El Cruze tiene buena relación entre comodidad y estabilidad. Es más cómodo que, por ejemplo, un Volkswagen Jetta, aunque éste es más ágil y estable. El modelo de Chevrolet entra bien en las curvas, aunque conviene anticipar un poco la entrada sí se trata de pasar lo más rápido posible.
Tal y como dijo en su día mi compañero Enrique Calle tras asistir a la presentación de este modelo, la puesta a punto de la suspensión del Cruze es superior a la de cualquier otro turismo que actualmente Chevrolet comercializa en España. Absorbe bien los baches y supera los resaltes y otros elementos para reducir la velocidad sin que los ocupantes noten la sacudida de la carrocería.
Tiene una buena estabilidad lineal en vías rápidas y la trayectoria no cambia al pasar por una junta de dilatación o un bache. En carreteras sinuosas, cuando se circula con rapidez o se frena con intensidad, la carrocería balancea y/o cabecea un poco y el coche se mueve transversalmente. Aún con ello, el Cruze transmite sensación de seguridad a quien lo conduce.
Se pueden hacer viajes largos sin notar mucho el cansancio gracias a su buena suspensión y el correcto aislamiento acústico del habitáculo. Éste no es sobresaliente pero sí bueno. En este sentido, es similar a un Jetta, al Ford Focus Sedán o al Renault Fluence. El tacto de la dirección es bueno, no tanto como la del Jetta o el Focus Sedán.
A pesar de ser un coche de 4,60 metros, gira en poco espacio. Esto permite que las maniobras en ciudad sean fáciles de realizar. Desde el puesto de conducción la visibilidad es buena en todas direcciones. Los montantes del parabrisas no molestan a la hora de realizar giros cerrados, como al salir de una calle en perpendicular o un garaje.
2.0 VCDi de 163 CV
Este motor hace del Cruze un coche idóneo para viajar porque es rápido y no gasta mucho. Permite realizar adelantamientos en poco espacio. Empuja con intensidad desde unas 1.400 rpm y es a partir de 2.500 rpm cuando da una aceleración grande. Salir desde parado no es una de sus virtudes porque tiene poca fuerza en el momento de inicar la marcha.
El Cruze 2.0 VCDi de 163 CV es un coche muy rápido. De hecho, es una de las berlinas con motor Diesel de su potencia que hemos probado que menos tiempo ha necesitado para acelerar de 80 a 120 km/h. Así, es ligeramente más rápido que un BMW Serie 3 de 163 CV o un Mercedes-Benz Clase C de 170 CV y mucho más veloz que otros modelos Diesel de 140 a 150 CV (tabla comparativa de prestaciones).
Sin embargo, aunque no recupera mal, no es de los mejores en esta medición. Tanto en 4ª, como en 5ª y en 6ª velocidad, está en un nivel intermedio. Incluso, en algunos casos, se ve superado por modelos claramente menos potentes (tabla comparativa).
Una característica de este motor es que el turbocompresor tarda en cargar. Uno espera que pase menos tiempo desde que pisa a fondo el pedal del acelerador hasta que el motor empuje con fuerza. Es un motor suave, que vibra poco al ralentí, y no es ruidoso.
El Cruze 2.0 VCDi de 163 CV tiene un consumo normal comparado con modelos de sus características y potencia. El dato homologado es 5,6 l/100 km, una cifra baja. En nuestro habitual recorrido de consumo, un trayecto de 143,3 km por autovía con fuertes pendientes, gastó 6,6 l/100 km —a una media real de 116 km/h—.
Hay modelos de similares características, como un SEAT Exeo o un Audi A4, ambos con el motor 2.0 TDI de 143 CV, que gastaron menos en ese mismo trayecto —5,9 y 6,2 l/100 km—.
El Cruze que hemos probado ha frenado mal. Ha necesitado 56,5 metros para pararse partiendo de 120 km/h. Un Jetta o un Fluence necesitaron unos dos metros menos. Hay berlinas de tamaño similar al Cruze que frenan en 52 ó 53 metros (tabla comparativa). Los frenos del Cruze se fatigan y pierden efectividad si se les exige mucho y esto sucede antes que en otros coches semejantes.
El mal dato de frenada del Cruze puede tener que ver, en parte, con los neumáticos que llevaba la unidad de pruebas, unos Khumo Solus KH17 de medidas 225/50 R17 —son las llantas más grandes que puede tener el Cruze—. Daban muy poca adherencia. Estos mismo neumáticos los probó mi compañero Enrique Calle en la presentación del Cruze sobre asfalto mojado y esta fue su opinión: «En esas condiciones la adherencia me ha parecido escasa». Es muy posible que con unos neumáticos mejores, el Cruze frene mejor.
El Cruze Diesel de 163 CV lleva una caja de cambios de seis velocidades. Tiene un tacto correcto, pero no bueno, especialmente al insertar la segunda marcha —cuesta más de la cuenta—.
2.0 VCDi de 150 CV
Estas son las impresiones de Enrique Calle sobre el Cruze Diesel de 150 CV, que ya no se comercializa: «Con este motor tiene un funcionamiento más agradable en carretera que en ciudad. En ciudad, o cuando se acelera con intensidad desde baja velocidad, tiene el inconveniente de que es ruidoso y le falta fuerza para salir desde parado, especialmente si la maniobra comienza en una rampa. En carretera tiene un funcionamiento correcto, aunque su capacidad de aceleración no es todo lo intensa que cabe esperar de una berlina turbodiesel de 150 CV».