura con tres láminas de PVC entre dos láminas de vidrio que filtra mejor el ruido del viento y los cristales son más gruesos (pasan de 3,1 a 3,5 mm de grosor). Las gomas de las puertas son nuevas «para aumentar la sensación de calidad al cerrar».
Mitsubishi dice que no han habido cambios en el sistema de impulsión híbrido del PHEV, ni en las especificaciones de los motores. Tan solo menciona que se han reducido las fricciones internas del motor Diesel.