La suspensión de serie del Clase E Estate no es exactamente igual que la del Clase E berlina. Para la variante familiar, Mercedes-Benz ha sustituido los muelles helicoidales del eje posterior por unos de tipo neumático que permiten mantener estable la altura de la carrocería con independencia de la carga transportada. A pesar de ello, las diferencias relativas al nivel de confort son muy pequeñas y quizá solo sean perceptibles al bajar de un modelo y subir inmediatamente en otro, algo que no hemos tenido oportunidad de hacer.
El Clase E Estate es un excelente vehículo para circular por vías amplias durante muchos kilómetros porque el habitáculo está muy bien aislado de las tres principales fuentes de ruido —motor, rodadura y aerodinámico— y porque la suspensión y los distintos elementos elásticos proporcionan un nivel de comodidad muy bueno a los pasajeros, incluso cuando el asfalto está muy degradado. Además, como ocurre con otros modelos de la marca, la sensación de estabilidad y de control que transmite es siempre muy elevada, casi con independencia de la velocidad a la que se circule.
No obstante, la opinión que compartimos varios redactores de km77.com es que el modelo anterior, el Clase E Estate 2013, era incluso mejor en estos aspectos. La suspensión, concretamente, tenía una mayor capacidad para absorber las imperfecciones de la carretera, sobre todo aquellas que provocan un movimiento corto y rápido de las ruedas. En el modelo de 2016, éste tipo de baches agitan un poco más a los pasajeros y producen un sonido que, en ocasiones, no parece acorde con el precio y tipo de coche. Opcionalmente, el Clase E Estate puede tener otras dos suspensiones: «AGILITY CONTROL de altura rebajada» (como la de serie, pero deja la carrocería 1,5 centímetros más cerca del suelo) y la «AIR BODY CONTROL» (utiliza muelles neumáticos en los dos ejes).
El Clase E Estate no es un vehiculo particularmente ágil en cambios de apoyo bruscos o ante una conducción ágil por carreteras de curvas, pero tampoco resulta torpe. Un Volvo V90, por ejemplo, resulta menos preciso, mientras que un BMW Serie 5 lo es claramente más y, sobre todo, hace que su conductor se sienta más involucrado con la conducción. En nuestras habituales pruebas en circuito, el Clase E Estate tuvo unas reacciones muy seguras y distintas a las del Clase E berlina. El sobreviraje que se producía en éste último durante la maniobra de esquiva no se reprodujo en la variante familiar, ya que la programación del control de estabilidad era notablemente más conservadora y frenaba más el vehículo (video).
A pesar de las dimensiones de la carrocería —mide 4,93 metros de largo—, el Clase E Estate no se desenvuelve mal en ciudades con calles estrechas o incluso en garajes porque maniobra muy bien (su diámetro de giro entre paredes es 11,6 m, menor que el de sus rivales; ficha comparativa), la visibilidad hacia el exterior es buena y además puede tener un conjunto de cámaras que dan una calidad de imagen excepcional (imagen).
La versión que hemos probado con más detenimiento ha sido la 220 d, que tiene el mismo motor Diesel de 194 CV de la variante berlina (ficha comparativa). Con respecto al que utilizaba la versión equivalente del modelo anterior —220 BlueTEC—, el motor del E 220 d Estate ha mejorado notablemente en cuanto a refinamiento general, aunque sigue sin estar a la altura de un buen motor de seis cilindros en este aspecto (por ejemplo, el 3.0 TDI 218 CV del Audi A6 Avant). En cualquier caso, está lejos de ser un motor desagradable y además emite poco ruido incluso al acelerar a fondo.
Mueve con suficiente soltura el Clase E Estate en casi cualquier circunstancia y solamente cuando es necesario realizar algún adelantamiento con el coche completamente cargado se puede echar en falta algo más de potencia. Responde con celeridad a los movimientos sobre el acelerador (aunque quizá un poco menos que los Diesel de Volvo) y tiene fuerza desde prácticamente el ralentí hasta bien pasadas las 5000 rpm, un régimen muy elevado para un motor de ciclo Diesel.
De acuerdo con nuestras mediciones, el E 220 d Estate ha necesitado 5,9 segundos para acelerar de 80 a 120 km/h, una cifra muy buena que mejora con claridad el tiempo que necesitaron en la misma maniobra el Volvo V90 D4 de 190 CV (6,6 segundos) y el Škoda Superb Combi 2.0 TDI 190 CV 4x4 (7,4 s). Un Audi A6 allroad 3.0 TDI 218 CV quattro tardó menos (5,3 s), si bien es cierto que tiene un motor 24 CV más potente (listado comparativo de prestaciones). A pesar de las notables diferencias en cuanto a peso y coeficiente aerodinámico entre el Clase E Estate y el Clase E berlina (ficha comparativa), el primero ha obtenido unos mejores resultados de aceleración y recuperaciones (salvo en séptima velocidad), una situación que, en parte, se puede deber a la disparidad en el kilometraje de cada unidad (el familiar tenía más de 10 000 km y la berlina no llegaba a 4000).
En la prueba de consumo de km77.com —autovía con contínuos desniveles durante 144 km y a una velocidad media de 120 km/h—, el Clase E 220 d Estate ha necesitado 6,0 l/100 km, una cifra muy baja teniendo en cuenta que se trata de un vehículo grande y pesado (esta versión, sin extras, pesa 1780 kilos). Conduciendo con tranquilidad por todo tipo de vías y sin prestar demasiada atención por el ahorro de carburante, resulta sencillo rebajar dicha cifra e incluso acercarse a los 5,0 l/100 km, lo que da como resultado una autonomía muy elevada.
La transmisión automática de esta versión, a la que Mercedes-Benz denomina 9G-TRONIC, me ha parecido excelente. Realiza los cambios con mucha rapidez, pero además lo hace con tanta suavidad que en la mayoría de las situaciones su funcionamiento pasa completamente desapercibido para los ocupantes. Además, permite maniobrar a poca velocidad con mucha precisión y sin que se produzcan tirones, algo que sí ocurre, por ejemplo, con el cambio S tronic que Audi utiliza en varios de sus modelos.
Como en otros modelos de Mercedes-Benz, el Clase E Estate tiene el sistema DYNAMIC SELECT, con el que el conductor puede elegir entre cuatro modos de conducción: Eco, Comfort, Sport y Sport+. Este sistema modifica la velocidad con la que el cambio automático selecciona las marchas, la asistencia de la dirección, la sensibilidad del pedal del acelerador, y el ajuste de la suspensión (si tiene instalada la AIR BODY CONTROL). Con el modo Eco, además, el cambio selecciona el punto muerto en algunas situaciones para avanzar por inercia, incluso a baja velocidad.
De serie, todos los Clase E Estate tienen unos faros de ledes a los que Mercedes-Benz denomina «LED High Performance». Opcionalmente se pueden pedir otros más avanzados, denominados «MULTIBEAM LED», cuyo rendimiento resulta excelente. El haz de luz es blanco, ancho, profundo y muy potente, pero además es capaz de circular con el alumbrado de largo alcance la mayor parte del tiempo sin deslumbrar al resto de vehículos (en ningún momento recibí quejas por parte de otros conductores). Sin duda son unos faros muy recomendables si se va a circular habitualmente por carreteras mal iluminadas, aunque, eso sí, resultan costosos (ficha de equipamiento).
Como en el Clase E berlina, el Clase E Estate puede tener numerosos sistemas de seguridad y ayuda a la conducción novedosos. En este enlace hay abundante información sobre el funcionamiento de algunos de ellos.