No he conducido un coche con carrocería todoterreno que sea tan cómodo como este Clase M; el único que recuerdo que puede parecerse es el Range Rover Sport. Dejando a un margen consideraciones sobre lo adecuado que puede ser un vehículo que por aerodinámica y peso no es preferible en ningún caso a un turismo, en carreteras rápidas, tipo autovía, me parece una opción excelente para viajar.
Pocos coches, e incluyo a los turismos, tienen una suspensión que filtre y amortigüe de la forma tan sobresaliente como lo hace la de este Mercedes-Benz. Si hay algún tipo de pequeña ondulación en el asfalto la carrocería cabecea, con un movimiento muy lento y suave.
Que sea tan cómodo no implica que sea torpe si se circula a un ritmo rápido. En carreteras reviradas, la carrocería se balancea pero este movimiento no afecta a la trayectoria ni transmite sensación de inseguridad al que lo conduce. Y es precisamente en este aspecto donde, para mi gusto, también destaca el Clase M: me parece muy seguro porque no pone en aprietos al conductor, incluso si comete algún fallo de apreciación —por ejemplo entrar en una curva muy lenta a mayor velocidad de la adecuada (hasta un límite, obviamente)— o surge un imprevisto —esquivar un obstáculo en la calzada—. Además, el control de estabilidad cumple su labor correctamente; éste, aunque tiene un pulsador que permite desconectarlo, entra en funcionamiento si es necesario.
Todas estas impresiones corresponden a una versión con muelles helicoidales. Opcionalmente, existe la posibilidad de montar una suspensión neumática con amortiguadores de dureza variable que no hemos tenido la oportunidad de probar.
El motor de la versión 300 CDI BlueEFFICIENCY que hemos tenido es el último, el de 204 CV; anteriormente hubo uno de 190 CV (este motor de 190 CV también se comercializó con la denominación 280 CDI; ficha técnica comparativa de los tres). Va acoplado a una caja de cambios automática de siete relaciones, no hay posibilidad de una manual.
El sonido del motor apenas se oye, el de rodadura tampoco, por lo que la aerodinámica queda como la principal fuente de ruido. En cualquier caso, circulando a unos 120 km/h se puede mantener una conversación sin elevar el tono de voz.
Su capacidad de aceleración es acordes a la potencia que tiene (prestaciones hechas por km77.com) y no gasta poco combustible. Por ejemplo, el KIA Sorento 2.2 CRDi (197 CV) tiene un consumo inferior: en el mismo recorrido por autovía, el KIA gastó 9,2 l/100 km a 124 km/h mientras que el Mercedes-Benz ha gastado 10,5 l/100 km a 121 km/h. Aún no hemos hecho nuestros recorridos habituales de prueba con el nuevo BMW X5, Porsche Cayenne y Volkswagen Touareg; según los datos homologados, todos son más potentes que el ML 300 CDI BlueEFFICIENCY y gastan menos (ficha comparativa).
El cambio automático es el de siete marchas («7G-tronic») que Mercedes-Benz usa en muchos de sus modelos.
Fuera del asfalto
Sin el paquete «Offroad Pro» el Clase M se desenvuelve con facilidad ante obstáculos que no sean excesivamente complicados.
El cambio automático evita que el coche se pueda calar al subir pendientes muy pronunciadas a poca velocidad y permite superar obstáculos dosificando con facilidad la potencia del motor (un pie en el acelerador y otro en el freno, no hay de embrague). El control de tracción —Mercedes-Benz lo llama «4ETS»— frena las ruedas que giran libres, sin adherencia, pero no interrumpe la fuerza del motor por lo que el coche puede seguir avanzando si el resto de las ruedas tienen adherencia suficiente.
Tiene un sistema de frenado automático en pendientes que consigue que el coche baje a una velocidad constante (entre 6 y 30 km/h), uno de ayuda a la arrancada en pendientes y un ABS preparado para funcionar fuera del asfalto.
El principal inconveniente para un uso intensivo y exigente fuera del asfalto es que la altura libre que deja la suspensión de muelles helicoidales es pequeña para ese tipo de utilización, no en términos absolutos (más información de las distintas suspensiones y de la altura que dejan al suelo).