El Audi A7 Sportback tiene un habitáculo muy similar por materiales o calidad al de un A6 y un A8, pero con una gran diferencia: está homologado para cuatro ocupantes, en lugar de para cinco —opcionalmente puede pedirse con cinco plazas, salvo la versión S7 Sportback de 420 CV—. El espacio en estas plazas posteriores está condicionado por la caída del techo, lo que hace que personas de 1,80 m o más den con la cabeza en el tapizado si se acomodan con la espalda recta y las caderas en su posición más retrasada. El espacio para las piernas en las plazas posteriores tampoco es muy grande dadas las dimensiones del coche.
El Porsche Panamera, que también es de cuatro plazas, ofrece más espacio para los pasajeros traseros. Y, a diferencia de lo que ocurre en éste y en el Mercedes-Benz Clase CLS, entre las dos plazas traseras no hay separación mediante una consola. Simplemente, un abultamiento en el respaldo y la ausencia de un cinturón central (imagen) impiden que un tercer pasajero pueda viajar ahí. Esa zona abultada del respaldo, se convierte en un apoyabrazos al bajarla.
Para estas plazas hay ajustes eléctricos y calefacción, que hay que añadir como extras. Al menos con el climatizador opcional de cuatro zonas que tenían los A7 Sportback en los que nos hemos subido, en las plazas posteriores había mandos y salidas de ventilación en el montante lateral, en la prolongación de la consola y en el suelo.
El puesto de conducción es bueno, el asiento va colocado más abajo que en un A6. Se pueden alejar mucho del salpicadero, al igual que el volante. Se pueden elegir varios tipo de asientos; los de serie, unos que dan más sujeción lateral («S line») y otros «de confort». Opcionalmente, y en función del tipo de asientos que se elija, además de las regulaciones eléctricas básicas (de altura banqueta e inclinación del respaldo), es posible ajustar la sujeción lateral del tronco y de los muslos y elegir varios programas de masaje (vídeo).
El masaje no consiste, como en otros coches, en una vibración de mayor o menor intensidad del asiento. Ni de que el apoyo lumbar suba y baje cíclicamente. Aquí hay un sistema neumático que va hinchando y desinchando diversas zonas del respaldo. A mí me ha parecido muy agradable.
Las ventanillas de las puertas no tienen marco (imagen). Como es habitual en los coches con este sistema, antes de abrir la puerta, el cristal desciende unos milímetros y recupera su posición al cerrar la puerta de nuevo (o tras un rato sin que se abra ninguna). De este modo se consigue una mejor estanqueidad (en los que hemos conducido no se oía que entrase aire en ningún momento). Los cristales de las ventanillas posteriores no bajan por completo.
El cuadro de instrumentos está formado por dos indicadores principales —velocímetro y cuentarrevoluciones— y entre ellos hay una pantalla (en color) de gran tamaño (imagen) donde es posible consultar —desde unos sencillos mandos en el volante— gran cantidad de información, como la del navegador, el equipo de sonido o el sistema de visión nocturna, entre otros dispositivos. Los indicadores de la temperatura del líquido refrigerante del motor y del nivel de combustible están formados por varios segmentos luminosos. Audi también ha empleado este sistema para marcar la zona roja del cuentarrevoluciones. El límite es variable: en las versiones con motor Diesel que hemos probado, con el motor frío comienza a unas 4600 rpm y va aumentado hasta 5000 rpm.
La pantalla de la consola no es fija, sino que sale del salpicadero al dar al contacto (se puede ocultar de nuevo mediante un botón). Ni esta pantalla, ni la del cuadro de instrumentos producen reflejos que dificulten la visualización de la información. Con el navegador más costoso, hay un dispositivo («MMI touch»; vídeo) que permite marcar números de teléfono o introducir direcciones en el navegador «dibujando» los caracteres con los dedos (imagen). A mí me parece un sistema menos cómodo de utilizar que las órdenes por voz o el mando giratorio.
Hay diversos huecos para dejar objetos repartidos por el habitáculo, entre ellos uno doble en el reposabrazos central delantero. Todos están recubiertos de algún material para evitar, en lo posible, que lo que se deje en ellos se deslice o haga ruidos. El portagafas que hay en el techo es pequeño y resulta difícil meter unas gafas de sol de tamaño normal.
Es más o menos igual de grande que el del A6, pero sus proporciones son menos regulares: es muy profundo pero su altura es irregular, ya que ésta va disminuyendo de delante a atrás. Tiene la ventaja de que el portón de grandes dimensiones —que es de cristal en su mayor parte— hace más sencillo llegar al fondo o introducir objetos voluminosos. De serie tiene apertura y cierre eléctrico (vídeo).
Para ocultar el equipaje hay dos piezas, una que es solidaria al portón y otra que queda colocada como una bandeja, en la zona más próxima a los asientos (imagen).
Para poder sujetar la carga con una red o unas cintas elásticas, hay cuatro argollas situadas en los laterales del maletero. Bajo el piso hay un equipo de reparación de pinchazos con un compresor. Hay hueco como para poder transportar, como mínimo, una rueda de emergencia.