El Mercedes-Benz SLK es un descapotable con techo duro plegable.
La versión más económica, el SLK 200 K (de 184 CV), tiene un precio de 41.200€ (todos los precios). Todos sus rivales son más económicos, pero el SLK es el único que tiene un techo duro plegable. Las otras variantes de motor disponibles para el SLK son el 280 (220 CV), el 350 (305 CV) y el 55 AMG.
El SLK 200 K no destaca por tener un rendimiento tan bueno como el de algunos competidores (como el del 2.0 TFSI de 200 CV del Audi TT), pero tiene prestaciones suficientes para moverse con la rapidez que se espera de un coche pensado para una conducción que puede ser ágil, con un consumo que no es muy alto.
El SLK es especialmente satisfactorio para usar descapotado porque da buena protección aerodinámica y térmica a los ocupantes. Desde este punto de vista, lo más destacable es el «Airscarf», una salida de aire a la altura de la nuca de cada ocupante. Este sistema ayuda a mantener una temperatura agradable en el interior. Además, es fundamental para contrarrestar la temperatura de una corriente de aire que, a partir cierta velocidad, se cuela por algún recobeco (incluso con las ventanillas subidas y el deflector colocado detrás de los asientos) de la carrocería del SLK y llega a la parte trasera del cuello (salvo si van sentados en una posición muy adelantada).
Para usar el SLK sin el techo durante muchos días al año y en variedad de circunstancias, me parece indispensable adquirir el «Airscarf», los asientos calefactados y el deflector aerodinámico. Estos tres elementos son opcionales y su precio total es 1.114 € (en la versión 200 K).
Para accionar el techo del SLK, el vehículo tiene que estar completamente detenido, lo que en ocasiones puede ser un inconveniente. El techo es de calidad y ajusta muy bien, como en los mejores descapotables. Ahora bien, si no se concede valor a la posibilidad de disfrutar de la conducción sin techo, hay coches con carrocería cerrada (por ejemplo cupés) que dan mejor resultado.
El aislamiento acústico que proporciona el techo es bueno; sea a la velocidad que sea no genera ruidos ni pitidos molestos. Lo que sí se «cuela» en el interior es una cierta cantidad de sonido de baja frecuencia que no molesta mucho pero se nota con claridad. No obstante, el interior del SLK está mucho mejor aislado que el de algunos coches con techo de lona (como el que tiene el Porsche Boxster). Respecto a un Audi TT Roadster, que tiene una capota bien hecha, la diferencia es poco importante.
Se nota que el SLK es un Mercedes-Benz por lo bien que va en carreteras rápidas y por lo bien amortiguado que está. Es muy seguro y sin ser un prodigio de agilidad (como un Porsche Boxster), tiene un toque deportivo muy agradable para conducir por curvas sin que se vea afectada su comodidad para una utilización diaria.
Lo que distingue al SLK de 2004 del modelo de 2009
El modelo de 2009 es una actualización del anterior, que se comenzó a vender en 2004 (información de la gama 2004). Los cambios más importantes en el nuevo modelo están en que algunos de los motores tienen mejor rendimiento, especialmente el del SLK 350. La única versión que Mercedes-Benz no ha modificado el motor es el 55 AMG, que tiene la misma potencia (360 CV) y consumo de combustible (12,0 l/100 km) que el modelo anterior.
El 200K (cuatro cilindros sobrealimentado) de la nueva gama tiene 184 CV y un consumo medio de 7,7 l/100 km (en la gama anterior daba 163 CV y gastaba 8,4 l/100 km).
El nuevo SLK 350 (seis cilindros atmosférico) da 305 CV de potencia a 6.800 rpm, aunque, puntualmente, el régimen de potencia máxima puede ser 7.200 rpm. Esta versión tiene un consumo de 9,5 l/100 km si lleva el cambio manual de seis velocidades o de 9,1 l/100 km si tiene cambio automático («7G-Tronic»). Mantiene la misma cilindrada que el anterior SLK 350 (prueba de esta versión), pero tiene cambios en la relación de compresión, en los conductos de admisión y en el sistema de distribución. El SLK 350 anterior tenía 272 CV y gastaba 10,6 y 10,1 l/100 km con cambio automático o manual, respectivamente.
El SLK 280 (seis cilindros y atmosférico) mejora menos que los dos anteriores. Da la misma potencia que antes (231 CV) y gasta algo menos. Con cambio manual consumo 9,3 l/100 km y si lleva cambio automático, 9,1/100 km. Antes consumía 9,7 y 9,3 l/100 km, respectivamente.
Todas las variantes se pueden elegir, salvo en el 55 AMG, que es de serie, con una dirección de dureza variable en función de la velocidad. Esta dirección (denominada «paramétrica») también se caracteriza porque su cremallera está menos desmultiplicada en el centro que en los laterales, de tal forma se favorece que la dirección sea rápida cuando no hace falta (en carreteras amplias y rápidas), mientras que en las lentas no hay que manotear mucho el volante (cuando la dirección está girada es un 25% más rápida que cuando está centrada).
Este dispositivo para variar ligeramente la desmultiplicación de la dirección no tiene nada que ver con los sistemas de dirección activa de BMW, de Lexus o de Audi, sino que es es un dispositivo relativamente frecuente de encontrar en algunos coches desde hace tiempo.
En el interior hay cambios en el volante, en la instrumentación y en algunos mandos de la consola central. Es nuevo el dispositivo desde el que se controla el sistema de sonido, el navegador y el teléfono (tiene «Bluetooth» de serie). En la guantera hay conexiones para «iPod». El nuevo SLK puede tener por primera vez un sistema de reconocimiento de voz al que Mercedes-Benz denomina «Linguatronic». También puede llevar un sistema de sonido de alta fidelidad Harman kardon Logic7.
Del primer SLK, que apareció en 1996, Mercedes-Benz vendió 310.000 unidades. Del modelo de 2004 se han vendido hasta el momento 185.000 unidades.