El Land Rover Range Rover Sport es, junto con el Range Rover, uno de los todoterrenos más lujosos que actualmente hay en el mercado. Ofrece calidad en un sentido amplio: por precisión de ajustes, riqueza de materiales, abundancia de equipamiento y por el excelente tacto de las distintas piezas (de las que están sujetas a movimiento y de las que no). El cuidado con el que Land Rover ha hecho este coche nos parece equivalente, e incluso superior, al que se puede encontrar en las mejores berlinas de lujo del mercado de precio similar e incluso algo superior.
Hay algunas cosas, pocas, que desentonan con la calidad general del coche. La principal es el sistema multimedia. Este elemento responde con lentitud a las instrucciones (incluso a veces hay que repetir la presión sobre la pantalla para que actúe), muestra la cartografía del navegador con menos calidad de la que ofrecen los modelos de la competencia, como por ejemplo, Audi y BMW, el reconocimiento de instrucciones por voz funciona peor que en esas marcas y no tiene la posibilidad de acceder a internet. Da la sensación de ser un sistema con varios años de antigüedad.
Otro aspecto mejorable son los problemas que causa la luz del sol. Dependiendo de cómo incide ésta en el habitáculo, no se ve la información que muestra la pantalla del cuadro de instrumentos. Lo mismo ocurre con la táctil del sistema multimedia. Pero estos dos no son los únicos problemas que produce el sol: el testigo luminoso de color naranja de la mayoría de los botones apenas se distingue si está iluminado si incide directamente la luz solar sobre ellos.
La pantalla TFT que hace de cuadro de instrumentos es opcional (cuesta 770 €, de serie hay un cuadro de instrumentos convencional) me parece mejorable. Además del problema de los reflejos, las agujas se desplazan a pequeños saltos y no es personalizable. Por otro lado, no está todo lo aprovechada que podría estarlo: por ejemplo, las informaciones del ordenador de viaje se muestran de una en una, secuencialmente al pulsar un botón, cuando en el cuadro hay espacio libre suficiente para que apareciesen varios, sino todos, los datos.
El Range Rover Sport es uno de los todoterrenos más anchos entre puertas (tanto en la primera como en la segunda fila de asientos) (tabla comparativa de mediciones del interior). Una cota de anchura grande permite que detrás quepan tres pasajeros sin estrecheces (aunque la plaza central es incómoda) o colocar tres sillas infantiles sin problemas (aunque solo hay fijaciones ISOFIX en las plazas de los laterales).
La mayor diferencia de espacio entre un Range Rover Sport y un Range Rover está en el espacio que queda para las piernas en las plazas traseras. El Range Rover Sport tiene cuatro centímetros menos, pero hay sitio suficiente para que, aunque en las plazas delanteras vayan dos ocupantes de talla elevada (al menos de hasta 1,90 metros), en la fila posterior quepan adultos de similar altura.
Las atenciones para los ocupantes traseros son muy parecidas en ambos modelos: el respaldo se puede ajustar en varias posiciones de inclinación, los dos asientos laterales pueden tener calefacción y ventilación y el sistema de climatización más completo disponible para este coche tiene regulación independiente de la temperatura y del caudal del aire para las plazas posteriores.
Lo que les diferencia es que el Sport no puede tener dos asientos individuales en vez de la banqueta para tres y, además, que en el Sport existe la posibilidad de instalar dos plazas adicionales en una tercera fila de asientos (imagen). No hemos tenido oportunidad de tomar medidas en esta tercera fila, pero nos ha parecido que tienen poco espacio disponible y, además, van tan cerca del piso que obligan a llevan las piernas en una posición poco natural. Estas plazas adicionales se pliegan y despliegan de forma automática accionadas por unos motores eléctricos.
Los asientos de la segunda fila se pueden desplazar longitudinalmente 10 centímetros cuando está instalada la tercera fila de asientos, para aumentar o disminuir el espacio tras ellos. Además pueden pedirse divididos en dos partes (proporción 60/40) o en tres (40/20/40).
Entrar y salir del coche no es una tarea cómoda para todo el mundo. Incluso con la suspensión neumática colocada en el nivel más bajo (50 mm por debajo de la altura normal), el piso del habitáculo queda alto. En cambio, colocar a un niño en su sillita resulta cómodo porque no hay que agacharse para atarlo (sí que hay que ayudarlo a subir al coche). Me parece conveniente entrar y salir del coche varias veces y comprobar que en el día a día no supone una molestia importante. Una solución es instalar los estribos que Land Rover comercializa como accesorio, que pueden ser fijos o retráctiles (automáticos); el manual del coche dice que los estribos pueden impedir el funcionamiento del sistema que detecta la altura del agua en los vadeos (los sensores están en los dos retrovisores exteriores).
Las puertas, tanto las delanteras como las traseras, son de gran tamaño y moverlas puede costar esfuerzo a una persona mayor o a cualquiera si el coche está en pendiente. Opcionalmente o de serie, según la versión, tienen un sistema que finaliza el cierre automáticamente si no se ha empujado la fuerza con fuerza suficiente.
Todos los mandos quedan al alcance del conductor y son de tamaño grande, por lo que no resulta difícil accionarlos. Land Rover mantiene en esta generación la ubicación de los mandos de los elevalunas (imagen) en la parte superior del panel de la puerta (imagen). Ahí colocados, resultan muy cómodos de accionar pero también quedan expuestos al agua si hay que bajar la ventanilla cuando llueve (por ejemplo, al entrar en un aparcamiento). La guantera se abre pulsando un botón que hay en el salpicadero (imagen) y las luces del techo se encienden y apagan rozando con el dedo su superficie, algo muy cómodo cuando hay que buscarlas a oscuras.
Al maletero se accede a través de un portón de una sola pieza (en el Range Rover es de dos) movido por un mecanismo eléctrico de apertura y cierre. Cuando el portón está abierto deja un vano muy amplio para cargar objetos voluminosos, con el borde de carga enrasado con el piso, y queda a una altura suficiente para que no se golpee contra él una persona de metro noventa de estatura.
De serie no hay muchos elementos para organizar la carga. Además de las argollas en el piso, existen cuatro ganchos donde colgar unas bolsas (imagen) aunque por la forma que tienen, no siempre es posible hacerlo y, cuando se puede, no es extraño que se acaben cayendo del gancho. Opcionalmente sí es posible equipar el coche con multitud de elementos pensados para tal fin (barras telescópicas, fundas, protectores rígidos, rejillas metálicas; etc. ver todos en el configurador de Land Rover). El maletero está correctamente iluminado por una luz en el lateral derecho y dos en el lado interior del portón.
Los Range Rover Sport que tienen instalada la tercera fila de asientos no pueden llevar rueda de repuesto, sino un kit de reparación de pinchazos. La rueda de repuesto es una opción que cuesta 280 € (de la misma medida que las otras cuatro, algo que se agradece especialmente en un coche pensado para que circule fuera del asfalto; la llanta también es idéntica a las otras cuatro) y va en un espacio reservado bajo el piso del maletero (imagen). El anterior Range Rover Sport (que estaba hecho a partir de la estructura de un Discovery, no del Range Rover) la llevaba colgada en la parte inferior de la carrocería, por el exterior (imagen).
Hay tres tipos de sistema de climatización. El estándar en las versiones menos potentes es uno con el que se puede variar la temperatura del conductor y del pasajero de forma independiente. Otro sistema más avanzado permite seleccionar una temperatura diferente para los pasajeros de las plazas traseras y, por último, está el sistema con el que los ocupantes de las plazas laterales traseras pueden seleccionar su temperatura de forma independiente.