Mazda no ha cambiado radicalmente el diseño del interior del CX-5, sino que ha hecho pequeños y numerosos cambios para dotarlo de una apariencia más moderna y de un aspecto que transmite mayor sensación de calidad.
La consola central es la que recibe el rediseño más evidente (imagen modelo 2017 e imagen modelo 2015). La pantalla del sistema multimedia de 7 pulgadas tiene un formato más panorámico y no está encajada en la consola, sino que una parte de ella queda «al aire». Las salidas centrales de aire son más alargadas y los mandos del climatizador están colocados un poco más abajo. El volante tiene el mismo diámetro y un diseño ligeramente diferente, mientras que las palancas que hay tras este y la instrumentación no cambian.
La mayoría de los plásticos del interior tienen una apariencia y un tacto prácticamente idénticos a los del CX-5 2015, pero aquellos con mejor presencia son más abundantes en el CX-5 2017. Por ejemplo, los paneles de las puertas delanteras (imagen) y traseras (imagen) tienen un poco más de acolchado en su parte superior, mientras que los laterales de la consola central que descienden desde el climatizador hacia los mandos de control del sistema multimedia están mejor encajados.
En función del nivel de equipamiento —Origin, Evolution y Zenith— hay un fondo de goma en los huecos de las puertas, un tapizado para el interior de la guantera y una cubierta de tela para los parasoles (imagen). El CX-5 2015 no tenía ninguna de estas cosas.
El habitáculo es lo suficientemente espacioso para transportar con holgura y buen confort a cuatro adultos de 1,85 metros de estatura. A la fila posterior de asientos se accede a través de unas puertas que abren en un ángulo grande. En esta fila hemos medido una ganancia de 2 centímetros de espacio para las piernas y de 3 cm en altura. La anchura entre puertas es la misma, 139 cm. Con respecto a sus alternativas, está en una posición intermedia (mediciones del interior). El hueco para las piernas es igual que el que hay en un Honda CR-V y un Hyundai Tucson, la anchura entre puertas es la misma que la de un SEAT Ateca y la distancia libre al techo es un centímetro inferior a la de un KIA Sportage.
En la fila posterior hay novedades que ayudan a hacer el viaje más confortable, como la posibilidad de variar la inclinación del respaldo (en dos posiciones y una variación de 4º entre ellas), las dos salidas de aire colocadas al final de la consola (imagen; además de las que ya había en el suelo) y el tamaño ligeramente mayor de los huecos de las puertas. Los asientos traseros pueden tener calefacción (ajustable en tres niveles) y dos tomas USB que están colocadas en el pequeño cajón del resposabrazos central abatible (imagen). No hay toma de corriente de 12 voltios y la banqueta no se puede desplazar en sentido longitudinal.
La postura de conducción es prácticamente idéntica a la del modelo anterior, la típica en un coche alto porque las piernas no van estiradas como en un turismo. Y es fácil encontrar una confortable porque los ajustes disponibles para el asiento y el volante son amplios. Los asientos pueden tener ajustes manuales o eléctricos (imagen de los mandos; estos últimos incluyen dos memorias de posición). Con los eléctricos la banqueta del conductor se puede dejar 1 cm más cerca del suelo del coche que con asientos manuales. Los asientos delanteros tienen una espuma de relleno con mayor capacidad para absorber las vibraciones. Son cómodos y dan una sujeción normal del cuerpo en las curvas.
El portón que da acceso al maletero puede tener apertura manual o eléctrica (imagen del botón para el cierre). El sistema eléctrico no dispone de la función manos libres que sí tienen algunas de sus alternativas (con esta función el portón se abre sin tocar ningún botón, sino, habitualmente, realizando un gesto con el pie por debajo del parachoques, lo cual facilita su uso cuando se va con las manos ocupadas). En su posición más alta, el portón queda 3 cm más alejado del suelo, por lo que ahora es menos probable que las personas de entorno a 1,80 metros de estatura se golpeen la cabeza con él.
El volumen del maletero es 477 litros, con independencia del sistema de tracción. La mayor parte de sus rivales tienen un maletero más grande, como el Honda CR-V (589 l), el Volkswagen Tiguan (520 l) y el KIA Sportage (503 l). El del un Ford Kuga es más pequeño (456 l). Bajo el piso del maletero hay un hueco de 29 litros con una bandeja compartimentada de polipropileno expandido (EPP; imagen) para llevar en ella las herramientas y para guardar algún objeto poco voluminoso. Con el equipo de audio BOSE solo hay espacio para herramientas porque el resto está ocupado por el subwoofer.
Resulta especialmente cómodo el sistema de anclaje de la cortinilla cubreequipajes. Va sujeta al portón en vez de a las paredes del maletero. Así, al abrirlo, la cortina se eleva (imagen) y no supone un obstáculo para alcanzar los bultos que estén al final del maletero. Además, la zona que se desenrolla al abrir el portón está perforada para que desde el habitáculo se puede ver hacia detrás (imagen).
Los respaldos de la fila trasera se pueden abatir independientemente —su división es 40:20:40—, bien a través de los mandos que hay en las paredes laterales del maletero (imagen), o bien, con unos mandos que hay en la parte superior de los respaldos (imagen). Una vez abatidos, los respaldos forman una superficie continua con el piso del maletero, aunque no horizontal, sino con una ligera pendiente ascendente (imagen). Si el asiento del acompañante se desplaza lo más hacia delante posible caben objetos de 1,85 metros de longitud.
La presentación del espacio de carga está más cuidada que en el CX-5 2015 porque los pasos de rueda están tapizados y porque los pequeños huecos que hay en los laterales tienen una tapa desmontable (antes había únicamente un hueco).