Por el ajuste de la suspensión, el F-PACE es un modelo enfocado a una conducción más dinámica que confortable. Uno de sus rivales, el Porsche Macan, también tiene esa orientación «deportiva» pero, además de ser más ágil, ofrece un mayor confort. Habrá quien eche en falta un mayor confort sobre todo en ciudad: algunos baches o el paso de ciertos pasos de peatones sobreelevados se notan demasiado.
Además, con la configuración con que hemos probado el modelo de Jaguar, que ha sido la de la llanta más grande disponible —22 pulgadas— tan solo hay 10 cm de neumático para absorber energía (perfil 40 sobre un neumático de 265 mm de ancho) en vez de los 15,3 cm que existen con la configuración básica de rueda para el F-PACE con el motor Diesel de 300 CV (255/60 R 18). Por lo tanto, a quien dé importancia a la comodidad le recomendamos adquirir el F-PACE con el menor tamaño de llanta posible.
Este modelo de Jaguar no defraudará a quien busque un coche con carrocería de tipo todoterreno y una respuesta precisa. Entra con inmediatez en las curvas lentas, tiene un tacto de dirección directo y aguanta con mayor facilidad de la que se podría, tal vez, esperar en un coche de casi 1900 kg de peso, los apoyos largos en curva lenta, aunque al final acabe apareciendo un subviraje que en el caso del Macan es más fácil de corregir dando más gas, acción que en el Jaguar normalmente acentúa esa reacción. En vías rápidas, la estabilidad —lineal y en curva— es grande y puede circular a velocidades mucho mayores de las permitidas con una sensación de seguridad grande.
En las pruebas que hacemos en el circuito, el F-PACE ha refrendado las sensaciones que habíamos tenido en carretera. Es ágil en los cambios de dirección y consigue hacer la esquiva y el eslalon a velocidades altas. En la esquiva, cuando la velocidad es excesiva en el primer cambio de carril, el control de estabilidad actúa frenando la rueda exterior delantera. Es lo contrario que habría que hacer si la intención es colocar el coche en la dirección que se marca con el volante; pero no es una reacción extraña, también la hemos visto en otros coches, cuya finalidad parece ser provocar un pequeño subviraje para reducir la inclinación de la carrocería para evitar un vuelco.
Tanto en el eslalon como en la esquiva, la activación del control de estabilidad se produce en situaciones en las que ya existe un riesgo evidente de que al conductor se le pueda complicar la situación. En carretera no se entromete en la conducción salvo cuando es necesario.
La respuesta del motor Diesel de 300 CV es casi inmediata y, sobre todo, contundente, pero no hace del F-PACE un modelo de prestaciones brillantes. En nuestra medición de aceleración de 80 a 120 km/h, el Macan Diesel (258 CV), hizo un tiempo de 4,6 s frente a los 5,5 s que ha empleado el Jaguar. En teoría esto no debería ser así porque la mayor ligereza del Porsche (1884 kg y 1955 kg el Jaguar; ficha técnica comparativa) no compensa su menor potencia y la relación entre ambas magnitudes es peor en el Macan (7,4 kg/CV) que en F-PACE (6,5 kg/CV).
El motor funciona con suavidad (es de seis cilindros en V) y el ruido que predomina al acelerar es el silbido del turbocompresor. Solo a baja velocidad y entre paredes se puede oír el sonido típico de un motor alimentado por gasóleo.
La distancia recorrida por el F-PACE en nuestra prueba de frenado (de 120 a 0 km/h) ha sido 51,7 m, un buen valor. El resultado obtenido en el recorrido de consumo, 8,1 l/100 km, también es bueno: medio litro mayor que el Macan, similar al de un Volvo XC90 de 225 CV y mejor que el de un Mercedes-Benz GLE Coupé 350 d (258 CV).
El cambio automático es el ZF de ocho relaciones, cuyo funcionamiento es muy bueno tanto por la rapidez con la que actúa como, sobre todo, por la suavidad con que lo hace. Tiene dos programas automáticos —normal y deportivo— y levas en el volante para seleccionar manualmente las marchas si así se desea (no hay opción de hacerlo desde el mando de selección, pues es giratorio; imagen). Su funcionamiento también está influenciado por el programa de conducción seleccionado —hay cuatro: deportivo, normal, eficiente y todoterreno—; así, por ejemplo, al usarlo manualmente cambia por sí solo a una marcha superior si se alcanza el límite de revoluciones del motor, excepto si está activado el programa Sport de la caja de cambios y el Dynamic de conducción, en cuyo caso únicamente el conductor puede realizar el cambio de marcha.