Peugeot 3008 y E-3008 (2024). Buena calidad, un espacio normal y una conducción con un punto de agilidad. | Impresiones del interior
El Peugeot 3008 de tercera generación estrena el llamado «i-Cockpit panorámico» (galería de imágenes). Conserva la disposición de volante pequeño e instrumentación en posición elevada de las versiones anteriores del i-Cockpit, pero instrumentación y multimedia ahora se unifican en una única pantalla de 21 pulgadas ligeramente curvada. Debajo de esta, el salpicadero describe un mismo arco en torno al conductor. La consola central, que nace a media altura y desciende hasta el reposabrazos, remata un puesto de conducción en el que uno se siente envuelto. Quien prefiera un concepto más «abierto», es mejor que pruebe a sentarse en un Toyota Corolla Cross o en un Renault Scenic E-TECH.
Muchas veces nos hemos quejado del i-Cockpit porque condicionaba la postura al volante: si querías ver bien la instrumentación, había que mover la altura del asiento o del volante a una posición que no era la preferida (normalmente se resolvía colocando el volante muy abajo). Con el i-Cockpit panorámico nos sentimos mucho más cómodos. Puede ser que el paso del tiempo y tras probar muchos modelos de Peugeot nos hayamos acostumbrado a esta disposición, pero esta última versión del i-Cockpit no nos obliga a realizar ajustes importantes de volante y asiento. La ergonomía, por tanto, ha mejorado.
La citada pantalla de 21 pulgadas es de serie con el nivel de equipamiento GT y es una opción para Allure (con el nivel Allure hay dos pantallas de 10 pulgadas, instrumentación y multimedia, una a continuación de la otra, con una separación entre medias). Es una pantalla con una resolución muy buena, que se ve bien incluso cuando la luz del sol incide directamente sobre ella. La parte correspondiente a la instrumentación tiene varias opciones de visualización y de personalización de la información (medidor de potencia, multimedia, energía y mapas). También puede mostrar Google Maps si hay un teléfono vinculado mediante Android Auto o Apple CarPlay (los mapas de Waze, por el contrario, no los muestra).
El sistema multimedia es el mejor que ha fabricado Peugeot hasta la fecha: responde muy rápido y de manera precisa al toque con los dedos y tiene unos menús que, si bien recuerdan a los de otros modelos de la marca, están mejor ordenados. Además, en el caso del E-3008, la versión eléctrica, el navegador incluye un planificador de rutas que sugiere puntos de parada e indica la ocupación de los mismos, la potencia y el tiempo necesario de recarga en cada uno de ellos. También permite elegir el nivel de carga con el que deseamos llegar al destino y hace cálculos en tiempo real. La planificación puede ser de utilidad si, por el motivo que sea, no disponemos de un teléfono móvil, pero por lo general las aplicaciones de móvil dedicadas a rutas y movilidad eléctrica son más precisas y confiables.
Debajo de las salidas centrales de aire hay una superficie táctil con una serie de accesos directos personalizables a los que Peugeot llama «i-Toggles» (imagen). Es muy parecida a la que lleva el Peugeot 308 y resulta muy útil para acceder a las funciones más utilizadas sin tener que buscar en los menús del sistema multimedia. Se pueden programar hasta diez funciones distintas (una dirección del navegador, una emisora de radio o incluso una configuración concreta para los asistentes a la conducción). En los 3008 Allure el sistema i-Toggles es opcional. Si no se paga por él, tenemos un hueco con tapa en su lugar.
El volante es pequeño y está achatado por arriba y por abajo. En los radios hay unos botones de tipo táctil con función háptica, es decir, que producen una pequeña vibración cada vez que se los presiona. Su uso no presenta problemas y no echamos en falta botones mecánicos.
En la consola que hay entre los dos asientos delanteros hay muchos espacios para depositar objetos, aunque no todos tienen buen acceso desde el puesto de conducción. El que hay justo por debajo de la consola, por ejemplo, está cubierto por una tapa que abre hacia la izquierda, lo que dificulta la colocación de objetos en su interior (parece pensada para ser utilizada desde el puesto del pasajero, desde donde no hay ningún problema de acceso).
El selector del cambio está a la derecha del volante, junto al botón de arranque. Su manejo es cómodo porque no hay que estirar mucho el brazo y queda cerda del volante.
En lo que respecta a materiales y acabados, el Peugeot 3008 deja una impresión muy buena. No es un coche lujoso, pero hay amplias zonas tapizadas en el salpicadero, en las puertas (las cuatro) y en la consola central y molduras de metal. Las piezas están bien ajustadas, la consola central no cede ni cruje aunque la meneemos y el tacto de los botones al pulsarlos es bueno. Además, la mayoría de los huecos portaobjetos tienen el fondo de goma (los de la consola central) o están tapizados (puertas y guanteras). El sistema de iluminación ambiental es llamativo y de noche crea una atmosféra llamativa. La parte trasera está menos cuidada: no hay plásticos blandos en la parte superior de las puertas, la iluminación ambiental no existe y los huecos no tienen un fondo de goma.
Espacio para los pasajeros y maletero
Según nuestras mediciones, el Peugeot 3008 es menos amplio y práctico que alternativas de características similares. En las plazas posteriores hay 69 centímetros de espacio para las piernas, que son menos de los que ofrece un Ford Kuga (76 cm), un Hyundai Kona (73 cm) o un Opel Grandland (71 cm). La anchura entre puertas es buena (142 cm), aunque insuficiente para llevar a tres adultos de manera confortable, y la altura libre al techo (con el techo panorámico de cristal instalado, que es como lo hemos medido), la suficiente para que aquellas personas de casi 190 cm de estatura se puedan acomodar sin que la cabeza les roce contra el tapizado. Los asientos posteriores no tienen ningún tipo de ajuste —ni en inclinación de los respaldos, ni movimiento longitudinal de la banqueta—, algo con lo que sí cuentan el Hyundai Kona, el Ford Kuga y el Škoda Karoq entre otros. Tampoco el acceso a estas plazas traseras es especialmente bueno porque las puertas son anchas y no abren en un ángulo especialmente amplio.
La capacidad del maletero es de 520 litros, excepto en el caso de la versión eléctrica de doble motor, que tiene 470 litros. Si tomamos como referencia el primer dato, encontramos que se trata de un valor intermedio frente a sus alternativas: queda lejos de los 652 l del Volkswagen Tiguan (490 litros las versiones híbridas enchufables) o los de 620 l de algunas versiones del Hyundai Tucson (546 litros en el peor de los casos), pero es superior a los 510 l que ofrece un SEAT Ateca, los 504 l de un Nissan Qashqai y los 490 l del BMW X1 (también el iX1). Listado de SUV de entre 4,3 y 4,6 metros de longitud, ordenados por volumen del maletero.
Cifras aparte, se trata de un maletero aprovechable porque tiene unas formas regulares (las paredes laterales son totalmente planas) y además incluye un piso que se puede colocar a dos alturas y un doble fondo muy amplio donde se pueden dejar, por ejemplo, los cables de recarga (en las versiones eléctricas; imagen). Hay ganchos y cintas elásticas que son de utilidad para sujetar la carga. También hay una toma de tipo mechero de 12 voltios. El borde de carga, en cambio, está alto (a 78 cm, según nuestras mediciones), lo cual puede dificultar la colocación de objetos pesados o voluminosos.