Los asientos delanteros sujetan muy bien el cuerpo, especialmente la zona lumbar. Tienen un relleno blando pero con la firmeza suficiente para que el cuerpo no se vaya hundiendo y moviendo constantemente (que es lo que pasa en algunos asientos malos y blandos). Los reposacabezas pueden quedar muy bien colocados, pues tienen regulación en altura y en profundidad.
En el Mégane Coupé, el diseño de la carrocería ha condicionado su funcionalidad. Lo más desfavorable es la mala visibilidad en tres cuartos trasero; como consecuencia, se sale prácticamente a ciegas de los aparcamientos en batería.
Las plazas traseras son más espaciosas de lo que parece a simple vista, aunque sólo caben bien dos personas de hasta 1,70 m. Si van ocupantes de mayor tamaño su cabeza roza contra el techo y los reposacabezas quedan excesivamente bajos, mal colocados. El acceso a estas plazas está bien resulto porque los asientos delanteros dejan un hueco amplio cuando se echan hacia delante.
Está homologado para cinco ocupantes —aunque atrás no hay anchura para tres—, igual que el Opel Astra GTC y que el KIA pro_cee´d. El Volvo C30 y el Volkswagen Scirocco sólo pueden transportar a cuatro ocupantes (de forma legal).
En la consola no abundan los huecos para despositar objetos. La falta es más notable si está instalado el navegador «Carminat DVD». Este dispositivo se maneja desde un mando colocado entre los asientos, que va en el lugar donde otros Mégane tienen un hueco para depositar objetos (en esta imagen se puede ver, justo por detrás de la palanca de cambios). La guantera es muy grande, y en las plazas delanteras hay unas trampillas de unos tres litros de capacidad (muy cómodas y muy útiles para llevar cosas que no se necesitan mientras se conduce).
Consideraciones de algunos elementos de equipamiento
Me ha gustado mucho el funcionamiento de ciertos elementos de equipamiento que montaba nuestra unidad probada, como el climatizador automático y el navegador.
El climatizador (opcional en algunas versiones de Mégane Coupé, de serie en otras) es capaz de caldear el habitáculo con gran rapidez (aunque el coche haya permanecido a la intemperie con tiempo muy frío) y sin generar corrientes molestas en el interior. También me ha gustado mucho porque, una vez seleccionada una temperatura, la mantiene perfectamente aunque el ambiente en el exterior cambie mucho. En un viaje por carretera no hizo falta cambiar la temperatura elegida para el interior, aunque la exterior varió en muy pocos kilómetros entre 4 y -15ºC (según el termómetro del coche). El ambiente siempre fue muy seco, con lo cual desconozco si el climatizador también es capaz de mantener los cristales libres de humedad. Tiene tres programas de funcionamiento automáticos: uno suave, otro rápido y el normal (imagen).
En función del nivel de equipamiento, el navegador del Mégane puede ser de dos tipos: con cartografía en CD (asociado al equipamiento «Dynamique») y en DVD (para el equipamiento más completo, «Privilege»). El navegador con CD, el más económico, me ha parecido satisfactorio. La cartografía está muy actualizada y es muy extensa (incluye países que normalmente no están disponibles en muchos navegadores con soporte en CD, como Grecia, Rumania ó Croacia). Su manejo es sencillo.
Los mandos de la consola son un poco pequeños y su manejo obliga a desviar la vista de la carretera. Para evitar este inconveniente, hay que acostumbrarse a la piña de mandos que hay detrás del volante. Desde ahí se pueden manejar, con total comodidad, las principales funciones del teléfono (como consultar la agenda, ver un listado de las últimas llamadas o realizar una llamada), de la radio o del sistema de navegación (como seleccionar una dirección guardada o un punto de interés cercano al vehículo).
Una de las cosas que facilitan mucho el uso cotidiano del Mégane Coupé es la «tarjeta manos libres». Si el coche detecta la cercanía de este mando, al meter la mano entre la puerta y el tirador exterior se desbloquean automáticamente las cerraduras. Cuando el conductor se aleja del coche las cerraduras se bloquean automáticamente. El motor se arranca con un botón (sólo si se pisa el freno o el embrague) sin necesidad de manipular el mando o tarjeta. Realmente no es una tarjeta al uso (no cabe en la cartera), pero me parece un mando mucho más cómodo que el que usan la mayor parte de los fabricantes con sistemas parecidos (que normalmente son grandes y pesados).
El cierre centralizado del coche tiene algún fallo, por ejemplo, cuando se deja una ventanilla abierta no hay ninguna señal que advierta al conductor.
La conexión automática de luces carece de la posibilidad de regular su sensibilidad. No se encienden hasta que prácticamente es de noche: en días muy grises hay que conectar las luces manualmente. No me parece un fallo grave porque todos los Mégane llevan luz de marcha diurna, que consiste en una lámpara que alumbra más que las luces de posición y menos que las de cruce: conviene llevar este sistema siempre conectado porque aumenta la posibilidad de ser visto en condiciones de visibilidad que no sean óptimas.
Nuestra unidad de pruebas tenía los faros opcionales de doble xenón. La iluminación que dan es muy buena, aunque creo que sólo compensa pagar por ellos a aquellos conductores que circulen mucho de noche por vías sin iluminar y donde se pueda ir frecuentemente con la iluminación de carretera conectada. Si se va a circular normalmente sólo con el alumbrado de carretera, hay poca diferencia entre los faros halógenos y los de xenón.
La luz de niebla trasera se puede conectar independientemente de la delantera. Esto viene muy bien, por ejemplo, cuando el coche deja una espesa estela de agua.