A casi nadie (supongo) se le ocurrirá decir que «la otto está muy cara», refiriéndose a la gasolina. Sin embargo, es académicamente correcto decir que «el diésel está caro», refiriéndose al gasóleo. Es correcto desde que la Real Academia Española, en la vigésimo segunda edición del Diccionario, recoge el término «diésel» con las siguientes acepciones:
diésel. (De R. Diesel, 1858-1913, ingeniero alemán).
1. m. motor diésel.
2. m. Automóvil provisto de motor diésel.
3. m. gasóleo.
El Diccionario se ha convertido en una especie de diccionario de uso, en lugar de seguir siendo un diccionario estrictamente normativo. En éste y otros casos es un diccionario de mal uso. Académicamente será correcto llamar «diésel» al gasóleo, técnicamente es un despropósito.
Diesel es originalmente un nombre propio, el de don Rudolf. Lo que ideó, patentó y construyó el señor Rudolf Diesel fue un ciclo de combustión, como alternativa al ciclo del señor Nicolaus August Otto. El señor Diesel no inventó el gasóleo.
Lo que distingue al ciclo Diesel del ciclo Otto no es el combustible con el que funcionan. De hecho, ni el gasóleo es el combustible característico de un motor Diesel, ni es característico del motor Diesel que funcione con gasóleo.
Por un lado, que el gasóleo no es el combustible característico del motor Diesel le parecerá claro, por lo menos, a todos los que tengan una caldera de gasóleo. Ahora, gracias a la Real Academia, tienen una caldera de diésel.
Por otro lado, lo que distingue al motor Diesel no es que funcione con gasóleo, sino el hecho de que el encendido sea por compresión. Es decir, que la energía necesaria para iniciar la reacción de combustión es el calor que se genera debido a la compresión del aire.
Con ese ciclo de funcionamiento, un motor seguiría siendo Diesel aunque se utilizaran otros combustibles. El mismo don Rudolf decía que «el motor Diesel puede ser alimentado por aceites vegetales, lo que ayudaría considerablemente al desarrollo de la agricultura en los países que lo usen». En la Exposición Universal de París en 1910 hizo funcionar uno de sus motores con aceite de cacahuete.
Hoy hay combustibles sintéticos de origen vegetal, como el Biodiesel o el SunFuel, que no son gasóleo y sirven para motores Diesel. Incluso es posible técnicamente hacer un motor Diesel que funcione con gasolina y probablemente es una buena idea (los motores HCCI).
Si se acepta la españolización de Diesel, lo coherente sería hacerlo también con Otto. Es más, si un «diésel» es un «automóvil provisto de motor diésel», ya puestos a españolizar, un automóvil provisto de eje de Dion será un dedión. La cosa se complica con el plural. Si un automóvil provisto de motor diésel es un diésel, dos de ellos serán dos diéseles. Y, claro, dos automóviles provistos de barras Panhard serán dos panardes.
Menos mal que los Académicos de la Lengua no hablan de estas cosas que, si no, nos podrían decir que hay muchos todoterrenos dieseles, porque con la otto gastan mucho, y que ya apenas quedan panardes, son casi todos macfersones.
El pobre don Rudolf acabó arruinado por causa de su motor. Además, es posible que le costara la vida. Existe la sospecha de que agentes del Kaiser (un káiser) lo tiraron por la borda del barco en el que iba a Inglaterra, para evitar que trabajara con su invento para los ingleses, antes de la Primera Guerra Mundial.
Y ahora va la Real Academia Española de la Lengua y convierte su nombre propio en nombre común, sinónimo de esa cosa pringosa y maloliente. Si lo llega a saber don Rudolf seguro que, en lugar de «motor diésel», la Academía habría tenido que aceptar el término «motor ritalacantaora».
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