El Z8 tiene un pedal de freno con buen tacto, lo que hace fácil dosificar la frenada. En nuestras mediciones sólo ha necesitado 54 metros para detenerse desde 120 km/h gracias a sus cuatro discos ventilados, con 334 mm de diámetro delante y 328 mm detrás, y a un eficaz ABS Bosch. El equipo de frenos lo remata un control de frenada en curvas, denominado CBC.
Sin embargo, los 1.660 kg de peso y su capacidad para superar los 200 km/h en pocos segundos ponen en evidencia la resistencia de los frenos si rodamos rápido y frenamos fuerte varias veces seguidas. La temperatura generada es tan elevada, que sus enormes discos ventilados no son capaces de refrigerarse lo suficiente como para evitar la pérdida de eficacia y la aparición de fading.
Otros aspectos, como la dirección o el manejo del cambio, están al mejor nivel. Con 2,8 vueltas de volante, la dirección asistida es rápida y tiene un tacto agradable. La maniobrabilidad es mejorable, aunque tampoco es demasiado torpe al moverse por espacios pequeños. Por otro lado, el cambio de seis marchas destaca por su rapidez y precisión. Los desarrollos de la transmisión están bien adaptados y permiten aprovechar muy bien las posibilidades del motor.