Mercedes-Benz distingue especialmente a sus modelos «AMG» del resto de la gama. De hecho, todos estos modelos se fabrican exclusivamente en las instalaciones de AMG en Affalterbach (Alemania).
El CL 55 AMG se distingue exteriormente por un diseño diferente de los paragolpes, con entradas de aire más grandes para el intercooler, bajos de carrocería más pronunciados, llantas de aleación específicas de 18", cuatro salidas de escape en la parte posterior y anagramas «V8 Kompressor» y «AMG» en los laterales y la parte trasera.
En el interior tiene un equipamiento con elementos distintivos que acentúan su carácter deportivo. Los asientos delanteros de reglaje eléctrico tienen un acolchado más envolvente, lleva un volante «AMG» con botones para el accionamiento secuencial del cambio automático y una instrumentación en color blanco con el velocímetro marcado hasta 320 km/h (no sé muy bien para qué porque la velocidad está autolimitada a 250 km/h). Los revestimientos interiores están realizados con piel napa disponible en tres colores diferentes.
Además del motor V8 Kompressor de 500 CV, el CL 55 AMG tiene la caja de cambios, las suspensiones y los frenos expresamente puestos a punto por AMG para un uso deportivo. Cada motor ensamblado en AMG es responsabilidad de un único mecánico, es decir, él y sólo él trabaja en ese motor para conseguir un montaje perfecto, lo que en AMG conocen como «un hombre, un motor». Al final del montaje, en cada motor se coloca una placa exclusiva firmada por el mecánico que lo ha montado, que en el V8 Kompressor está situada en el módulo del compresor volumétrico.
El CL 55 AMG lleva un cambio automático de cinco velocidades denominado «AMG Speedshift». Este cambio ofrece una modalidad de uso semi-automático con mandos secuenciales y se pueden seleccionar las velocidades mediante unos pulsadores situados en la parte trasera del volante. No lo he probado en marcha, pero en parado me ha parecido cómodo de accionar. El botón de la derecha es para subir de marcha y el de la izquierda para reducir. Dicho cambio tiene una gestión electrónica diferente y reducción activa de frenada antes de una curva. En Mercedes-Benz aseguran que realiza los cambios de marcha un 35 por ciento más rápido que en el resto de los CL. Además lleva un limitador mecánico de resbalamiento del convertidor de par que actúa desde la primera marcha (así se consigue una respuesta más directa y contundente).
Mercedes-Benz declara en el CL 55 AMG unas aceleraciones escalofriantes para un coche de su tamaño y peso: 0 a 100 km/h en 4,8 segundos, 0 a 200 km/h en 16,3 s y 0 a 1.000 m en 23,4 s.
Como el resto de los Mercedes-Benz CL, la versión AMG lleva suspensión activa «ABC», pero los conjuntos telescópicos tienen un reglaje más duro y los sistemas electrónicos de regulación tienen una puesta a punto más enfocada hacia una conducción deportiva.
Frenos y neumáticos son del mismo tamaño que en el CL 600, aunque con algunas diferencias. El CL 55 AMG tiene cuatro discos ventilados y perforados (en el CL 600 sólo son perforados los delanteros) con pinzas monobloque de ocho pistones delante y pinzas monobloque de cuatro pistones detrás. Las llantas «AMG» de cinco radios dobles y 18" de diámetro tienen neumáticos 245/45 R 18 Y delante y 265/40 R 18 Y detrás. El anterior CL 55 AMG de 360 CV llevaba la misma medida de neumático delante, pero tenía más anchura detrás (275/40 R 18 Y).