En las cualidades relacionadas con la suspensión hay una diferencia apreciable entre el Accent y otros coches de su tamaño de reciente aparición, como un Renault Clio o un Peugeot 207. Lo que le falta para ser tan seguro como otros coches es control de estabilidad, que no puede tenerlo ni en opción. Sí puede ser un coche agradable para quien lo utilice principalmente por ciudad, porque en estas circunstancias todos los mandos tienen un tacto suave que hacen que sea cómodo de llevar.
En carreteras rápidas en buen estado el Accent va bien y puede transmitir confianza. A medida que el piso empeora o que abundan curvas, las reacciones del Accent se deterioran más de lo normal: si pisa un bache en plena curva o hay una deceleración brusca, no mantiene la trayectoria tan bien como otros coche que tienen control de estabilidad, ni como otros que no lo tienen. Es de esos coches en los que el movimiento de la carrocería no transmite bien al conductor cómo está apoyado el coche en cada momento.
La versión Full tiene neumáticos 205/45 R16. Con estos neumáticos el coche gana algo de precisión comparado con la versión que tiene los neumáticos de serie. No obstante, la adherencia de estos neumáticos tampoco me ha parecido alta en relación a lo anchos que son.
Aunque la suspensión es blanda, le falta un poco de capacidad para absorber las irregularidades: es muy blanda en extensión pero no tanto en la fase de compresión.
Los frenos no detienen al coche en distancias muy cortas. Su resistencia al calentamiento es suficiente para hacer varias frenadas seguidas sin preocupación.
Al menos en nuestra unidad de pruebas, el ABS no tenía un funcionamiento completamente satisfactorio: después de una súbita y brusca maniobra de esquiva, el ABS alargaba considerablemente las distancias de frenado (el pedal se endurecía apreciablemente y se notaban en él las típicas pulsaciones del ABS), incluso con el coche y las ruedas ya rectas.