El habitáculo está fabricado con materiales que dan aspecto de cierta calidad, especialmente el cuero del interior de las puertas, los asientos, el pomo del cambio y la palanca del freno de estacionamiento. No dan sensación de calidad algunos plásticos, como los de la columna de la dirección o los mandos de las luces, el claxon y los limpiaparabrisas.
Con el techo plegado, el acceso al habitáculo es sencillo porque las puertas tienen un buen ángulo de apertura. Si la capota está puesta, sentarse dentro del Cévennes es algo más costoso ya que su altura es un poco escasa. Aún así, basta con agachar la cabeza ligeramente.
No falta espacio para las piernas de los ocupantes, ni a lo largo ni a lo ancho (salvo que sean muy voluminosos o altos). Como los asientos están colocados muy cerca del suelo, los pasajeros pueden llevar las piernas muy estiradas; la excepción es que como reposapiés izquierdo del conductor queda algo cerca del asiento hace que su pierna izquierda vaya más flexionada de lo normal.
Los asientos son cómodos y sujetan bien el cuerpo a pesar de ser de cuero (el cuerpo no se resbala). Aunque tienen un diseño parecido al de algunos asientos con reposacabezas fijos, éstos sí se pueden regular, aunque es necesario algo de fuerza (no tienen una tecla que libere las dos barras que unen el reposacabezas y el asiento).
Los cinturones de seguridad se abrochan a la inversa que en la mayoría de turismos, de derecha a izquierda en el caso del conductor y de izquierda a derecha en el del acompañante, ya que sus anclajes principales están situados entre ambos asientos. Tanto un cinturón como otro sujetan fuertemente el cuerpo contra el asiento (más que la media y más que en la mayoría de coches en los que me he subido).
Todos los mandos están bien ubicados y son fáciles de accionar. El conjunto de indicadores luminosos situados en el salpicadero, tras el volante y entre el cuentarrevoluciones y el velocímetro (imagen), ofrecen mucha información. Además, hay cuatro esferas en la parte alta de la consola central para controlar la temperatura del aceite, la temperatura de líquido refrigerante, la presión del aceite y el voltaje de la batería. Junto a ellas, una quinta esfera, situada a la derecha, hace las funciones de reloj (imagen).
Justo por debajo de estos cinco indicadores está el botón de arranque del motor. Únicamente sirve para poner en marcha el coche, ya que la desconexión del motor se realiza mediante la llave. Aunque tiene arranque por botón, el Cévennes no tiene arranque sin llave (para poner en marcha el motor es imprescindible insertar la llave en el contacto, ubicado a la derecha de la columna de la dirección).
Los mandos de la calefacción y el aire acondicionado (de serie), de los elevalunas eléctricos y de los retrovisores exteriores se concentran en la parte baja de la consola central, justo por delante de la palanca del cambio. Los de los elevalunas y los retrovisores son los mismos que llevaba el Peugeot 206. El equipo de sonido y el navegador, en caso de llevarlo, están situados frente al acompañante, por encima de sus rodillas.
El maletero, ubicado en la parte frontal, es pequeño (110 l) y de formas irregulares (imagen). En la parte central tiene un espacio suficientemente ancho y profundo como para una maleta mediana. Su borde de carga es muy bajo, por lo que es sencillo depositar objetos pesados en su interior.
Aparte de en el maletero, es posible transportar algunos objetos en el hueco que queda entre la tapicería que separa el habitáculo del motor y el respaldo de los asientos, siempre que éstos no estén en su posición más retrasada. Ese pequeño espacio se puede emplear para dejar, por ejemplo, un maletín de pequeñas dimensiones, un paraguas o un abrigo.
Además, es posible ampliar la capacidad de carga del Cévennes adquiriendo el portaequipajes que PGO comercializa como accesorio de concesionario. Se ubica en la tapa del motor, en la parte trasera del coche, y permite transportar objetos no demasiado voluminosos al aire libre.
Para plegar y desplegar el techo hay que soltar tres trabillas metálicas, situadas en los extremos y el centro de la parte delantera del marco del parabrisas. Primero hay que sujetar uno de los dos lados para, a continuación, hacer lo mismo con el otro y la trabilla central. Es una operación que requiere cierta práctica pero que se puede realizar en un par de minutos. Cuando se circula con el techo desplegado, la funda protectora se puede depositar sobre una pequeña bandeja que queda entre los asientos y la parte final del techo.