Lo que más distingue al CX-5 de sus alternativas, al conducirlo, es la sensación de agilidad que transmite. Por cómo responde al acelerador y al volante, con los ojos cerrados, sería posible confundirlo con alguno de los turismos de Mazda.
Esa sensación de ligereza tiene, en parte, su explicación: el CX-5 es, al menos, unos 100 kg más ligero que otros modelos comparables por potencia y tamaño (ficha técnica comparativa del Mazda frente al Ford Kuga, el Honda CR-V y el Hyundai Tucson).
Por esto, por el buen tacto de la dirección y porque la suspensión, más bien firme, sujeta bien la carrocería, el CX-5 es uno de los modelos con carrocería de tipo todoterreno que mejor se desenvuelven cuando la carretera tiene muchas curvas y estas son lentas. En cambio, quien dé prioridad al confort, viajará más a gusto, por ejemplo, en un Honda CR-V o un Nissan Qashqai.
Mazda es una de las pocas marcas que no ha subido a esa ola llamada «downsizing», lo que viene a ser la paulatina renovación de la gama de motores por otros de menor cilindrada que, con diversas mejoras, igualan en potencia y en consumos a los de mayor cubicaje. A las soluciones técnicas con las que logra estos resultados, Mazda las llama tecnología «Skyactiv» (más información). Al menos por ahora, el CX-5 está disponible con motores de cuatro cilindros y 2,0 o 2,2 litros de cilindrada (de gasolina y Diesel respectivamente).
Las prestaciones que hemos medido al Mazda CX-5 2.2D 150 CV 2WD (la versión Diesel con tracción delantera y cambio manual) han sido algo peores que las de la misma versión del CX-5 2012 pero sigue siendo un coche rápido para su potencia y tamaño (tabla comparativa).
En nuestro recorrido comparativo de consumo —trayecto de 143 km por autovía, con continuos cambios de nivel y a una media real final de 120 km/h— ha gastado 6,7 l/100 km. Es más que lo que gastó el BMW X1 (150 CV y 6,3 l/100 km), el Jeep Cherokee (140 CV y 6,2 l/100 km) y el Nissan Qashqai (130 CV y 6,3 l/100 km); el Honda CR-V (160 CV y el único de los mencionados con tracción total), gastó lo mismo.
Este motor Diesel es uno de los mejores por su suavidad de funcionamiento, respuesta y ruido que produce, bajo por intensidad y menos desagradable que la mayoría por tono. Es destacable cómo y hasta dónde sube de vueltas (el límite de giro está cerca de 5500 rpm).
La palanca de cambios tiene muy buen tacto y su manejo no presenta ningún problema. Posiblemente, tras el cambio del CR-V, cuya palanca tiene unos recorridos aún más cortos, sea uno de los mejores que hay en este tipo de coches.
El sistema de luz adaptativa de la unidad que he probado funcionaba de una manera que no sé si es la normal porque en ocasiones parece que el haz parpadea y resulta molesto. La luz, mediante ledes, es blanca e intensa.