La calidad de los materiales empleados en el habitáculo del GLC y el ajuste entre piezas me han parecido buenos, si bien hay que tener en cuenta que todas las unidades que he conducido hasta el momento tenían instaladas muchas opciones que dan lugar a tener dicha percepción: salpicadero y parte superior de las puertas tapizados en símil piel (imagen), molduras decorativas de madera de poro abierto o símil fibra de carbono y unos asientos deportivos tapizados en cuero (imagen). En general, me ha parecido que está a la altura en este sentido a modelos como el Audi Q5 o el BMW X3, aunque no tiene tanta atención por el detalle como un Lexus NX.
También hay aspectos que están menos cuidados, como algunos de los mandos que hay en las puertas delanteras (los que sirven para ajustar el asiento y varias de sus funciones; se hunden mucho al presionarlos), los parasoles (fabricados de un plástico basto y de tacto muy mejorable; imagen) o la abundante cantidad de plástico negro brillante que hay en lugares de uso frecuente como el volante, la consola central o la hilera de botones que hay bajo la pantalla del sistema multimedia (como hemos comentado en innumerables ocasiones, este material se ensucia muy rápido y se araña fácilmente).
Con el GLC pasa como con el Clase C: el salpicadero, con sus grandes pantallas y la casi total ausencia de botones, se lleva todas las miradas. Es un diseño muy llamativo, diría que incluso futurista, y que poco o nada tiene que ver con los que Mercedes-Benz utilizaba hasta hace unos pocos años (imagen del mismo).
Además, las posibilidades de personalización del habitáculo son amplísimas: hay varios tipos de asientos, tapicerías de distintos materiales y colores, un sistema de iluminación ambiental muy sofisticado y molduras decorativas de lo más variopinto (madera, plástico o aluminio, entre otros). Eso sí, casi todo está disponible acudiendo al listado de opciones y pagando por ello.
Las dos pantallas del salpicadero son de serie en todos los GLC y tienen una calidad excepcional. Tanto por la resolución de las imágenes que muestran como por la visibilidad o la libertad para configurar la información, resultan toda una referencia. La de la instrumentación es de 12,3 pulgadas y tiene tres «temas» para mostrar los datos: Clásico, Deportivo y Discreto (imagen). Además, si el coche tiene instalado el paquete «off-road», hay un menú adicional donde aparecen datos relevantes a la hora de circular fuera de la carretera (ángulos de inclinación de la carrocería, una brújula o la presión y temperatura de cada neumático; imagen).
La pantalla que hay en el centro del salpicadero es la que sirve para manejar el sistema multimedia MBUX (versión 7.0), tiene 11,9 pulgadas y está orientada en vertical (y ligeramente hacia el conductor; imagen). Responde de manera rápida y precisa a cada pulsación con los dedos, como una buena tablet, aunque aglutina tantas funciones que inicialmente puede llegar a abrumar. Resulta del todo conveniente dedicarle un tiempo a navegar por los menús con el coche parado para familiarizarse con el sistema operativo. Además, en la parte inferior de la misma hay una serie de accesos directos a las principales funciones del climatizador que permanecen siempre «fijos» y que no siempre se acierta a pulsar a la primera (algunos son demasiado pequeños y obligan a apartar la vista de la carretera durante unos instantes; imagen).
Bajo dicha pantalla hay una hilera de botones físicos que dan acceso a varias funciones: el menú de los modos de conducción, el sistema de cámaras perimetrales (si lo tiene instalado) y a algunas funciones del sistema de sonido (encendido y apagado o volumen). También hay un sistema de reconocimiento de huella dactilar que permite a los usuarios registrarse para tener acceso a su perfil personal, donde puede guardar los ajustes de los asientos, volante y espejos y acceder a información personal como la agenda o los últimos destinos del navegador.
Adicionalmente, para ayudar a controlar algunas funciones sin tener que acudir a las pantallas, Mercedes-Benz emplea un sistema de reconocimiento de comandos vocales que funciona especialmente bien. Permite llevar a cabo muchas acciones cotidianas (subir o bajar la temperatura, fijar un destino en el navegador o seleccionar una emisora de radio) con un lenguaje natural, sin frases perfectamente estructuradas.
En opción hay un sistema de información en el parabrisas (Head Up Display o HUD por sus siglas en inglés) que proyecta una imagen a color en una superficie equivalente a 25 pulgadas y que parece flotar tres metros por delante del conductor (imagen). Resulta muy útil de cara a consultar algunas indicaciones sin desviar la vista de la carretera, pero algunas de las vistas dan una cantidad de información enorme y pueden llegar a distraer (ejemplo).
Habitabilidad y maletero
Según nuestras mediciones, el habitáculo del GLC 2023 es más amplio que el del modelo al que reemplaza, aunque las diferencias son mínimas en todas las cotas (tabla comparativa de mediciones del interior). En las plazas traseras hay 72 centímetros de espacio para las piernas, 142 cm de anchura entre puertas y 98 cm de altura libre hasta el techo, unas cifras que, sin ser de récord, permiten que cuatro adultos de hasta 1,90 metros de altura (aproximadamente) se puedan acomodar sin demasiados problemas. Lo que no puede llevar el GLC, ni siquiera de manera opcional, son unas banquetas con ajuste longitudinal; los respaldos, en cambio, sí se pueden ajustar en inclinación (hasta 10 grados; imagen).
El maletero crece de tamaño de forma sustancial, pues ahora cuenta con 600 litros de capacidad, 50 más que antes (los GLC híbridos enchufables tienen 470 litros, 55 más que antes). Modelos como el Audi Q5, el BMW X3, el Lexus NX, el Mazda CX-60 o el Volvo XC60, tienen maleteros de menor tamaño (listado de todos ellos, ordenados por volumen del maletero).
Además de amplio, el maletero tiene unas formas muy homogéneas que permiten aprovechar bien el espacio disponible (imagen). Los accesorios son los habituales en este tipo de vehículos: ganchos en las paredes laterales, dos puntos de iluminación, anclajes en el piso (para fijar redes, por ejemplo) y unos tiradores para abatir los respaldos de los asientos posteriores (que lo hacen en proporciones 40:20:40). Bajo el piso de las versiones que no son híbridas enchufables hay un doble fondo muy amplio y compartimentado (imagen); en las que sí lo son, queda casi completamente inutilizado por la batería de alta tensión y otros componentes del sistema de impulsión. El portón tiene apertura y cierre automatizados en toda la gama (imagen).