Apenas he recorrido 30 kilómetros con cada uno de los modelos que he tenido ocasión de probar, lo cual me ha dejado apreciaciones muy superficiales y poco concluyentes.
En cualquier caso, la impresión general es buena y me ha parecido que todos los Polo tienen un tacto de conducción agradable por la buena posición al volante, por la comodidad de sus asientos y porque todos sus mandos tienen una buen accionamiento. La nueva dirección electrohidráulica es rápida y precisa (2,9 vueltas) y el tacto es satisfactorio, varía la asistencia en función de la velocidad.
También es bueno el accionamiento de las cajas de cambios: suaves, precisas y suficientemente rápidas en una conducción de estilo deportivo. Por estabilidad, el Polo me ha parecido que se encuentra a un buen nivel, aunque hubiese necesitado más kilómetros y carreteras con menos tráfico para sacar impresiones más concluyentes. Parece tener aplomo, no hace extraños y en situaciones comprometidas el control de estabilidad (opcional) nos ayuda a retomar el control con eficacia y más facilidad.
La frenada parece potente y se puede dosificar de forma progresiva. Únicamente es mejorable el tacto inicial del pedal, en donde nos encontramos un punto muerto sin frenada para pasar a continuación a tener toda la presión de frenada. Requiere un pequeño período de adaptación para evitar brusquedades en el momento de iniciar la frenada. He probado a frenar a fondo en un par de unidades del Polo y el ABS parece responder con eficacia.
Los dos nuevos tres cilindros de 1,2 litros, con 54 ó 64 CV, tienen un funcionamiento suave, son silenciosos y no generan vibraciones molestas. El de 54 CV se queda muy justo de potencia para circular por carreteras en las cuales haya que realizar adelantamientos; en las marchas largas apenas se siente respuesta. El de 64 CV da algo más de juego, pero sigue siendo más indicado para circular por ciudad o llanear por autovías a ritmo constante.
El Polo con el motor 1.4 16V de 75 CV tiene más tirón y empuja lo que cabe esperar de un motor de su potencia, ni más ni menos. Es algo más ruidoso que los motores de tres cilindros, pero a cambio también ofrece una mejor respuesta en aceleración, a pesar de que su régimen de funcionamiento máximo no es muy elevado (potencia máxima a 5.000 rpm). Según los datos declarados, su relación entre prestaciones y consumo es buena.
Las versiones Diesel que he tenido ocasión de conducir han sido el 1.4 TDI de 75 CV y el 1.9 TDI de 101 CV. El motor 1.4 TDI de tres cilindros en línea me ha gustado por su buena respuesta desde bajo régimen. Comienza a empujar a partir de 1.500 rpm, pero se «acaba» al llegar a 4.000 rpm. No es un motor molesto por ruido y vibraciones y parece bien adaptado para este modelo.
El motor turbodiésel de 101 CV tiene una respuesta enérgica y permite desarrollar al Polo 1.9 TDI unas prestaciones destacables (188 km/h y 0 a 100 km/h en 10,7 s). Es un motor elástico y tira enérgicamente entre 1.500 y casi 4.500 rpm. En las carreteras reviradas en donde lo he probado permitía adelantar con facilidad, sin necesidad de recurrir a marchas cortas.