En Mercedes-Benz, las variantes AMG son las que tienen una puesta a punto orientada hacia la conducción deportiva. En el caso del Clase C Coupé, hay tres versiones con esta denominación: AMG C 43 4MATIC (que tratamos por separado en este artículo), AMG C 63 y AMG C 63 S. En las siguientes líneas nos centramos en las versiones C 63 y C 63 S.
Los AMG C 63 y C 63 S tienen el mismo motor V8 con dos turbocompresores, pero con distinta potencia, 476 y 510 CV respectivamente. El primero está a la venta desde 102 375 euros y el segundo desde 112 500 euros (ficha técnica comparativa). Nosotros hemos probado el C 63 S. Sus 510 caballos solo son plenamente aprovechables a partir de cierta velocidad, cuando dejan de producirse pérdidas de tracción. Es un deportivo de reacciones rápidas al volante, aunque lo bronco y pesado que resulta en general le resta placer a conducirlo rápido por carreteras lentas. En las impresiones de conducción nos explayamos en detalles.
Una de las principales diferencias respecto al modelo anterior es que ahora la transmisión automática es de nueve relaciones en sustitución de la de siete. En la información técnica contamos más aspectos relacionados con la puesta a punto.
Para el C 63, aquí están listadas sus alternativas por potencia y tamaño, que son el BMW M4 CS o el Ford Mustang Fastback 5.0 (que cuesta la mitad). El Audi RS 5 Coupé (que tiene tracción total), el Lexus RC F o el Lexus LC 500 (que es mucho más caro), no están a la venta en el momento de actualizar este texto. Para el C 63 S hay pocos competidores directos, aunque los anteriores lo pueden ser en sus versiones más costosas, abriendo más el abanico de potencia deseado. En este listado aparecen el Aston Martin DB11, que tiene características parecidas pero cuesta prácticamente 100 000 euros más, y el Nissan GT-R, que cuesta parecido pero es mucho más potente y tiene tracción a las cuatro ruedas.
El Clase C Coupé tiene un habitáculo suficientemente amplio para que dos adultos viajen holgados, pero la visibilidad no es buena y, en estas versiones AMG cuya carrocería es más voluminosa, la sensación de estrechez parece mayor. Las plazas traseras son sólo aconsejables para niños, o bien para trayectos cortos con adultos, porque a poco que superen 1,70 m de estatura darán con la cabeza en el techo. Todo lo contado en estas impresiones del interior es aplicable a esta versión, salvo matices. Los asientos de la unidad que probamos eran los denominados «AMG Performance», de tipo baquet. Dan una sujeción correcta y tienen multitud de reglajes. Si se aprovecha la capacidad dinámica del coche, al frenar con intensidad los cinturones de seguridad se tensan y mantienen el cuerpo pegado al respaldo con fuerza.
Los cambios que ha recibido el habitáculo tras la actualización de 2018 se centran principalmente en las pantallas multimedia (más información). De la pantalla central, Mercedes-Benz ha mejorado la fijación a la consola y ahora parece más sólida (antes era fácil hacer crujir los plásticos de su soporte). La presentación general es buena, aunque la proporción de plásticos duros que hay alrededor de los pasajeros delanteros es alta. El de aspecto negro brillante nos parece totalmente desaconsejable por lo mucho que deja ver la suciedad y por lo fácil que se deteriora su superficie.
Los programas de conducción son Calzada resbaladiza, Confort, Sport, Sport+ e Individual, más uno específico para esta versión llamado RACE. Con cada programa va asociado a una diferente respuesta del motor, del cambio de marchas, de la suspensión, de la dirección y de las ayudas electrónicas. En algunos vehículos Mercedes-Benz con esta función (o de otros fabricantes con algo similar), activar este programa suele significar que el coche inicie la marcha en segunda velocidad. En los AMG Clase C no es así, ya que el coche sale siempre en primera. Con independencia del programa elegido, el conductor puede activar por separado los diferentes niveles de dureza de la suspensión que comentamos más abajo, y el modo manual del cambio de marchas.
En opción con el sistema multimedia COMAND Online (que se ve en una pantalla de 10,25 pulgadas, la pantalla de serie es de 7,0), hay disponible una función llamada AMG TRACK PACE, que sirve para registrar datos de relevancia para la conducción en circuito (más de 80 datos según Mercedes-Benz, como tiempos por vuelta, velocidad y aceleración lateral). Además, tiene una base de datos con circuitos y tiene capacidad para reconocer cuando se recorta una curva. La información aparece tanto en la pantalla del sistema multimedia como en el head-up display. También es posible compartir los datos con otros usuarios mediante una aplicación para teléfonos móviles.
Como en el resto de versiones no AMG del Clase C, la instrumentación se puede ver en una pantalla de 12,3 pulgadas (es una opción). Esta instrumentación permite al usuario elegir entre tres diseños gráficos —Clásico, Deportivo y Supersport— y hay un menú específico llamado «AMG» que da datos como, por ejemplo, la temperatura del aceite del motor y del cambio, la presión de sobrealimentación y las fuerzas de aceleración (longitudinales y laterales).
En opción para las versiones 63 hay un nuevo volante con un mando giratorio debajo del radio derecho para seleccionar el modo de conducción y dos teclas de función configurable en el radio izquierdo (imagen).
Con respecto a los Clase C AMG de 2016, los nuevos modelos tienen un aspecto ligeramente diferente gracias, entre otras cosas, a una nueva parrilla, faros y parachoques.
Asegurar a todo riesgo un C 63 S AMG tiene un coste mínimo aproximado de 886 euros. Para calcular el precio hemos empleado nuestro comparador de seguros de coches. El perfil del propietario y conductor elegido es un varón de 54 años de edad, residente en Pozuelo de Alarcón, casado, con hijos, que aparca el coche en garaje privado, hace uso ocasional de este coche y no realiza más de 15 000 kilómetros al año. La póliza menos costosa la ofrece Pelayo, con una relación entre calidad y precio muy buena y una calidad normal.