El Superb tiene unas buenas cualidades dinámicas (recuerda a las de un Volkswagen Passat), con una acertada relación entre estabilidad y comodidad, al menos con la suspensión deportiva opcional (no lo hemos probado con la de serie). Por cómo va y por sus reacciones, me parece un coche con un nivel alto de seguridad.
Además, su tacto de conducción es muy bueno por cómo responde al volante, entra en las curvas y se comporta dentro de ellas. En carreteras rápidas tiene una estabilidad lineal alta. Los neumáticos Pirelli Pzero Rosso (225/45 R17) que llevaba nuestra unidad de pruebas, como en otros coches en los que los hemos probado, dan un agarre muy bueno. No hemos probado el Superb con otras ruedas más pequeñas.
La suspensión deportiva tiene un reglaje tirando a duro, pero no resulta ni incómoda ni seca, salvo al pasar por algunas juntas de dilatación en muy mal estado. En el resto de circunstancias, absorbe adecuadamente los baches y las irregularidades de la carretera: la carrocería tiene desplazamientos lentos pero no amplios (apenas hay movimientos de cabeceo y balanceo). Probablemente con la suspensión de serie y unos neumáticos de mayor perfil sea más algo más cómodo, pero la carrocería puede quedar peor sujeta.
Hay coches más cómodos, como un Citroën C5 o un Toyota Avensis, pero el Superb responde mejor en carreteras muy reviradas. No es un coche ágil porque el eje trasero no ayuda a redondear las curvas ni a colocar el coche al ahuecar. Lo positivo de esto es que tampoco tiene tendencia a descolocarse cuando el conductor comete un error.
La visibilidad trasera a través de la luneta es muy justa, pero se compensa, en parte, por unos retrovisores exteriores de tamaño grande.
Motores
Hemos probado detenidamente la versión Diesel de 140 CV y conducido más brevemente las que tienen el motor 1.8 TSI de 160 CV y el 1.4 TSI de 125 CV.
Este último me ha sorprendido por el resultado que da en un coche de este tamaño. En condiciones normales, no se echa en falta mayor potencia; tan sólo si se va a viajar habitualmente con el coche muy cargado o por carreteras con mucha pendiente me parece desaconsejable frente a las otras variantes más potentes.
Lo mejor de este motor, además de que resulta suave y silencioso, es lo poco que gasta si se trata el acelerador con cierta suavidad. En un recorrido por autovía de unos 80 km, con cierto tráfico y sin tener ese cuidado con el acelerador que he mencionado antes, el ordenador indicaba un gasto de 7,5 l/100 km. Si hubiese conducido con suavidad (que no quiere decir lo mismo que ir despacio), el consumo hubiese sido con mucha probabilidad de unos 7 l/100 km o menos.
En carretera lenta, aprovechando al máximo la aceleración que da este motor 1.4 TSI, el consumo que indicaba el ordenador era 16,1 l/100 km. Es una cifra elevada en términos absolutos pero no si tenemos en cuenta el peso del coche.
El motor 1.8 TFSI de 160 CV da un resultado muy bueno. Excepto si se van a realizar muchos kilómetros, es recomendable al Diesel de 140 CV (con alimentación por bomba-inyector, que es el que se vende de momento), por prestaciones, suavidad y silencio de funcionamiento.
Es un motor suave y con mucha fuerza desde un régimen bajo hasta más de 6.000 vueltas (aunque de cara a obtener la máxima aceleración, no parece aprovechable pasar de 5.500 rpm), que es capaz de dar unas prestaciones muy rápidas. Además, la respuesta al acelerador es casi instantánea.
Tiene un funcionamiento silencioso salvo cuando se está acelerando y se lleva el motor a un régimen alto. En otras circunstancias, el ruido del viento (a una velocidad alta) y el de rodadura (que es bastante perceptible) se oyen más que el del motor.
El motor Diesel de 140 CV me ha parecido mucho más silencioso y algo más suave de funcionamiento que en otros modelos que también lo llevan, a pesar de ser todavía el de bomba inyector (a finales de 2008 estará disponible el nuevo de inyección por conducto común que lo mejora en suavidad, silencio y elasticidad). También me ha parecido que empujaba antes y llegaba con más fuerza al límite de giro. Eso sí, como en otros coches con este motor, con el Superb 2.0 TDI no resulta difícil que, en alguna ocasión, el motor se cale al iniciar la marcha.
Lo mejor de este motor es que permite tener una autonomía buena. Por ejemplo, en el recorrido que hacemos por una carretera de más de un carril por sentido, a una media de 136 km/h, gastó 6,6 l/100 km. En ciudad y alrededores, el consumo de combustible es de unos 8,5 l/100 km.
El cambio de marchas, manual de seis velocidades, tiene un manejo satisfactorio. Opcionalmente, esta versión 2.0 TDI de 140 CV puede tener el cambio automático DSG que, a mí, me parece muy recomendable por lo bien que funciona y el confort que proporciona.
Otros elementos relacionados con la conducción
La dirección asistida electromecánica de asistencia variable es otro de los aspectos positivos del Superb, ya que su tacto es muy bueno. Aunque no es muy rápida, sí tiene un acertado equilibro entre dureza y suavidad en cualquier circunstancia. Además, transmite mucha información del estado de la carretera.
El Superb está disponible con faros de xenón para cortas y largas con iluminación activa («AFS»). Este elemento es de serie en las versiones más equipadas («Elegance») y opcional en el resto.
Tiene varios modos de funcionamiento: uno para ciudad (que hace el haz de luz más ancho), otro para carretera (mayor longitud del haz de luz) y un tercero para autovía (una combinación de los dos anteriores). Además, al girar el volante, los faros también giran y se activa el alumbrado lateral de los faros antiniebla. También hay un programa para evitar los reflejos cuando llueve intensamente.
Como el Volkswagen Touran, el Superb puede tener opcionalmente el dispositivo de aparcamiento automático en línea («ParkAssist»). Es un sistema que comprueba si hay espacio suficiente para aparcar en línea en un determinado lugar, da instrucciones precisas y mueve el volante automáticamente. El conductor debe seguir las instrucciones que aparecen en la pantalla del ordenador —acelerar, frenar, manejar el cambio de marchas y vigilar el entorno— (más información).