La aceleración de este Laguna es mejor que la del Škoda Superb 1.8 T, la berlina más rápida que hemos medido en este nivel de potencia.
De hecho, un Renault Laguna 2.0 T acelera prácticamente igual que un Volkswagen Golf R32, en nuestras mediciones desde 80 y desde 100 km/h.
Entre el Superb y el Laguna hay 13 CV de diferencia pero —por lo que se puede ver en las prestaciones— el motor turbo de Audi que lleva el Superb normalmente ha dado más de 150 CV. Lo que ocurre es que el motor de este Laguna también debe dar más de esos 163 CV que anuncia Renault, al menos en la unidad que hemos conducido.
Teóricamente no puede pasar en sexta velocidad de 5.300 rpm, pero nuestra unidad sí podía. Por la forma en que responde el motor creo que, con un desarrollo más largo, alcanzaría una velocidad superior a los 218 km/h que declara Renault. Da la potencia máxima a 5.000 rpm, pero por encima de ese régimen tiene aún mucha fuerza.
El régimen máximo que alcanza es 6.200 rpm, pero no sirve para nada llevar al motor hasta ahí. He medido el adelantamiento desde 80 km/h de dos formas: una, saliendo en segunda velocidad (a menos de 5.500 rpm) y cambiando a 6.200 rpm; la otra, saliendo en tercera velocidad (a poco más de 3.800 rpm) y cambiando a 5.600 rpm. Es claramente más rápido de esta segunda forma.
Las cifras de recuperación me parecen aún más sorprendentes, incluso si consideramos que los motores con turbo siempre son buenos en esta medición. En las tres marchas más largas, el Laguna hace más o menos el mismo tiempo que un Golf R32, y mejora a cualquier berlina que hayamos medido en km77.com.
Esto es posible, además de por la fuerza del motor, porque el peso del Laguna es relativamente bajo (1.395 kg en condiciones de homologación) y porque los desarrollos son más bien cortos. Aunque el Laguna tiene seis marchas y da la potencia máxima a sólo 5.000 rpm, tiene desarrollos en cuarta y quinta más cortos que el Superb 1.8 T.
No veo el efecto negativo de estos desarrollos en el consumo, pero sí en el ruido. Aun sin medir concienzudamente el consumo (como hacemos en las pruebas), no parece que gaste mucho en condiciones normales de circulación, aunque sí cuando se utiliza a menudo la aceleración que puede dar.
Este motor ha sido ruidoso en casi todas sus variantes, pero ésta lo es menos que las atmosféricas. Con todo, a partir de unas 4.000 suena claramente un ruido de motor que se sobrepone al aerodinámico, incluso en sexta velocidad (a ese régimen iría a 163 km/h).
La estabilidad del Laguna me parece buena. Es un coche blando de suspensión al que no creo que le sienten bien las llantas opcionales de 17 pulgadas, al menos para el confort. Los neumáticos que tenía (Michelin Premacy) no agarraban mucho en seco (en este coche). Al menos con esas ruedas, no me parece tan estable como un Ford Mondeo o un Alfa Romeo 156, por citar dos muy buenos que he conducido recientemente.
Pese a estos inconvenientes, el Laguna se desenvuelve bien en carreteras rápidas. En las lentas requiere anticipación con el volante y permite notar bien en el volante dónde están los límites del coche. No reacciona mal en ningún caso y, cuando pierde mucha adherencia en subviraje, el control de estabilidad ayuda. En sobreviraje funciona con la rapidez adecuada a un coche como éste, que no es un deportivo.
El embrague tiene un tacto muy raro, con un recorrido total muy grande y un recorrido útil concentrado al final, cuando el pedal está casi arriba. Los frenos aguantan medianamente.