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Manías técnico lingüísticas. Brazos multiples y variados. 13-01-2006
  Blas Solo
Normalmente, la abundancia de datos se interpreta como aval de una afirmación. Es lo que hicieron —por ejemplo— quienes aceptaron los cálculos de James Ussher, arzobispo de Armagh, sobre la edad de la Tierra. Este notable teólogo y lingüista, basándose en los acontecimientos relatados en la Biblia, estableció en 1650 que la creación de la Tierra fue el 25 de octubre del año 4004 AC.

A mí me parece una estimación un poco aventurada, aunque sólo sea porque el texto que habla de los siete días que duró la creación no aclara si son naturales o laborables, pero hay que reconocer que tanta precisión abruma.

Por eso me sorprende la candidez con que se acepta la existencia de suspensiones «multibrazo» («multilink» en cualquier texto de márquetin y derivados), sin preguntarse siquiera cuántos brazos hacen falta para empezar a ser «multi».

Que una suspensión reciba la denominación «multibrazo» ya no sirve para entender cómo es, porque ese término se ha usado para describir mecanismos muy diferentes y con poco en común.

La suspensión «multibrazo» original fue la de cinco brazos que Mercedes-Benz empezó a usar en el 190 de 1982 y usa todavía hoy, con muy buenos resultados. La gracia de aquella suspensión es que, jugando con el ángulo y la longitud de cada brazo, Mercedes-Benz conseguía un control muy grande de la posición de la rueda en todo el recorrido de suspensión, que también era muy grande.

En esa suspensión, como en todas sus variantes y evoluciones, los brazos eran transversales a la marcha o casi. Inicialmente era una suspensión característica en el eje motor de coches de tracción trasera. Después de Mercedes-Benz, BMW desarrollo su sistema, con cuatro brazos en lugar de cinco. Independientemente de que fueran cuatro o cinco, siempre que se hablaba de una suspensión «multibrazo» quedaba claro que era una variante de una suspensión de paralelogramo deformable con elementos superpuestos.

La cosa se empezó a complicar cuando algunos fabricantes de coches de tracción delantera hicieron suspensiones traseras con varios brazos transversales y con un elemento longitudinal, bien sujeto a una gran casquillo elástico (Honda) o bien usando brazos flexibles, como la notable suspensión de la primera generación del Mondeo familiar, ahora en muchas marcas. Seguían siendo suspensiones «multibrazo» (normalmente cuatro), pero ya había dos variantes del mismo término que no tenían nada que ver cinemáticamente.

El término multibrazo se usaba para describir suspensiones traseras hasta que Audi, con el primer A8, utilizó un tipo de paraleogramo deformable en el eje delantero que, en lugar de un par de triángulos superpuestos, tenía brazos independientes para formar cada triángulo. Otras marcas, como Alfa Romeo, tienen ejes delanteros de este tipo y hay quien se refiere a ellas como «multibrazo», aunque se trata de un mecanismo muy distinto al de las suspensiones multibrazo originales en el eje trasero porque están en las ruedas de la dirección.

El término «multibrazo» empezó a perder significado cuando cogió buena fama. Se usó para denominar un tipo de suspensión McPherson, con dos bieletas transversales y un tirante oblicuo (una suspensión que había sido común en los Lancia y Mazda de los 80). El argumento para llamar multibrazo a esa suspensión McPherson es que los tres brazos citados más el amortiguador (un brazo telescópico) suman cuatro, más de los imprescindibles para unir una rueda a un bastidor.

Incluso he visto llamar «multibrazo» a una suspensión de eje rígido, con el mismo argumento. En muchos casos, para unir el eje al bastidor hay cuatro brazos longitudinales y una barra Panhard, cinco en total. Se pasa por alto que tocan a dos brazos y medio por rueda, pero el caso es que —como suman cinco— hay quien las convierte en «multibrazo».

Actualmente, la única información que podemos sacar del término «multibrazo» es que la suspensión tiene más de tres (se supone que en cada rueda), pero no dice nada sobre el tipo de suspensión del que se trata. Es decir, es ya un término tan ambiguo, que no da ninguna idea sobre dónde y cómo están los brazos.

No por ambiguo es inútil, claro; la ambigüedad es muy socorrida a veces. James Ussher pudo dar muchos detalles en sus estimaciones y no le pasó nada. En cambio, un contemporáneo suyo llamado Galileo Galilei fue acusado de herejía y murió confinado en su casa por decir que la Tierra gira alrededor del Sol. Eso le pasó por dar demasiados datos. Si hubiera dicho que una cosa gira alrededor de la otra, sin especificar más, no habría tenido ningún problema con los amigos de Ussher.

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