En el salpicadero del Polestar 2 no hay demasiados mandos y botones que accionar. No llega al nivel de minimalismo del Tesla Model 3, que está llevado casi al extremo, pero no se queda demasiado lejos. Casi todas las funciones del coche se manejan o consultan desde la pantalla del sistema multimedia, que es de 11 pulgadas, está colocada en posición vertical y funciona bajo el sistema operativo Android Automotive.
Es una pantalla de calidad y que, por norma general, se maneja con facilidad y rapidez. No obstante, como suele ocurrir en sistemas de este tipo, aglutina muchísimas funciones e inicialmente puede llegar a abrumar. Hay funciones con las que me he sentido muy cómodo (por ejemplo, con Google Maps, que además de ser exactamente igual que en el teléfono móvil, incluye estimaciones muy certeras sobre el consumo energético al fijar un destino) y otras con las que no tanto (la necesidad de descargar algunas aplicaciones mediante Play Store de Google, que requiere un registro previo o la integración en la misma de los mandos del climatizador, que en ocasiones distrae). Además hay algunas aplicaciones que no funcionan del todo bien (dos distintas se quedaron «colgadas» en varias ocasiones durante la prueba) y, al menos de momento, no es compatible con Android Auto y CarPlay, lo cual es del todo infrecuente hoy en día.
Al cabo de unos días, mi experiencia con este sistema multimedia se podría definir como agridulce, con aspectos muy buenos y otros claramente mejorables. Lo que me ha quedado claro es que, al menos bajo mi punto de vista, no es superior al que Volvo utilizaba hasta hace no demasiado tiempo en la mayoría de sus modelos (Polestar y Volvo pertenecen al mismo grupo empresarial y, entre otros muchos elementos, comparten sistema multimedia), en el que los menús estaban ordenados de manera más sencilla.
Con la instrumentación me ha ocurrido algo parecido. Está formada por una pantalla de alta calidad, con un buen contraste y brillo, pero algo desaprovechada. Solo hay dos modos para mostrar la información (una con los datos convencionales y otra con una representación del mapa del navegador) y los datos del ordenador de viaje (estos sí, abundantes) solo se pueden ver durante un par de minutos, luego «desaparecen» hasta que se vuelve a tocar el botón correspondiente en el volante.
El puesto de conducción es muy bueno, con unos asientos que no van tan cerca del piso como los del Tesla Model 3 pero ergonómicamente sobresalientes. Incluso en viajes de varias horas procuran un confort muy alto y su agarre en curvas, sin ser excelente, es más que suficiente para que no suponga un problema de cara al disfrute en carreteras sinuosas. Ahora bien, aquellas personas a las que no les guste sentirse «encajonados» es posible que no se encuentren del todo a gusto con el Polestar 2 porque la consola que separa los dos asientos delanteros es muy voluminosa y las ventanillas de las puertas son bastante pequeñas. Afortunadamente, el techo panorámico de cristal aporta mucha luz al habitáculo (a veces de más. Hay disponible una cortinilla como accesorio). Yo me he encontrado muy cómodo con esta configuración, pero no tiene por qué ser así para todo el mundo, así que recomiendo probarlo.
La visibilidad es buena hacia delante y hacia los laterales y muy justa hacia los tres cuartos traseros y hacia atrás (los pilares posteriores son muy grandes y la luneta muy pequeña). Eso sí, los sensores de proximidad delanteros y traseros, así como la cámara trasera de ayuda al estacionamiento forman parte del equipamiento de serie y son muy útiles para maniobrar en sitios angostos. Opcionalmente también se puede pedir un sistema de cámaras que genera una vista cenital del vehículo (imagen).
En las plazas posteriores no sobra el espacio, pero es suficiente para que dos adultos de 1,80 m de altura o muy poco más puedan viajar sin demasiadas estrecheces. Hemos medido 73 centímetros en sentido longitudinal (para las piernas) y 92 cm en sentido vertical (para la cabeza), por lo que se queda en un término medio frente a sus dos principales rivales, que son el BMW i4 y el Tesla Model 3. La anchura entre puertas, de 132 centímetros, es inferior a la de los modelos citados y muy escasa para que un tercer ocupante se pueda acomodar con un mínimo de confort. Además, el túnel longitudinal que recorre el piso es muy voluminoso y el respaldo central muy duro, dos aspectos que hacen aún menos recomendable utilizar dicha plaza.
Otro aspecto mejorable de estas plazas es el respaldo de los asientos, que está mucho menos tendido que en otros modelos y obliga a adoptar una postura poco natural. Con el paso del tiempo puede llegar a pasar desapercibido, pero inicialmente llama la atención por lo poco usual. Los pasajeros de estas plazas tienen a su disposición dos tomas USB de tipo C y calefacción para los asientos (si se paga por ello), pero no un climatizador independiente (únicamente tiene salidas de aire).
El Polestar 2 tiene dos maleteros, como el Tesla Model 3. El principal es el posterior, al que se accede a través de un portón con apertura y cierre automáticos y cuya capacidad es de 405 litros. Es un maletero de formas diáfanas y con un doble fondo muy aprovechable, pero es de menor tamaño que el del BMW i4 y el Tesla Model 3 (según datos oficiales, este último tiene menos capacidad, pero según mediciones propias es todo lo contrario). Los accesorios con los que cuenta son los habituales en vehículos de este tipo: cintas elásticas, ganchos en el piso y perchas en las paredes laterales. La iluminación es buena, con dos plafones en el propio maletero (uno en cada pared) y otro en la parte interior del portón.
El maletero de la parte delantera está bajo el capó y tiene solo 41 o 35 litros (depende del número de motores, uno o dos). Es claramente más pequeño que el del Tesla Model 3, que tiene 117 litros, pero es más que suficiente para llevar los cables de recarga y algún bulto adicional menudo. En este espacio no hay ningún tipo de accesorio para colocar los objetos y tampoco hay luz (en el Tesla sí).
Los materiales que Polestar ha empleado para fabricar el habitáculo y las puertas son llamativos y, en general, causan una muy buena impresión. Son llamativos por poco vistos, una especie de plásticos blandos con texturas rugosas y tapizados de tipo vaquero pero mucho más suaves al tacto. También hay materiales convencionales, como la madera o la piel (parte de los asientos, además de volante). La alta calidad de fabricación y la atención por el detalle también se aprecia en detalles que quedan menos a la vista, como por ejemplo el grosor de las moquetas o la suavidad con la que cierran las ventanillas. Muchos mandos son exactamente los mismos que Volvo utiliza en sus modelos, como las palancas que hay tras el volante o los botones de las puertas y de los asientos.
Un aspecto a mejorar es la cantidad de huecos portaobjetos. No por número, que son los habituales en este tipo de coches, ni por los acabados de los mismos, pues todos están forrados de goma, tela o ambos, sino más bien por el tamaño. Salvo la guantera, que es normal, el resto son muy pequeños (especialmente los que hay entre los asientos delanteros). Justo el que hay por delante de la palanca de cambios tiene una superficie de carga inalámbrica para cargar dispositivos móviles y un par de tomas USB de tipo C ocultas bajo dos tapas de goma.