El Jaguar XJ «saluda» al conductor cuando se arranca el motor. Esta forma de saludar, ese «dar la mano» en expresión de Jaguar, se materializa mediante la elevación del mando de gestión del cambio de marchas, que se eleva suavemente al arrancar el motor y desciende al pararlo.
Los motores y el cambio suponen una clara mejora con relación a la anterior berlina de lujo de Jaguar. Especialmente el cambio automático, que funciona con la misma calidad que los de la competencia.
Para actuar sobre él de forma manual es imprescindible utilizar las palancas situadas por detrás del volante, la de la izquierda para reducir y la de la derecha para subir marchas. Con el cambio en posición normal, a los pocos segundos de actuar sobre la leva, regresa espontáneamente a modo automático. Si se actúa sobre las levas con la opción «Sport» activada, el cambio se queda en posición manual y sólo cambia de marchas cuando se llega al régimen máximo de giro del motor o a niveles excesivamente bajos, para impedir que el motor se cale.
Además de la posición «Sport» en el cambio, existe un botón que permite elegir la posición «Dymanics». Cuando se presiona, el síntoma más evidente es que la pantalla se tiñe de rojo.
En la información suministrada por Jaguar no explica sobre qué elementos actúa este botón, sólo afirma que con el botón presionado se obtiene una «respuesta más deportiva». Eric Mustafa, responsable de ingeniería me aseguró que actúa sobre la dirección, la regulación de los amortiguadores y el motor. Probé en varias ocasiones las diferencias entre una posición y otra y no aprecié diferencias. Mi sensación es que los amortiguadores adaptan su dureza a la velocidad y a la forma de conducción tanto en posición «Dynamics» como en la «normal».
Es posible que la dirección, que resulta demasiado suave en algunas ocasiones por carretera, se endurezca levemente en la posición «Dynamics», especialmente en la zona más cercana al punto central, con las ruedas rectas. Sobre el cambio de respuesta del motor no he sido capaz de apreciar diferencia alguna. Cuando estos botones afectan a la respuesta del motor, si se presionan con el pedal del acelerador fijo en una posición, se aprecia una aceleración, aunque sea ligera, y un incremento de revoluciones. En el Jaguar XJ no se nota absolutamente nada.
La mayor diferencia que he notado al apretar el botón «Dynamics» (caracterizado con una bandera de cuadros) se aprecia precisamente en la respuesta del cambio. Con el botón «Sport» apretado y el botón «Dynamics» presionado, el cambio no pasa a una marcha superior cuando alcanza el máximo régimen de giro del motor.
Independientemente de cómo actúe el botón «Dynamics» resulta atractivo conducir un Jaguar XJ. Funciona con mucha suavidad tanto el motor como el cambio. En Jaguar es tradicional una insonorización y aislamiento sobresaliente, que se mantiene en este coche.
Además de la suavidad, los dos motores que he probado, el V6 Diesel de 275 CV y el de gasolina de 510 CV —no disponible desde agosto de 2013—, tienen una respuesta magnífica en cualquier régimen de giro. El Diesel es una delicia por su respuesta y porque es muy suave y silencioso. El de gasolina quizá no transmita la aceleración que se espera de un coche de 510 CV, cercana a la de un Porsche 911 Turbo o un Audi R8 Spyder, por poner ejemplos de coches que he conducido recientemente y cuyas aceleraciones retengo en la memoria. Aun así tiene una capacidad de aceleración elevadísima.
Uno de los detalles que resumen bien el refinamiento del Jaguar XJ es la suavidad y rapidez con la que se libera automáticamente el freno de mano. No he conducido otro coche en el que el freno de mano se suelte automáticamente con tanta precisión, rapidez y suavidad en respuesta a las indicaciones del acelerador.