El Picanto tiene una respuesta al acelerador que lo hace agradable de conducir, dentro de las limitaciones de un coche con este motor.
Falla en las mediciones de recuperación desde marchas largas, no porque le falte fuerza a bajo régimen, si no porque los desarrollos de transmisión son largos. Al régimen de potencia máxima (5.500 rpm) el Picanto rodaría a 175 km/h, mientras que a velocidad máxima (152 km/h) el régimen del motor es 4.777 rpm.
Por el contrario, su capacidad de aceleración está dentro de lo esperado teniendo en cuenta su potencia (65 CV) y peso (852 kilos ). No es de los mejores porque, por ejemplo, un Volkswagen Polo 1.2 con una relación peso-potencia mucho peor que el KIA (65 CV y 1.055 kilos) y un motor muy bueno, ha acelerado lo mismo que el KIA. Un Fiat Panda 1.2 (60 CV y 935 kilos), ha sido sólo un poco más lento.
Aunque el régimen de potencia máxima es 5.500 rpm, conserva buena capacidad de aceleración hasta pasadas las 6.000 rpm. El corte de inyección es a unas 6.500 rpm.
En general no es un coche muy ruidoso. Salvo a velocidades próximas a la máxima, o cuando se reduce a una marcha más corta y se lleva el motor un régimen muy alto, el ruido procedente del motor que llega al interior no es elevado comparado con otros coches pequeños.
A pesar de su longitud va bien en desplazamientos por carreteras rápidas, aunque estén bacheadas. Su estabilidad lineal parece buena y es cómodo de suspensión. En carreteras con curvas lentas abordadas a buen ritmo tiene un apreciable balanceo aunque no es un coche torpe, más bien al contrario. Curiosamente, tiene tendencia a perder motricidad en las arrancadas o al acelerar mucho en las curvas más cerradas.
El tacto de los frenos y del cambio, unido al que tiene el acelerador, hace que sea un coche muy fácil de conducir.