Desde fuera, se escucha claramente el traqueteo a Diesel típico de estos motores, sobre todo en frío.
Una vez dentro y con las ventanillas subidas, ocurre todo lo contrario. Llega muy poco ruido o vibraciones al interior, tanto al ralentí como al acelerar mucho o al circular a una velocidad elevada; no es de los más silenciosos (por ejemplo un Avensis 2.0 D4D, hace menos ruido), pero es más que satisfactorio.
Este es uno de los aspectos que más ha mejorado con respecto al anterior Mondeo TDCi de 130 CV (con caja de cinco velocidades), que era un coche ruidoso y algo hosco. El nuevo no es más silencioso a alta velocidad porque tenga un desarrollo más largo (incluso circulando cerca de las posibilidades máximas en quinta velocidad, que tiene un desarrollo igual al modelo sustituido, sigue haciendo poco ruido), sino porque está mucho mejor aislado.
El motor resulta brillante entre 2.000 y 4.000 rpm, aunque hasta unas 4.500 da una importante capacidad de aceleración. Por debajo de 2.000 es no es de lo que tienen más fuerza pero tampoco de los que menos.
Con un desarrollo así de largo (de 57,1 km/h cada 1.000 rpm), se puede ir muy deprisa manteniendo un régimen de motor bajo. En carreteras despejadas es posible circular casi siempre en sexta velocidad, incluso con el coche cargado y sin que la carretera sea rigurosamente llana. Por el contrario, suele ser necesario tener que recurrir a quinta velocidad si hay que ganar velocidad (con cierta rapidez) por debajo de unos 110 km/h.
En condiciones normales el motor no pasa de 3.500 rpm en sexta velocidad. Para alcanzar los 208 km/h que declara Ford como velocidad máxima, el motor tendría que llegar hasta 3.650 rpm en sexta velocidad.
Las prestaciones de nuestra unidad de pruebas han sido ligeramente más lentas que las que medimos en el Mondeo 2.0 TDCi 130 CV con carrocería de cinco puertas. Se puede explicar porque el peso de la carrocería familiar es unos 80 kilos mayor.
Su capacidad de aceleración y recuperación en cuarta y quinta velocidad es buena teniendo en cuenta otros modelos similares de semajante peso y potencia. Queda ligeramente descolgado en la recuperación desde sexta velocidad porque el motor pasa mucho tiempo muy bajo de vueltas (comienza la maniobra a 1.400 rpm); necesita 16,2 segundos para pasar de 80 a 120 km/h, frente a los 10,6 en que tarda en quinta velocidad. Un Skoda Octavia TDI 130 CV (con un desarrllo de 54,7 km/cada 1000 rpm) hace esa maniobra en 12,8 segundos y pero un Renault Laguna 1.9 dCi de 120 CV con un desarrollo más corto (53,7 km/h/cada 1.000 rpm) tarda más . (17,2 segundos).
El consumo es bajo en casi cualquier circunstancia. Es posible hacer una media de 143 km/h con en coche cargado en una carretera poco accidentada (medido en un recorrido 350 kilómetros todos por autovía) y gastar 7,3 l/100 km. Para obtener una velocidad media semejante, pero en una carretera más accidentada y con más tráfico, que obligaba a acelerar más veces a fondo y a utilizar la quinta velocidad el consumo fue 8,5 litros cada 100 km. Conduciendo de forma suave o muy suave por carreteras y con poca ciudad es posible no pasar de 6,5 litros de media.