El conductor del Infiniti Q50 tiene casi toda la información concentrada en el cuadro de instrumentos y en dos pantallas de gran tamaño dispuestas en la consola. Infiniti denomina a este conjunto de dos pantallas «Infiniti InTouch». La superior, de 8 pulgadas (imagen), muestra planos del navegador y algunas funciones de la radio. La inferior, de siete pulgadas (imagen), sirve para manejar el ordenador de viaje, el climatizador y el equipo multimedia. Además, incluye diversas aplicaciones compatibles con un teléfono inteligente (por ahora, solo con los sistemas operativos de iPhone y Android), como son la gestión del correo electrónico o el calendario de «gmail», además de acceso a algunas redes sociales y otras funcionalidades. Más información sobre el funcionamiento y manejo del sistema multimedia
Ambas pantallas son táctiles, si bien existe la posibilidad de manejar algunas de sus funciones desde unos mandos que hay en el volante (imagen) o desde el mando redondo dispuesto entre los asientos (imagen). Estas pantallas no siempre reaccionan con prontitud a las indicaciones que se hacen con los dedos en los momentos posteriores a poner el contacto (o arrancar el motor). Transcurridos unos segundos, el funcionamiento sí es correcto.
La pantalla de menor tamaño, la inferior, da una calidad de imagen extraordinaria, similar a una tableta de buena calidad, y el reflejo de la luz solar no supone un problema para utilizarla. Lo que sí se nota mucho, en función de cómo incida la luz solar sobre ella, son las huellas que dejan los dedos. Como es una pantalla con una superficie muy brillante, se ensucia con facilidad con la grasa de las yemas de los dedos.
Desde mi punto de vista, estas dos pantallas pueden producir distracciones si se manejan en marcha. Por una parte por la gran cantidad de información que aglutinan. Por otra, porque no tienen botones físicos que se puedan reconocer al tacto y obligan a retirar la vista de la carretera. Una solución que he encontrado ha sido aprender a sacar partido al sistema de reconocimiento de voz. Este dispositivo permite acceder a la mayor parte de funciones que se pueden necesitar en marcha, como introducir una dirección completa en el navegador, marcar un número de teléfono o cambiar la fuente de sonido. Su funcionamiento, sin ser tan bueno como el de BMW o Mercedes-Benz, sí me parece suficientemente satisfactorio.
El puesto de conducción es muy bueno por la posición de pedales, volante y calidad del asiento. Esos asientos sujetan correctamente, pero lo mejor, es que dan un apoyo uniforme a toda la espalda y las piernas, y la dureza de su mullido está bien escogida (tirando a firme, pero no demasiado duro).
La habitabilidad, especialmente en las plazas traseras, es comparable a la de los modelos de menor longitud (como un BMW Serie 3 o un Mercedes-Benz Clase C) que a los que miden un poco más que él (como un BMW Serie 5 o un Mercedes-Benz Clase E). Infiniti presume de que la batalla de este coche es la mayor (2,85 m) de entre los coches similares pero, aún con eso, no es un coche sobresaliente por la amplitud, especialmente en esas plazas traseras (imagen). Según nuestras mediciones, en el asiento trasero hay 71 cm desde el respaldo (donde apoya la zona lumbar) hasta el respaldo delantero (donde tocan las rodillas con el asiento). Son dos centímetros más que en el Clase C, los mismos que en un Lexus IS y dos menos que en el A4 y el Serie 3. La altura al techo en las plazas traseras es 87 cm, lo que le coloca entre los coches con peor cota entre los de su tamaño (tabla comparativa de mediciones interiores), si bien este dato corresponde a una unidad con techo solar, elemento que siempre resta espacio para la cabeza; sin este elemento, se ganan unos dos o tres centímetros. Las diferencias de espacio entre todos estos modelos señalados quizá serán inapreciables si las plazas traseras se van a utilizar para llevar a niños o adultos de estatura próxima a la media, pero sí pueden ser decisivas si tiene que viajar gente de estatura elevada.
En ningún caso el Infiniti Q50 es de los más recomendables para llevar a tres pasajeros detrás: la plaza central no es cómoda y el túnel de la transmisión es muy alto y voluminoso. Ahora bien, hay que tener en cuenta que para esta función, ninguno de sus rivales, especialmente los de tracción trasera (BMW y Mercedes-Benz), son adecuados pues que todos tienen el mismo problema (un túnel central que ocupa el espacio donde deberían ir los pies del pasajero central).
El maletero es grande pero sus formas son irregulares: el piso está inclinado hacia arriba en la mitad final y las paredes laterales se estrechan mucho en esa zona (se aprecia bien en esta imagen). Sus 500 litros se pueden aprovechar bien si nuestro equipaje consta de bultos de distintos tamaños que permitan rellenar los huecos, pero es más difícil si son maletas grandes. Este maletero no tiene rueda de repuesto (en su lugar hay una superficie de corcho para llevar alguna herramienta, imagen), ni cabría una. En la parte inferior del maletero, la que está en contacto con la chapa, hay un recubrimiento (posiblemente para aislar del ruido) que da una impresión pobre, imagen. El maletero de la versión híbrida es 100 litros más pequeño porque la batería ocupa parte del mismo (la profundidad disminuye de 98 a 67 cm).