Los asientos delanteros pueden ir muy cerca del suelo, más que en ninguna otra berlina que hayamos probado. Los tres tipos de asientos disponibles —estándar, confort y deportivos— se diferencian por la cantidad de regulaciones eléctricas que tienen y por la forma del mullido. Todos ellos tienen el reposacabezas integrado en el respaldo y, por tanto, no se puede regular en altura. A una persona de 1,85 metros de estatura el reposacabezas le queda a la altura correcta.
La unidad de prueba tenía los asientos opcionales confort. Tienen un mullido firme y son cómodos incluso cuando se está sentado mucho tiempo en ellos. Sujetan bien el cuerpo en las curvas y con ellos está incluida la regulación eléctrica de la columna de la dirección y tres memorias de posición para el conductor y el acompañante (memoriza la posición del asiento, del volante y de los retrovisores exteriores).
Los asientos confort son los únicos con los que se puede pedir la opción de masaje. Esta función está disponible para los asientos delanteros y traseros, aunque para tenerla atrás hay que pedir la opción de «Asientos traseros confort». Hay cinco tipos de masaje, que se logran mediante diez cojines inflables repartidos por el respaldo y cuya intensidad se puede regular en cuatro niveles. Me parece uno de los sistemas de masaje más logrados que he probado en un vehículo y recomendables para hacer más llevaderos los viajes largos.
La función de calefacción se puede pedir para las cuatro plazas con independencia del tipo de asiento escogido, pero no ocurre lo mismo con la función de ventilación, que implica elegir cualquiera de los asientos opcionales delanteros y traseros. El volante puede tener calefacción, que se activa mediante un botón oculto en la parte inferior y posterior del aro (es un botón que no tiene ningún tipo de marca que indique su función y que en ocasiones se pulsa sin querer). El aro del volante puede ir recubierto totalmente de piel o combinado con carbono o madera.
En la instrumentación del Panamera sólo hay un indicador físico de aguja, el cuentarrevoluciones, que ocupa el centro de la misma y es de grandes dimensiones. El resto de la instrumentación está formado por pantallas, en las que se muestra numerosa información de una forma clara y ordenada.
Las pantallas que están a ambos lados del cuentarrevoluciones tienen un tamaño de siete pulgadas. La de la izquierda muestra el velocímetro, la temperatura del exterior y la información detectada por el sistema de lectura de señales de tráfico. La de la derecha da más información, como los datos del ordenador de viaje, un gráfico de la distribución de tracción en cada eje de ruedas, el mapa del sistema de navegación o la imagen captada por el sistema de visión nocturna. Para cambiar entre los diferentes menús disponibles de la pantalla derecha hay que utilizar una ruleta que hay en el brazo derecho del volante. Hay una tercera pantalla, más pequeña y en la parte inferior del cuentarrevoluciones, que muestra la velocidad a la que circula el vehículo y la marcha engranada.
La mayoría de los materiales con los que Porsche cubre el interior del Panamera denotan una gran sensación de calidad. Además, los ajustes entre las diferentes piezas son precisos y no hay bordes mal enrasados ni se escuchan crujidos cuando se circula sobre asfalto en mal estado. La consola central recuerda a la del anterior Panamera por su colocación en una posición elevada y por su caída progresiva desde la parte superior hasta el reposabrazos central, pero ahora hay menos cantidad de botones y todos ellos han sido emplazados es una superficie de plástico negro.
Hay tres tipos de botones en dicha superficie de plástico. Los que están inmediatamente por debajo de la salida de aire son táctiles, es decir, no es necesario presionarlos para activarlos, basta con posar el dedo encima de ellos (se escucha un «clic» a modo de confirmación). Con estos botones se accede a los principales menús del vehículo como el climatizador, el sistema de audio, el navegador y el teléfono. El botón del freno de estacionamiento, el que regula el volumen del sistema de audio y los de la temperatura y velocidad del sistema de climatización son de tipo convencional. Por último, los que están a ambos lados del selector de cambio (que sirven, entre otras cosas, para activar la calefacción y la ventilación de los asientos y para modificar los ajustes de la suspensión) se activan presionando sobre la superficie de plástico hasta que se oye un «clic», no basta con posar el dedo.
En la parte superior de la consola hay una pantalla táctil de 12,3 pulgadas desde la que se controlan casi todas las funciones del vehículo. Es un sistema que no se domina desde el primer momento porque la cantidad de funciones que se puede manejar desde él es muy extensa y es necesario un pequeño periodo de aprendizaje y adaptación para que su uso no robe a la conducción más tiempo del debido. Los menús y submenús están bien estructurados y la información se muestra de forma clara. La rapidez de respuesta y fluidez de la pantalla es muy buena.
Para mayor facilidad, el menú de inicio (Home) se puede configurar al gusto del conductor, de tal manera que pueda tener acceso directo a las principales funciones con un solo toque. Se nota que Porsche ha hecho un esfuerzo para que, una vez que se tiene práctica y se ha configurado el menú de inicio según convenga, se pueda manejar de forma certera (al menos las principales funciones) y reduciendo mucho las posibles distracciones.
La pantalla central también sirve para orientar la salida de aire central. Es una solución que resulta llamativa, pero totalmente absurda porque no se consigue ajustar la orientación con la misma precisión que si se hiciera moviéndola a mano y porque resta mucha atención a la conducción. En el manual del usuario, Porsche dice que esa salida de aire no se debe manejar manualmente porque se puede dañar.
El número y el tamaño de los huecos disponibles en el Panamera para dejar objetos de uso cotidiano, como unas llaves, una botella y un teléfono móvil, es correcto. En las puertas delanteras caben botellas de 1,5 litros y en la zona del reposabrazos hay dos espacios para dejar latas de bebidas o un teléfono móvil. El hueco que hay bajo el reposabrazos y la guantera no son grandes.
En la fila posterior del Panamera hay siempre dos plazas individuales, en las que dos personas de 1,80 metros pueden viajar con holgura detrás de otras que midan lo mismo. En esta fila hay más espacio para las piernas que en un BMW Serie 7 y menos que en un Audi A8 (ambos con carrocería corta). Quien desee más espacio para las piernas es recomendable que compre el Panamera Executive. Con el techo solar, la distancia libre al techo se reduce 4 cm, lo que marca la diferencia entre que un ocupante de 1,85 metros de estatura se pueda sentar estirado o no (tabla comparativa de mediciones del interior). El acceso a las plazas posteriores requiere inclinar un poco el tronco y flexionar las rodillas, puesto que la carrocería es baja y los asientos van cerca del suelo.
Los asientos traseros son muy parecidos a los delanteros. Los que tenía la unidad de prueba eran los opcionales llamados “Asientos traseros confort”. Cuestan 2262 euros y tienen ajustes eléctricos para la inclinación del respaldo (aunque no se puede variar el ángulo tanto como en los asientos delanteros), para el apoyo lumbar y para la longitud de la banqueta. También tienen tres posiciones de memoria. En estos asientos se viaja con gran confort y el cuerpo va muy bien sujeto en las curvas; se va mejor que en los coches que tienen un asiento trasero de tres plazas, puesto que hay que hacer menos esfuerzo para mantenerse en el sitio en las curvas. Si se pide el climatizador de 4 zonas (1687 €) y cualquiera de los asientos delanteros opcionales (confort o sport), es posible ajustar la posición del asiento del copiloto desde atrás para, por ejemplo, ganar espacio para las piernas.
Entre los dos asientos traseros hay una consola con reposabrazos, varios huecos para depositar objetos y salidas de ventilación. Si se monta el climatizador de cuatro zonas, uno de esos huecos se sustituye por una pantalla desde la que se controlan sus funciones (imagen) y las salidas centrales de aire dejan de ser convencionales para ser como la central que hay en la fila delantera y que hay que regular mediante la pantalla. En las versiones de la carrocería larga, esa consola central también puede alojar una mesita extraíble (imagen).
Las ventanillas posteriores pueden ir oscurecidas y llevar cortinillas. También hay una cortina justo detrás de los reposacabezas posteriores; por su posición, además de reducir la entrada excesiva de luz, también ayuda a mitigar las corrientes de aire en el habitáculo cuando se abre el portón del maletero. Como las ventanillas son pequeñas y los asientos delanteros son anchos por su parte superior al llevar integrados los reposacabezas, el Panamera da menos sensación de amplitud y de luminosidad que un Audi A8 y un BMW Serie 7. Por las características de las plazas posteriores, el Porsche Panamera tiene más parecido con un Audi A7 Sportback y un BMW Serie 6 Gran Coupé.
El maletero tiene una capacidad de 495 litros de capacidad. Es más pequeño que el de un A7 Sportback (535 l) y un Maserati Quattroporte (530 l) y más grande que el de un Serie 6 Gran Coupé (460 l). La profundidad y anchura mínima del espacio de carga es 104 y 90 centímetros respectivamente. La altura hasta la cortinilla es 42 cm, que es más bien poco. Para ampliar el espacio de carga, se pueden abatir los respaldos de los asientos posteriores en dos partes (de serie) o en tres (opcional). El maletero presenta el inconveniente de que su borde de carga está muy elevado (80 cm) y eso hace que sea costoso cargar y descargar objetos pesados.