La relación entre estabilidad y confort del C2 es buena. En estabilidad no me parece que esté al nivel de coches como el Ford Fiesta, el Nissan Micra o el Renault Clio, pero no porque sea más difícil de conducir o porque reaccione violentamente. No es tan estable como ellos, pero no me parece mucho menos seguro.
Le falta agilidad al entrar en las curvas, pero responde bien al volante y al acelerador y no tiene movimientos de carrocería demasiado amplios. No es un coche de tacto «deportivo», pero eso es una característica, no un defecto. Hay una mejora notable en este sentido con relación a un C3, un C2 obedece al volante de forma mucho más inmediata y no se balancea tanto.
La unidad que hemos probado era una versión VTR, con neumáticos Michelin Energy de medida 185/55 15 H, y sin control de estabilidad. Me parece una medida un poco exagerada para un coche de 991 kg, pero lo cierto es que el coche iba bien. Una rueda tan ancha en un coche tan corto teóricamente perjudica la estabilidad en recta, pero no es el caso en este C2, que tiene una estabilidad en recta tan buena como otros coches de este tamaño o algo más grandes. Posiblemente tuviera mejor tacto de dirección con otro modelo de neumático, aunque no lo he comprobado.
Citroën ha conseguido esta buena estabilidad sin recurrir a una suspensión dura. La que tiene aísla adecuadamente de los baches, pero sin los inconvenientes de una flexibilidad excesiva.
La dirección tiene 2,7 vueltas de volante entre topes, pero no porque sea muy rápida, sino porque las ruedas giran muy poco en esta versión VTR.
El diámetro de giro con las ruedas de serie en la versión SX (175/65 14) es 9,6 m, que está muy bien. Pero con las ruedas de serie en la versión VTR, el diámetro de giro aumenta hasta 10,73, que es mucho en un coche de este tamaño. De hecho, la versión VTR que hemos probado daba la impresión de ser muy poco maniobrable, algo sorprendente dado su tamaño.
El servofreno de emergencia sigue funcionando tan mal como en el C3, por que no distingue entre frenar rápido y frenar mucho. En los recorridos por carretera lenta, iba más preocupado de que el coche no diera frenazos intempestivos que de otra cosa, para lo que hay que frenar antes de lo debido y empezar a pisar el pedal suavemente. Además, siempre que entra en funcionamiento y algunas veces que no entra, se encienden los intermitentes de emergencia. Eso sí, la frenada es más estable de la que tenían los primeros C3.