El Mondeo Sportbreak va muy bien en carreteras lentas, teniendo en cuenta su tamaño, porque reacciona adecuadamente a las indicaciones del volante y cambia de apoyocon facilidad. Como la dirección tiene buen tacto, el conductor tiene muchas posibilidades —más que en otros modelos de similares características— de sentir en qué circunstancia está el coche en cada momento.
En carretera rápida, como autopistas y autovías, tiene el aplomo de los coches grandes y rueda con gran suavidad sobre todo porque apenas se escucha el motor ni el viento. Lo que más se oye, con diferencia, es el ruido que producen las ruedas en contacto con el asfalto —nuestras unidades de pruebas tenían unas Continental Sport Contact 2 de medidas 235/40 ZR 18 95Y— pero tampoco influye en la comodidad con la que se puede hacer un viaje.
Al menos con estas ruedas no me parece especialmente confortable de suspensión: un Citroën C5 Tourer traslada menos el estado del piso a los ocupantes.
Dado cómo va de serie, no me parece interesante la opción de suspensión deportiva porque puede hacer al coche incómodo, aunque es algo que no hemos comprobado —no hemos podido probar un Mondeo con este elemento—.
Hay disponible una suspensión trasera autonivelante, de serie para algunas versiones y opcional para otras, que sí puede ser una buena elección si se va a cargar el maletero con objetos muy pesados.
Donde se nota claramente que es un coche grande es a la hora de maniobrar porque necesita mucho espacio. En ocasiones, con el Mondeo Sportbreak hay que hacer una maniobra más que con otros coches parecidos. Por ejemplo, un Škoda Octavia Combi gira más.
2.2 TDCi 175 CV
El Mondeo Sportbreak 2.2 TDCi 175 CV, motor que dejó de estar disponible en marzo de 2010 con la llegada del 2.0 TDCi de 163 CV y cambio automático de doble embrague «Powershift», tiene buena respuesta al acelerador. Se diferencia de ciertos coches con motores turbodiesel de sus características porque no le cuesta mucho comenzar la marcha desde parado. Por ejemplo, en frío no hay que utilizar el embrague excesivamente para subir la rampa de un garaje. Tampoco le cuesta ganar velocidad si se dobla una esquina muy estrecha en segunda. Esas maniobras son más incómodas, por ejemplo, en un Opel Insignia con motor 2.0 CDTI de 160 CV.
La respuesta al acelerador de esta versión del Mondeo Sportbreak una vez va lanzado también es satisfactoria. Entre los coches similares, sólo me parece claramente mejor el Renault Laguna Grand Tour con el motor 2.0 dCi de 177 CV —es extraordinario por su inmediata e intensa respuesta—.
Según nuestras mediciones (más información), la capacidad de aceleración del Mondeo Sportbreak 2.2 TDCi 175 CV es la que cabe esperar de un coche de su potencia, peso y tamaño. El tiempo mínimo que necesita para pasar de 80 a 120 km/h es 6,4 s. Un Mondeo 5p 2.0 TDCi de 140 CV (Diesel) necesita 7,3 s y un Mondeo 5p 2.5i de 220 CV (gasolina) tarda 5,2 s—.
Si no se circula habitualmente por carreteras de segundo orden donde haya que adelantar en poco espacio o con fuertes pendientes, el Diesel 2.0 TDCi de 140 CV puede ser suficiente.
2.5i de 220 CV
Con el motor de gasolina más potente disponible hasta marzo de 2010, el 2.5i de 220 CV que ha sido reemplazado por un 2.0 SCTi de 203 CV, el Mondeo Sportbreak daba un resultado muy satisfactorio.
Me ha gustado mucho por su funcionamiento, no así por su consumo. Tiene una buena respuesta al acelerador y un sonido bonito. Responde con la fuerza que sólo tienen los motores turboalimentados, es decir, no hay que usar mucho el cambio de marchas para conseguir una aceleración —es lo que suele ocurrir en los motores sin turbo).
El consumo del Mondeo Sportbreak 2.5i de 220 CV ha sido prácticamente el mismo que el de la versión de 5 puertas con ese mismo motor. Viajando por autopista a una velocidad sostenida de unos 140 km/h gasta algo más de 9,0 l/100 km. El indicador de consumo del ordenador de a bordo es casi exacto —ha marcado 0,2 l/100 km de menos—.