El Evo VI «Tommi Makinen Edition» es un coche de carreras apto para circular por la calle. Sólo haría falta ponerle las barras antivuelco, el equipo de extinción de incendios, cinturones de arnés, modificar levemente el motor para que se ajuste al reglamento de Grupo N y los números en las puertas para echarse a correr. Esto no quiere decir que los Evo que están corriendo en Grupo N, incluso en campeonatos nacionales, sean como éste; la mayor parte de ellos tienen distintos amortiguadores y pastillas de freno. Eso sí, la decoración (opcional) es idéntica a los «colores de guerra» del coche oficial de Tommi Makinen en el Mundial de Rallies.
Entre los vehículos de venta al público, es lo más rápido y efectivo que conozco sobre una carretera de montaña. Es lo máximo en estabilidad, tracción, frenos, dirección y cambio. Su aceleración es impresionante, saltando de curva en curva a un ritmo que pone en evidencia a otros deportivos que doblan su precio.
Su planteamiento es radical, todo está concebido para ofrecer la mayor eficacia, así que hablar de confort es tontería en un coche rígido como una tabla. Las concesiones en el equipamiento de serie de la variante «RS2» (que hemos probado) son el aire acondicionado, elevalunas eléctricos en las cuatro puertas, cierre centralizado, retrovisores con reglaje eléctrico, doble airbag frontal y antibloqueo de frenos. Hay otra variante más específica para su uso en competición que se denomina «RS» y no tiene ni ABS ni los elementos de equipamiento del «RS2».
Tan impresionante como sus prestaciones, estabilidad en curva o capacidad de frenada es también su consumo. En una conducción muy deportiva por carretera de montaña, el Evo VI Tommi Makinen puede vaciar nuestro bolsillo a un ritmo de 25 litros/100 km de gasolina sin plomo 98.
Después de conducir el Evo toda una semana, mi cuerpo «dolorido» me revela que no es el coche indicado para ir a trabajar. Sin embargo, en este modelo se combina la eficacia del deportivo más radical y extremo con la habitabilidad y capacidad de maletero de una berlina de tipo medio con cuatro puertas, lo que aporta en el uso diario una funcionalidad nada corriente en un coche tan deportivo.
En el interior se respira también un ambiente deportivo: los asientos bacquet (muy similares a los de competición) con el logotipo «T. Makinen Edition» bordado en el respaldo, el volante Momo rematado en cuero o los relojes de la instrumentación con los números en rojo.
Los espectaculares elementos aerodinámicos de la carrocería provocan sentimientos bien distintos, pero me ha quedado claro que todos y cada uno de sus impresionantes alerones se agradecen cada vez que la aguja del velocímetro sube a un ritmo frenético hasta alcanzar 250 km/h en pocos segundos.
El Mitsubishi Carisma Evo VI Tommi Makinen Edition es el último «Evo» de una exitosa saga de coches campeones y su nombre rinde homenaje al piloto que ha conquistado cuatro títulos consecutivos (96, 97, 98 y 99) al volante de este coche. En el Rally de Finlandia de 2001, Mitsubishi estrenará un nuevo modelo bajo la denominación WRC (World Rally Car) para hacer frente a la mayor competitividad alcanzada por los Peugeot 206 WRC, Ford Focus WRC o Subaru Impreza WRC. Que se vayan preparando.