El control de tracción y estabilidad de Porsche se denomina PSM (Porsche Stability Management) y es, posiblemente, el más eficaz de cuantos hay actualmente en un coche de serie. Con el PSM, el nivel de seguridad activa alcanzado es difícil de superar. Actúa con mucha eficacia tanto en subviraje como en sobreviraje e impide que el coche nos haga cualquier extraño aunque aceleremos a tope en medio de una curva.
El nivel de adherencia y motricidad del 911 Turbo es tan elevado que hay que ir ya muy rápido para que el PSM entre en acción sobre suelo seco. En condiciones de baja adherencia es donde más se deja notar su eficacia. Los técnicos de Porsche han ajustado el sistema de tal forma que permite realizar una conducción muy «deportiva» antes de llegar a actuar.
La sensación final que transmite el PSM es que siempre que entra en funcionamiento nos ayuda y en ningún momento nos limita, aunque realicemos una conducción extrema. Como otros sistemas similares, el control de estabilidad de Porsche interviene sobre los frenos (actuando en equipo con el ABS) y la alimentación del motor (cortando la inyección de combustible).
El PSM se puede desconectar pulsando un botón localizado en la parte central del salpicadero, algo sólo recomendado para conductores muy expertos en situaciones determinadas, aunque, a diferencia de otros controles de estabilidad, el PSM se vuelve a conectar automáticamente cuando, en medio de una situación apurada, pisamos levemente el pedal de freno.