Tanto en el AMG C 63 como en el C 63 S la tracción es en las ruedas traseras y la caja de cambios automática de 9 velocidades (AMG SPEEDSHIFT MCT 9G). La caja de cambios es la principal diferencia con respecto a las versiones de 2016 a las que sustituyen, ya que en estas eran de 7 (más información del AMG C 63 y C 63 S Coupé 2016). Las relaciones son más cerradas entre sí. Por ejemplo, en el AMG C 63 S, de primera a séptima velocidad son entre un 15 y un 18 % más cortas todas las marchas (ficha técnica compartiva), y octava y novena son más largas que la séptima del modelo anterior. Esto hace que el motor caiga menos de vueltas al subir de marchas y que se mantenga, por tanto, en un régimen donde da más potencia.
En el motor de las versiones 63 los turbocompresores están colocados en el interior de la uve que forman los cilindros (imagen del motor). En el caso del 43 están fuera (imagen del motor). Otra diferencia técnica es que, en el caso del C 63 S, el motor va montado sobre unos apoyos de rigidez variable. A mayor rigidez de estos, Mercedes-AMG dice que hay mayor precisión en la conducción, porque el motor se mueve menos con las fuerzas de aceleración, pero menor confort porque se transmiten más las vibraciones y el ruido (y viceversa).
Todos los AMG Clase C tienen una suspensión llamada AMG RIDE CONTROL, con muelles metálicos y amortiguadores de dureza variable (hay tres posibles ajustes, llamados «Confort» «Sport» y «Sport+»). El sistema de tracción total del C 43 distribuye, en condiciones normales, el 31 % de la fuerza del motor a las ruedas delanteras y el 69 % a las posteriores. Los C 63 y el C 63 S, ambos tracción trasera, tienen de serie un diferencial autoblocante con control electrónico para el eje posterior de ruedas.
La dirección es de desmultiplicación variable y su respuesta se puede cambiar según el modo de conducción seleccionado. Las llantas de serie son de 18 pulgadas en el C 63 y de 19 pulgadas en el C 63 S.