El motor Diesel de 150 CV mueve con suficiente soltura al Captiva, siempre que se mantenga el régimen de giro por encima de 2.000 rpm. Por debajo de esa cifra no tiene apenas fuerza. Como nosotros lo hemos probado con cambio automático, ese defecto -aunque evidente- queda algo atenuado por el resbalamiento del convertidor de par a la hora de iniciar la marcha desde parado.
En general, el ruido del motor está bien aislado, relativamente mejor durante un viaje que por ciudad, donde los cambios de velocidad son más frecuentes. Es más suave y silencioso que el que tiene el Suzuki Grand Vitara pero no llega al nivel del que tienen el Honda CR-V o el Toyota RAV4.
Un SsangYong Rexton II, con el motor Diesel de 186 CV y cambio automático, es más agradable de conducir por silencio y suavidad. En cambio, un Kyron con el motor de 141 CV no me parece mejor que este Chevrolet.
El Captiva VCDI pesa 1.790 kg (con cambio automático). No es un coche rápido, por lo que es aconsejable anticipar algunas las maniobras, como la de adelantar. Por lo demás, resulta suficiente para viajar sin superar las velocidades legales.
El consumo es normal para un coche de su tamaño, peso y potencia. En autovía, a 120 km/h y siendo suaves con el pedal del acelerador, se puede conseguir gastar algo menos de 9 l/100 km. En ciudad y alrededores, con tráfico variado, el consumo se mueve entorno a los 12 l/100 km.
A pesar de que tiene un selector secuencial, no permite elegir la marcha en la que se circula, sino la relación superior que puede engranar (como en algunos cambios de Mercedes-Benz). El cambio manual lo pudimos probar durante la presentación del Captiva y nos pareció impreciso.
Con el motor 3,2 l V6 de 230 CV se mueve con agilidad, aunque sus prestaciones no resultan sorprendentes. Este motor resulta suficiente en casi cualquier circunstancia. Es suave, silencioso y tiene buena respuesta desde 2.500 rpm. El consumo del Captiva con este motor es elevado: una media homologada de 11,5 l cada 100 km; según el ordenador de viaje en el recorrido que hicimos.
Este todo terreno ligero va bien sobre asfalto, tanto en carreteras abiertas como en zonas viradas. En estas últimas se defiende mejor que modelos como el Suzuki Grand Vitara, que tiene menor adherencia lateral, o el SsangYong Rexton II, que se balancea más y es más torpe.
El Captiva es un coche seguro por su estabilidad y las reacciones que tiene. Tiene una suspensión blanda -que puede ser seca en algunos baches- y un balanceo de carrocería similar al de otros vehículos de este tipo.
Tiene un confort de suspensión aceptable, pero no está a la altura de otros todo terrenos más sofisticados con suspensión neumática, como un Volkswagen Touareg, ni es tan cómosdo como otros que no la tienen, como el Hyundai Santa Fe o el nuevo Honda CR-V.
Los frenos son suficientes y aguantan bien el esfuerzo. Si se les exige mucho, y antes de que sea evidente algún síntoma de fatiga, se encienden los testigos de desconexión de los dispositivos que utilizan el sistema de freno.
Si se produce un excesivo calentamiento de los frenos, los controles de descenso y estabilidad se desconectan hasta que los frenos recuperan una temperatura adecuada.
El tacto de la dirección me ha parecido mejor que la del Opel Antara (aunque este último lo hemos conducido poco) porque transmite algo más de información. Para nuestro gusto, el volante tiene un aro con un diámetro algo grande y demasiadas vueltas de volante (3,2 entre topes)
Los faros son de lámpara halógena y su iluminación es normal, tanto las cortas como las largas. Nuestra versión equipaba un sistema de lavado de la superficie del faro con liquido a presión, algo que se agradece en un coche que puede circular por zonas en las que es fácil que se ensucie y disminuya la capacidad de iluminación. Es poco frecuente que un coche sin lámparas de xenón lleve lavafaros de serie.
La visibilidad trasera a través del retrovisor interior no es muy buena, aunque queda compensada parcialmente gracias a unos grandes retrovisores exteriores. Las versiones mas equipadas tienen sensores traseros de ayuda al aparcamiento que resultan muy útiles al maniobrar marcha atrás.