El Cherokee 2.5 CRD parece un todo terreno equilibrado. El motor turbodiésel 2.5 CRD aporta una buena relación entre prestaciones y consumos en este todo terreno. La marca anuncia una velocidad máxima de 170 km/h y un consumo medio de 7,5 litros/100 km.
No parece un motor muy ruidoso, aunque tampoco puede disimular su condición de Diesel, sobre todo al ralentí. En marcha se escuchan más los ruidos aerodinámicos y de rodadura que el propio motor, aunque sin llegar a un nivel realmente molesto. No es un motor particularmente elástico pero resulta agradable de utilizar en general. A partir de 1.800 rpm es donde empieza a empujar con más energía y tira con fuerza hasta llegar a la zona roja del cuentarevoluciones, a 4.300 rpm. El cambio manual tiene un escalonamiento de los desarrollos correcto y su accionamiento es suave y agradable.
Con la nueva dirección de cremallera (antes de recirculación de bolas) se ha ganado precisión de guiado, aunque con 3,4 vueltas de volante entre topes, sigue siendo un poco lenta y obliga a manotear mucho al maniobrar. Sin parecer torpe, tampoco es especialmente ágil en los giros cerrados en todo terreno.
La unidad que he conducido no tenía ABS(sólo disponible opcionalmente en el 2.5 CRD Jamboree). La frenada no parece mala y no resulta complicado dosificar la presión de frenada conveniente, pero sigue siendo más que recomendable este elemento de seguridad en un coche tan alto y pesado. Yo he probado a frenar en medio de un ligero apoyo y las reacciones han sido buenas, la parte trasera se mantuvo en su sitio y se mostró estable. En carretera rápida o autovía transmite bastante confianza al conductor porque pisa bien sobre el asfalto y no da sensación de que incline mucho la carrocería. Sí se aprecia en mayor medida el cabeceo del eje delantero, pero el guiado ha mejorado respecto al anterior Cherokee, un poco más subvirador que el nuevo modelo.
Fuera del asfalto es un todo terreno que se mueve muy bien en pistas de tierra o barro, aunque en zonas onduladas rebotan de forma acusada las suspensiones. En zonas trialeras también es un coche eficaz, aunque con algunas limitaciones. El recorrido de las suspensiones traseras es notable; el de las suspensiones delanteras es algo más corto, aunque admite muy bien un cruce de ejes acusado sin perder mucha tracción. El ángulo de ataque y salida parecen más que suficientes, en ningún momento ha tocado el paragolpes delantero o trasero, a pesar de atravesar obstáculos complicados. Al tener una batalla más larga que el anterior Cherokee sí es más fácil tocar con la panza. También es fácil golpear algún obstáculo con el cubre cárter al bajar por una fuerte pendiente, puesto que suspensión delantera independiente se hunde más de lo deseable en dichas circunstancias, aunque los bajos parecen bien protegidos.
La reductora le permite ser más eficaz en conducción todo terreno extrema, aunque en dicha situación podemos echar en falta un bloqueo del diferencial trasero. El coche tiene de serie un diferencial autoblocante (Trac Lock), pero su eficacia es casi nula cuando dejamos una rueda posterior en el aire.
Llama la atención que con la reductora engranada se acortan muchísimo los desarrollos de transmisión. Me han parecido mucho más cortos que en otros todo terreno. Gracias a esto y al elevado par del motor 2.5 CRD (343 Nm), este Cherokee es capaz de trepar por pendientes muy inclinadas sin necesidad de tocar ni siquiera el pedal del acelerador. El accionamiento de la palanca selectora de la tracción total y la reductora es un poco duro.