No es fácil que un coche eléctrico parezca silencioso porque no hay un motor de combustión que enmascare los ruidos de rodadura y aerodinámicos, y estos parecen más evidentes. Por ejemplo, el Tesla Model 3 hace muy poco ruido por debajo de 90 km/h pero a partir de esa velocidad, la atmósfera silenciosa comienza a degradarse de manera evidente. En el e-2008 no me ha parecido que sea así.
Es claramente más silencioso que la media tanto a baja como a alta velocidad, pero además tiene una suspensión que filtra bien las irregularidades —a pesar de ser firme— y un motor que da unas buenas prestaciones, por lo que resulta un coche muy agradable de conducir por autopista y vías rápidas. La pega en este sentido viene dada por la autonomía entre recargas, que como comentamos en el apartado «Consumo y recarga», es escasa en este tipo de situaciones y obliga a parar a recargar con frecuencia.
En carreteras de segundo orden y con curvas también tiene un tacto agradable, pero los kilos extra que supone llevar la batería del sistema de impulsión se hacen sentir en cada cambio de apoyo y, en general, al volante se percibe un poco más torpe que cualquier otro 2008 con motor de combustión. Lo que no cambia es la sensación de estabilidad y control que transmite, que es siempre muy alta y da confianza al conductor para conducir con agilidad por todo tipo de vías. También ayuda a ello un control de estabilidad calibrado para ser muy conservador.
La respuesta del motor al acelerador es tan intensa y lineal como en otros modelos eléctricos, pero en ocasiones no llega con la inmediatez que uno espera de uno de este tipo (ocurre sobre todo al salir desde parado, no en marcha). Según el modo de conducción elegido —hay tres: Sport, Normal y Eco—, la potencia que puede entregar es distinta. En el modo Eco es de 82 CV y resulta un poco justa para llevar a cabo algunas maniobras (adelantamientos o incorporaciones a vías rápidas); con el modo normal es de 109 CV y ya es más que suficiente para circular con agilidad. No obstante, si lo que se busca son aceleraciones más intensas y realizar maniobras con mucha rapidez, lo más adecuado es seleccionar el modo Sport, donde la potencia alcanza los 136 CV.
Con este último seleccionado y con la batería a un 70 % de su capacidad de carga, hemos medido una aceleración de 80 a 120 km/h en 7,2 segundos. Es, por tanto, claramente más lento que el e-208 (empleó 6,3 segundos en la misma maniobra) y corre prácticamente lo mismo que un Citroën ë-C4 (7,1 s), dos modelos con los que comparte motor y batería. Frente al 2008 de gasolina de 131 CV, el e-2008 es un poco más rápido en la misma medición (y también saliendo desde parado, según datos oficiales), a pesar de que tiene que mover una masa casi 350 kilos superior (ficha comparativa).
Además de los modos de conducción, el conductor también puede elegir dos ajustes para la retención del motor, el normal y uno denominado B. Con el primero, el e-2008 casi no se ve frenado si el conductor levanta el pie del acelerador; con el segundo, el frenado es más evidente, pero no sirve para conducir el coche sin tocar el pedal del freno (el sistema «one-pedal»), salvo que se conduzca con cambios de velocidad pequeños.
El pedal del freno, como suele ocurrir en la mayoría de modelos híbridos y eléctricos, tiene un tacto claramente mejorable. La parte inicial del recorrido apenas opone resistencia y el coche no pierde mucha velocidad; si se pisa un poco más, entonces sí que se obtiene una frenada más intensa, pero ésta no siempre llega con suavidad. A efectos prácticos, y hasta que uno se acostumbra a dicha peculiaridad, supone decelerar a trompicones, con poca suavidad y en definitiva, incomodando a los ocupantes.
Pisando el pedal a fondo no hay problemas en cuanto a tacto, si bien las distancias de frenado que hemos medido solo han sido mediocres (necesitó 53,9 metros para detener el coche partiendo de 120 km/h). Tampoco la resistencia al uso es muy elevada, aunque es más que suficiente para descender un puerto de montaña sin inconvenientes.