La zona delantera del habitáculo es prácticamente calcada a la del resto de modelos con los que el EQA comparte plataforma: el Clase A, el Clase B y el GLB, entre otros. Los interiores de estos Mercedes-Benz tienen un aspecto muy espectacular, pero los acabados son convencionales. Las piezas que quedan más al alcance de la mano están recubiertas con materiales agradables; en las que están en las zonas menos expuestas hay muchos materiales ordinarios, como en la parte baja de las puertas y los asientos. También hay mucho plástico negro brillante que se raya con facilidad y los botones del climatizador y los elevalunas son endebles.
En las plazas traseras hemos medido el mismo espacio para las piernas y un centímetro menos para la cabeza (73 y 94 cm respectivamente) que en un Mercedes-Benz GLA. Un Lexus UX300e tiene mucho menos espacio (67 cm) y un ID.4, mucho más (78 cm). En el EQA hay espacio suficiente para que una persona de 1,85 metros viaje bien detrás de otra de igual talla. Sin embargo, la postura es más incómoda que en el modelo de combustión porque en el EQA la banqueta queda muy cerca del piso del coche.
Se va con el culo hundido, las piernas sin apoyar y las rodillas muy por encima de la cadera. Además, si el conductor lleva el asiento colocado en una posición baja, el pasajero que va detrás de él no tiene espacio para introducir los pies por debajo, lo que aumenta la sensación de agobio. El túnel central es igual que el del GLA, no muy voluminoso, pero no deja un suelo plano. En definitiva, en el EQA alguien puede viajar atrás aunque su estatura sea grande, sí, pero no va a estar a gusto durante mucho rato.
Otra diferencia con el GLA es que los asientos traseros no pueden tener ajuste longitudinal (en el GLA es una opción que se puede apreciar en esta imagen) ni un respaldo regulable en inclinación. Los respaldos son abatibles en proporción 40:20:40; no dejan un escalón respecto al piso del maletero, pero la superficie no queda totalmente horizontal (imagen).
El maletero tiene 340 litros de capacidad, 95 menos que el GLA (imagen). También es más pequeño que el de la mayoría de sus alternativas. Por ejemplo, un Lexus UX 300e tiene 467 litros y un Volvo XC40 Eléctrico, 414 litros. Cifras aparte, este es un maletero aprovechable gracias a sus formas casi totalmente regulares (solo hay un par de huecos a los laterales que vienen bien para llevar la red de sujeción de equipaje o el kit de primeros auxilios, por ejemplo). El portón tiene un sistema de apertura y cierre automáticos.
La diferencia de volumen con el GLA viene dada por un doble fondo que tiene este, pero no el EQA. En el GLA, el piso del maletero se puede colocar a dos alturas, mientras que en el EQA esto no es posible, ya que la pieza del piso siempre va enrasada con el borde de carga. Debajo hay una bandeja de corcho poco profunda en la que la alojado el kit de reparación de pinchazos, uno de los cables (los dos no caben) y el manual de instrucciones del coche.
Hay tres líneas de equipamiento: la «de serie», Electric Art y AMG Line. En cada una de ellas, partes como las llantas, las molduras decorativas del salpicadero, el tapizado de los asientos, las alfombrillas o los pedales tienen un aspecto diferente que las distinguen entre sí. Además, como suele ser habitual con cada lanzamiento de Mercedes-Benz, durante el primer año de comercialización está disponible una versión llamada Edition 1 que incluye muchos elementos que en otras líneas de equipamiento son opcionales (llantas de 20 pulgadas o asientos de piel) y detalles decorativos distintivos.
Nuestra unidad de pruebas llevaba las dos pantallas opcionales de mayor tamaño (de 10,25 pulgadas) que son de muy buena calidad por su resolución, posibilidades de personalización y fluidez de funcionamiento. Nosotros pensamos que, en este apartado, Mercedes-Benz sí está un paso por delante de sus rivales actualmente. Salvo en momentos puntuales, las pantallas se ven perfectamente, sin brillos ni reflejos.