El habitáculo del Focus ha mejorado en lo práctico porque es más fácil hacerse a los mandos, que están mejor distribuidos, y porque la amplitud y el confort son mayores. Sin embargo, al acceder por primera vez y también con el transcurso de los días de prueba, hemos sido varios los redactores que coincidimos en que la sensación general de calidad no es muy elevada, sino sólo correcta. Hay detalles mejor cuidados en algunas de sus alternativas de coste parecido, como el KIA Ceed, que probamos a la vez.
Nos reafirma en esta impresión el hecho de que, durante la conducción, se oyen crujidos procedentes del techo, de los plásticos del salpicadero y de la consola central. Especialmente si el firme de la carretera no es perfecto. Puede influir que la versión que probamos tuviera el nivel de equipamiento ST Line, con suspensión más firme y ruedas de perfil bajo, pero este tipo de accesorios suelen tenerlos otros muchos coches que probamos y la presencia de ruidos no es la tónica general.
Todo esto, pese a que hay más superficies cubiertas por plástico acolchado que antes (como la parte superior de las puertas, incluidas las posteriores) y prácticamente todos los huecos portaobjetos están revestidos de goma o moqueta (a excepción de la guantera, curiosamente). Los ajustes de las piezas de plástico que están más a la vista son los mejor resueltos, aunque en algunas zonas no están especialmente bien cuidados: la consola que separa los dos asientos delanteros, por ejemplo, se mueve ostensiblemente hacia los lados al tocarla con los dedos y el guarnecido del techo no ajusta perfectamente con el parabrisas (es posible meter un dedo en la rendija que queda). La moldura cromada de la palanca de cambios también estaba mal ajustada.
De acuerdo con nuestras mediciones de interior, el Focus 2018 tiene un habitáculo claramente más amplio que el del modelo anterior (ficha comparativa). Frente a sus alternativas con carrocería de tamaño similar ha pasado de estar en un término medio a estar entre los mejores, especialmente por espacio para las piernas y anchura entre puertas en las plazas posteriores.
El acceso a las plazas traseras en las variantes con carrocería de cinco puertas, sin ser malo, nos ha parecido ligeramente peor que en el modelo precedente. No es un problema achacable al tamaño del vano que liberan las puertas (bastante grande), sino más bien a sus formas, pues la caida del techo en ese punto obliga a agachar la cabeza para no golpearse contra el marco (en este aspecto, el Focus Sportbreak está mucho mejor resuelto). Una vez dentro, el espacio para las piernas y la altura libre hasta el techo permiten que dos adultos de hasta 1,90 metros de altura (aproximadamente), se puedan acomodar con facilidad. A pesar de que la anchura entre puertas también es bastante buena (138 cm), no resulta suficiente para que un tercer ocupante quepa de manera holgada, situación que, no obstante, se da en todos sus rivales.
Hemos medido 72 cm de espacio longitudinal en esta fila de asientos, cuatro más que en el modelo anterior y más de lo que ofrecen la mayoría de sus rivales; unicamente el Nissan Pulsar (81 cm), el Škoda Spaceback (74 cm) y el Opel Astra (73 cm) son mejores en esta cota. En este vídeo está explicado cómo hacemos esta medición para que sea comparable entre todos los coches.
El maletero del Focus de 5 puertas tiene 375 litros de capacidad, un volumen correcto para el tamaño del coche pero lejano al de los más espaciosos: Honda Civic 5 puertas (478 litros), Fiat Tipo 5 puertas (440 litros) y Škoda Spaceback (415 litros). A pesar de ello, es un maletero fácil de aprovechar porque sus formas son muy regulares y tiene varios elementos para facilitar la colocacion de algunos bultos: hay unos ganchos de plástico en la parte inferior de la bandeja que sirven para colocar los triángulos de señalización, otros cuatro metálicos alrededor del piso para acoplar una red portaobjetos y perchas en las paredes laterales. También tiene dos plafones de iluminación (más habitual es que haya un solo punto de luz) y, en algunas versiones, una trampilla escamoteable en el asiento central posterior para transportar objetos largos (imagen). En el coche que probamos, bajo el piso estaba el altavoz de graves, que hay que extraer del hueco de la rueda de repuesto para poder sacar esta de su alojamiento. También hay una pieza de poliestireno expandido con pequeños compartimentos.
La variante con carrocería familiar (Ford la denomina Sportbreak) sí sobresale por volumen de maletero: 608 litros. De acuerdo con nuestra base de datos, únicamente hay un modelo de tamaño similar que tenga uno más capaz, el Škoda Octavia Combi (610 litros). Además, el piso del maletero de esta variante está dividido en varias secciones, de manera que se puede colocar una de ellas en posición vertical para crear espacios de carga separados. Cuando la cortinilla cubreequipaje no se usa, se puede guardar en un hueco especialmente diseñado bajo el piso. Algunas versiones pueden tener un portón con apertura y cierre automatizados y unos tiradores en las paredes laterales que sirven para abatir los respaldos de los asientos posteriores.
El diseño del salpicadero del Focus 2018 es completamente distinto al del modelo precedente, pero a rasgos generales, muy parecido al del Fiesta. La consola ahora invade mucho menos el espacio destinado al conductor y pasajero, hay muchos menos botones y, en general, resulta más sencilllo acceder a las distintas funciones del vehículo. Además Ford, con buen criterio desde nuestro punto de vista, ha mantenido algunos botones físicos para las funciones que se utilizan con más frecuencia, como por ejemplo el climatizador, el volumen del sistema de sonido o las sintonías de la radio (imagen).
Entre el equipamiento de confort disponible están algunos elementos que son comunes a modelos como el Hyundai i30 o el KIA Ceed, como la calefacción para los asientos y el volante. Las plazas posteriores carecen de salidas de ventilación centrales y de puntos de conexión USB.
La pantalla del sistema multimedia es de serie en todos los Focus, pero su tamaño difiere en función del nivel de equipamiento seleccionado: las versiones Trend tienen una de 4,2 pulgadas (que no es táctil), las Trend Edition una de 6,5 pulgadas y el resto una de 8 pulgadas (imagen de esta última). Por el momento solo hemos probado la de mayor tamaño y nos ha parecido muy satisfactoria porque tiene menús claros y bien estructurados, es rápida ante las pulsaciones con los dedos y se ve bien incluso cuando la luz solar incide directamente sobre ella.
La interfaz SYCN 3 de Ford es buena en cuanto a la usabilidad y la facilidad de manejo. El único defecto importante que vemos es el exceso de mensajes de aviso que aparecen, con varias líneas de texto, cada vez que se conecta un dispositivo. Son mensajes relativos a la conexión de datos o a la activación de aplicaciones. No solo resultan molestos, sino que requieren pulsar la pantalla para aceptar y distraen la atención, con frecuencia, cuando ya se ha iniciado la marcha. La cámara de marcha atrás ofrece una calidad de imagen excelente, casi inusual en coches de coste parecido (imagen).
El equipo de sonido «B&O» (de Bang & Olufsen) de nuestra unidad de prueba era el más potente que Ford ofrece para el Focus. Su calidad de sonido no nos ha parecido comparable a la de los mejores sistemas de sonido opcionales de otros modelos que compiten con el Focus, teniendo en cuenta que solemos probarlos con fuentes de música de calidad normal, principalmente Spotify. Hay equipos que permiten cierto deleite pese a que la fuente sea sencilla. No es el caso en el Focus.
Por el momento, Ford no ofrece para el Focus una instrumentación compuesta por una pantalla, una solución que ya emplean muchos modelos contra los que compite (por ejemplo, el Volkswagen Golf, el Audi A3 o el Renault Mégane). No obstante, la que tiene no nos parece en absoluto mala porque muestra la información de manera clara y ordenada (es la misma que Ford utiliza en el Fiesta; imagen). Como novedad en esta generación, Ford ofrece un sistema de información proyectada en una lámina de plástico que cumple con su cometido de manera ejemplar: se ve muy bien (incluso con gafas de sol polarizadas, algo poco habitual), el área de visualización es grande y las indicaciones son a color (imagen). Es uno de los mejores «head-up display» que hemos probado independientemente del precio del coche.
Los asientos delanteros de serie nos han parecido simplemente correctos y, en general, algo peores que los del modelo anterior (y que los de las generaciones anteriores). El agarre lateral es bueno y el respaldo resulta confortable, pero la banqueta tiene poco mullido y es posible que llegue a cansar en viajes largos. Opcionalmente se pueden pedir otros con más ajustes de lo normal —longitud de la banqueta y altura de la parte delantera de la misma o reposacabezas con regulación longitudinal, entre otros— que, no obstante, mantienen el mismo mullido de los de serie.